Julia de Pablo Martínez: “Además de talento, hacen falta trabajo y esfuerzo para conseguir buenos resultados”

Un total de 16 alumnos y alumnas han obtenido el Premio Extraordinario de Bachillerato en Castilla y León correspondiente al curso 2020-21. Por provincias, Valladolid cuenta con cuatro, León con tres, Salamanca con dos, Ávila, Palencia, Segovia y Soria con uno y Burgos con dos. Entre estos últimos se encuentra Julia de Pablo Martínez, vallisoletana de nacimiento y arandina de condición. Y es que es en Aranda de Duero donde ha transcurrido la vida de Julia, estudiante del CC «San Gabriel» de esta localidad burgalesa.

Este curso comienza para ella una nueva aventura, el principio del resto de su futuro: la carrera de Ingeniería Aeroespacial en la Universidad Carlos III de Madrid. Hacia ella se encamina, con la recompensa de su esfuerzo y dedicación en «Gabrielistas» bajo el brazo. Ya lo decía Virgilio en La Eneida: audaces fortuna iuvat.

¿Cómo te sientes después de ganar este Premio Extraordinario de Bachillerato?

—Emocionada y muy halagada por el reconocimiento a mi trabajo y esfuerzo; y a la dedicación de mis padres y profesores que me han apoyado durante mis estudios.

¿En qué ha consistido exactamente la prueba para poder optar a dicho reconocimiento?

—Para poder presentarte había que tener como mínimo un 8,75 de nota media en el Bachillerato (yo tenía un 10). Son tres exámenes en una mañana. El primero consistió en hacer un ensayo sobre un tema dado. El segundo, un examen del idioma extranjero (yo hice de inglés). Para el tercero había que elegir una asignatura de tu especialidad (yo hice de Física). Son 16 premios en toda Castilla y León, pero en Burgos son solo dos, pues depende del número de estudiantes en la provincia (hay provincias con más y otras con menos).

La prueba se supera con más de 24 puntos sobre 30 (10 cada examen), y el premio es para los mejores de cada provincia. Como es algo oficial y aparece en el expediente académico, se publican los premiados en el Boletín Oficial de Castilla y León.

Además del expediente académico, ¿influye de alguna manera la opinión de tus profesores durante los dos cursos de Bachillerato?

—La opinión de los profesores no se tiene en cuenta, porque se trata de una prueba objetiva basada en la nota obtenida en los exámenes de los que consta la prueba.

¿Qué enseñanzas te llevas de estos dos años de Bachillerato, tanto a nivel académico como personal? ¿Cambiarías algo en los planes de estudios o en la manera de enseñar?

—Académicamente he aprendido que, además del talento, son necesarios el trabajo y el esfuerzo para obtener buenos resultados. Personalmente, los valores que he adquirido son muy importantes para mí, porque me ayudan a ser una buena persona que pueda servir a la sociedad en la que vivimos.

 La enseñanza debería ser más personalizada, para atender las necesidades individuales. Debería ser más práctica y menos teórica, y que nos prepare mejor para la universidad.

Has elegido cursar el Bachillerato tecnológico. ¿Siempre has tenido claro cuáles eran tus asignaturas favoritas?

—He hecho el Bachillerato tecnológico, porque siempre me ha gustado mucho ese ámbito, y mis asignaturas favoritas han sido siempre Matemáticas y Física, aunque sin olvidar nunca las asignaturas de Humanidades, ya que me encanta también la Historia.

Así que, en tu caso, el mito de que a los alumnos de esta rama no les gustan las asignaturas de letras no es cierto…

—Efectivamente. Me gustan mucho esas asignaturas y, para no alejarme del todo de las Humanidades, he decidido participar en la Escuela de Liderazgo Universitario de la UFV (Universidad Francisco de Vitoria). Allí podré complementar mi formación tecnológica con otros aspectos más sociales y humanos.

Supongo que en tu clase, como en la mayoría de aulas de Bachillerato tecnológico no había muchas alumnas. ¿A qué crees que es debido?

—Es cierto que la mayor parte de las chicas que hacen el Bachillerato de Ciencias lo hacen por la rama Sanitaria. Parece como si las mujeres siguen queriendo ser cuidadoras o educadoras, son mayoría en Medicina o Magisterio, por ejemplo.

¿Crees que se fomenta suficiente desde los centros educativos las llamadas “carreras STEM” para las alumnas?

—Creo que no. No se hace mucho para hacer este tipo de carreras atractivas a las chicas, para quitar ese mito de que a las chicas no les gustan materias como las Matemáticas o la Tecnología.

En tu caso, te debatías entre el mundo de las ingenierías y Matemáticas. Al final te has decantado por la Ingeniería Aeroespacial…

—Al final me he decidido por una ingeniería porque tiene una aplicación más práctica, que me apetecía más en este momento. He elegido Aeroespacial porque me gusta el mundo de los vehículos de todo tipo, y en esta carrera puedo desarrollarlo y profundizar.

¿Cómo será la Julia del futuro, cuando termine la Universidad? ¿Dónde te visualizas trabajando, cuáles son tus sueños?

—Es complicado saber cómo será el futuro, ya que todo cambia muy rápidamente. Los trabajos del futuro es posible que no existan en la actualidad. Quiero ser una persona suficientemente preparada para afrontar los retos que nos depare el futuro, sean cuales sean.

¿Piensas que reconocimientos como los Premios Extraordinarios de Bachillerato que otorga la Junta de Castilla y León ayudan a inculcar un espíritu de esfuerzo y superación a los alumnos?

—Creo que es una motivación para superarte y obtener un premio al esfuerzo. Estoy convencida de que todos los que nos presentamos nos hemos esforzado para hacerlo lo mejor posible.

Además de una gratificación personal, el premio que has recibido tiene una dotación económica. ¿Has pensado invertirla en algo relacionado con tu formación?

—Para mí es más importante el premio en sí, por el reconocimiento que supone. Pero también está bien recibir la recompensa económica, que voy a dedicar a los gastos personales que tengo ahora que estoy estudiando fuera de casa.