El teatro, en búsqueda de su propia revolución

Existen multitud de formas artísticas a través de las cuales los jóvenes pueden expresar sus emociones, sus miedos, sus inquietudes y, de esta manera, aprender a transmitir al mundo qué les preocupa. En esta ocasión hablamos del teatro. La mayoría de los centros educativos tienen en sus planes extraescolares esta actividad, la cual se ha demostrado en numerosas ocasiones la cantidad de beneficios que tiene para el aprendizaje y desarrollo personal de los alumnos.

Es el caso de “Tachán”, uno de los grupos de teatro del IES “Clara Campoamor” de Móstoles (Madrid). El nombre, su origen y sus integrantes tienen su propia historia. Todos los actores del elenco ya formaban parte del grupo oficial del centro, “Clamor”.

Debido a que en este último solo se puede permanecer, salvo algunas excepciones, hasta terminar Bachillerato, unos cuantos jóvenes tomaron la decisión de crear otro grupo vinculado al instituto y continuar con la dinámica de trabajo de su predecesor. “Tachán” se creó en septiembre de 2019, con vistas a representar su primera obra en abril de 2020, pero la pandemia no les permitió tener su deseado estreno.

Por ello, es este curso 2021-22 cuando han vuelto a subirse a las tablas y ya están inmersos en el nuevo proyecto. El nombre del grupo es un homenaje a Marga, antigua directora de “Clamor”.

“Tachán” no trabaja con un guion predeterminado, sino que son los actores, con ayuda de los directores, Anaïs Montero y David Haba, quienes se encargan de darle forma a la obra partiendo de un tema que les proporciona el centro, y este año es Revoluciones. El resultado es fruto de una creación colectiva que llevan a cabo a través de improvisaciones.

El tema de inicio no suele tener fines educativos, pero son los propios alumnos los que, de una manera o de otra, siempre trasladan sus preocupaciones al escenario y le aportan su toque reivindicativo.

La principal diferencia de este año respecto a los anteriores es que no habrá Muestra de Teatro en Móstoles debido al Covid, por lo que la representación de la obra no se enmarcará en ese contexto educativo pudiendo compartir sus creaciones con otros centros. Por un lado, el grupo pierde ese factor tan enriquecedor, a la par que gana libertad para fijar ellos mismos la fecha de estreno.

El teatro y, en concreto la creación colectiva, involucra en su práctica el trabajo en equipo, el desarrollo de la creatividad, el compañerismo, etc. Pero, ¿en qué ayuda personalmente a los alumnos? ¿Laboralmente tiene algún tipo de beneficio? Los actores nos sacan de dudas.

Mónica Rubio, asegura que “el teatro me hizo conocerme y me dio mucha confianza en mí misma. La gente puede creer que el haber estado años en teatro no ha servido para nada pero, por ejemplo en lo laboral, me ha ayudado mucho. El haber cogido confianza y quitarme los miedos a la hora de tratar con las personas y, sobre todo, en atención al cliente”.

David Gibello, explica que “a mí el teatro me ha ayudado sobre todo a perder la vergüenza y a expresarme como realmente soy. También a la hora de entrar en el mundo laboral, el saber comunicarme con la gente”.

Por su parte, Alberto Polaino, cuenta que “el teatro me ayuda a soltar cosas que de otra forma no podría y a desconectar de mi vida. Además, laboralmente me sirve para saber improvisar ante cualquier situación y ser mentalmente más ágil y empatizar mejor”.

Jaime Sigüenza subraya que se metió a teatro “para perder el miedo a hacer el ridículo, para explorar mi capacidad de abrirme realmente a la gente y, aunque estoy en proceso, poco a poco lo voy consiguiendo. Laboralmente el teatro puede servir de cara a afrontar entrevistas de trabajo desde una perspectiva más distante sin ponerte tan nervioso y considerando qué quieres transmitir metiéndote en el personaje”.

David Haba, director del grupo junto a Anaïs, indica que gracias al teatro “puedo superar el día a día, a desahogarme y volcar sensaciones y sentimientos, el seguir explorando mi parte creativa”.

Antes de ser director, también pasó muchos años en “Clamor”, donde ganó varios premios incluso a nivel individual en los certámenes en los que participaba el grupo, pero asegura que “queríamos sacar el proyecto adelante y al final Anaïs y yo somos los que teníamos experiencia a la hora de dirigir».

Sin duda, lo que mejor resume la trayectoria de estos jóvenes actores es: familia. La conexión que emana el grupo cuando se les ve sobre las tablas sobrepasa cualquier tipo de relación humana. Ya salieron del instituto, pero su vinculación al centro y su amor por el teatro hacen que parezca muy sencillo transportar sus ideas al escenario y, en unos meses, las podrán compartir con el público.