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Afrontar la actualidad

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Los ojos de un niño no están preparados para ver según qué cosas. Pero a veces las ven y tenemos que ayudarles a que las entiendan. ¿Qué podemos hacer para que el impacto de la actualidad no dañe a nuestros hijos? ¿Cómo les podemos ayudar a afrontar tantas noticias negativas?

Los medios de comunicación transmiten la cruda realidad con pretendida objetividad y sin mirar a quién. En su caso, la palabra objetividad no significa decir las cosas como son, sino como las presenta el objetivo de la cámara. Nos muestran una realidad pasada por el obturador, despojada de todo lo que no sea informativamente interesante, lo que hace que las más de las veces la información se convierta en tosquedad, crudeza y parcialidad. Pero si esas cosas que llenan la actualidad afectan a los adultos, ¿qué repercusiones no tendrán en la mente de un niño?

La realidad está ahí y no podemos obviarla, la actualidad hierve en noticias sangrientas, tremendas y grotescas, que no podemos esconder bajo la alfombra. Quizá ciertos sucesos tengamos que guardar fuera del alcance de los niños; sin embargo, hay cosas de las que se van a enterar y otras que tenemos que decírselas nosotros, la cuestión está en cómo hacerlo.

Página de sucesos

A edades tempranas debemos evitar que nuestros hijos reciban demasiados estímulos negativos especialmente mediante la televisión. No se trata de arrancar la página de sucesos del diario ni de taparle al niño los oídos para que no se entere de lo ocurre en el mundo. La cuestión es que si ha oído o visto algo, no podemos disimular o cambiar de tema, sino explicárselo de manera que lo entienda y no le genere angustia. Cuando la noticia sea importante o próxima, hay que adelantarse a explicarle lo que ha ocurrido antes de que reciba la información por otro lado.

Hemos de estar alerta a sus reacciones ante noticias especialmente trágicas como guerras, atentados, catástrofes, accidentes… Este tipo de contenidos suelen provocar ansiedad, miedo, inseguridad, obsesiones, tristeza… y nosotros no nos podemos quedar con los brazos cruzados.

Ante algo que ha visto u oído y que le ha impresionado, puede ocurrir que no nos lo diga –justamente porque le ha impresionado mucho–, pero sí que lo manifieste de otra manera: falta de apetito, de ganas de jugar, de atención, de actividad en general… Hemos de estar atentos a esos síntomas, para hablar con él o ella cuanto antes.

En el caso de que muestre preocupación por un tema, es muy bueno facilitarle que manifieste lo que siente mediante dibujos, conversaciones, cuentos, juegos… Un dibujo puede ser una válvula de escape mediante el cual saca su angustia y canaliza sus temores.

En ocasiones tendremos que pedir ayuda a la escuela. Muchos centros escolares, ante una noticia impactante, realizan actividades de concienciación y asimilación. Si vemos que nuestro hijo o hija están ansiosos por algún acontecimiento, podemos acudir al colegio para ver la conveniencia de tratar el tema en clase.

Siempre, y más en una situación así, debemos darle mucho cariño. El afecto le otorgará seguridad para afrontar el varapalo.

Realidad o ficción

Lo que ocurre en las películas, aunque lo parezca, no sucede de verdad: hay actores que interpretan un papel, decorados y efectos especiales; lo que nos muestran los Telediarios o los periódicos, en cambio, es real. Saber distinguir entre fantasía y realidad es el primer paso que debemos ayudar a dar a nuestros hijos. El cine es cine y la realidad es realidad: no la podemos esconder ni ignorar.

Analicemos, antes que nada, cómo vivimos nosotros ese tipo de noticias. Veamos si nos angustiamos en exceso o qué comentarios hacemos, porque quizá estamos emitiendo más temor que la propia tele. Transmitiremos calma si nosotros estamos calmados; si estamos ansiosos, transmitiremos ansiedad.

Vamos a explicarle las cosas al ritmo de las preguntas que nos haga, sin decir más de lo que pueda entender ni menos de lo que necesite. Debemos ser lo más claros posible y ponernos a su nivel.

Tras una noticia que le haya conmocionado, hay que intentar no darle demasiadas vueltas y volver a la normalidad lo antes posible. Podemos aprovechar estas situaciones para hablar sobre el dolor y la muerte. Son temas que no podemos eludir y que tenemos que afrontar y enseñar a afrontar a nuestros hijos. Algunas noticias nos brindan la ocasión para tratarlos con ellos.

Por último, no nos quedemos sin hacer nada, tomemos iniciativas de solidaridad, como asistir a manifestaciones o colaborar en acciones de ayuda a los afectados de una guerra, una inundación, un terremoto o un atentado, donar sangre… De esta forma verá que no somos indiferentes a lo que ocurre en el mundo y que lo importante es buscar soluciones.

Cómo se lo explico

En muchas ocasiones tendremos que explicarles a nuestros hijos pequeños un suceso trágico. Sugerimos hacerlo de esta manera:
• Desdramatizar la situación y mantener una actitud serena.
• Comunicar optimismo y la seguridad de que todo se arreglará.
• Transmitir la idea de que las personas son buenas y que los que hacen el mal son una minoría, gente con problemas o que, en el fondo, no saben lo que hacen. Le podemos poner ejemplos positivos de gente buena y solidaria.
• Inculcarle que, a pesar de las apariencias, son cosas poco frecuentes, excepciones, y por eso son noticia.
• No rehuir las preguntas. Si lo hacemos, buscará las respuestas en otro lado. Al revés, tenemos que alegrarnos porque nos lo pregunte.
• Adecuarnos a la edad, a las circunstancias y al lenguaje del niño.

Situaciones a evitar

A continuación, veamos algunas situaciones que muestran actitudes que deberíamos evitar a la hora de ayudar a nuestros hijos a afrontar la actualidad:
• Valentín: “Cuando vemos las noticias a la hora de comer y hablan de alguna catástrofe el niño se pone a llorar: es un miedica”
• Nerea: “¿Cómo le iba a dejar ir a colonias con las cosas que pasan?”.
• Fernando: “Ya le digo que no se fíe de nadie, que la gente es mala y que si va de buena fe se aprovecharán de ella”.
• Mírem: “La única manera de que me haga caso es asustarle con el hombre del saco”.

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