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Maternando: un proyecto social para madres adolescentes

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Desde Maternando se ofrece formación y un taller de inserción prelaboral para madres adolescentes en situación de vulnerabilidad.

 

Por Diana Oliver

 

Que la maternidad es una metamorfosis nos lo han dicho o lo hemos experimentado en nuestras propias carnes. Es un cambio a todos los niveles para el que no hay preparación posible, por mucho que hayamos leído, escuchado o visto sobre tan enorme cuestión. Cuando la maternidad llega en la adolescencia, esa metamorfosis es aún más compleja porque las madres jóvenes muchas veces carecen de un espacio de seguridad, de recursos e, incluso, de apoyo familiar, social e institucional. De esta ausencia nacía en 2014 Maternando, un proyecto de trabajo social de acompañamiento socioeducativo a madres jóvenes junto con sus criaturas en ese tránsito hacia la vida adulta. Desde entonces han participado 135 personas, contando madres y bebés. “Es un espacio al que pueden asistir, siempre voluntariamente, de lunes a viernes de 9 a 15 horas, y en que se desarrollan propuestas y actividades que responden a las diferentes dimensiones de sus situaciones personales y grupales” explican desde Maternando. Actualmente asisten de manera habitual 12 mujeres, entre 14 y 19 años, de Valencia y alrededores.

Sin apoyo y sin recursos

El proyecto tiene cinco ejes fundamentales alrededor de los cuales se organizan diferentes actividades que van organizando el día a día: formativo (para continuar con los aprendizajes de la etapa escolar), productivo y pre-laboral (a partir del proyecto de comercio online 9lunas.com para el aumento de la empleabilidad y el acceso a recursos económicos), crianza y parentalidad (para cuidar el vínculo madre-criatura como un factor de protección social), cuerpo, salud y sexualidad (de cuidado y autocuidado) y promoción social y emancipación (donde se aborda específicamente la problemática social de cada mujer participante). Según explican desde Maternando, en paralelo a las actividades grupales se definen espacios individuales de encuentro y relación entre las mujeres y las profesionales del proyecto en los que se expresan las necesidades y se articulan las posibilidades de apoyo. “Se da una atención bio-psico-social, que puede ir desde la mediación en un conflicto familiar, a acompañar a la mujer en su parto, o asistir con ella a una reunión con los servicios sociales respecto a un tema de ayudas o de retirada de tutela”, cuentan. Escuchar, sostener y apoyar, al fin y al cabo.

Todas las actividades se pueden realizar junto con los bebés para lograr la “conciliación directa”. Esto, según las iniciadoras del proyecto, rompe con el postulado de “cargas familiares” clásico del trabajo social, que plantea que hay que descargarse para poder afrontar un itinerario de promoción o inserción social. “Se postula que el vínculo madre-criatura es una realidad a reivindicar, y la diada ha de ser un sujeto fundamental en la vertebración comunitaria. Ambas cosas adquieren, si cabe, un valor todavía mayor en los contextos de empobrecidos y de exclusión social en los que la precariedad produce una fragmentación que dificulta la supervivencia”, señalan.

¿Qué necesitan estas madres para poder salir adelante? “Nada en especial y todo en general”, responden desde Maternando. Y es que, estas mujeres necesitan recursos que no lleguen del mercado laboral porque, como señalan, estas mujeres son inempleables con las cifras de paro juvenil y con sus circunstancias personales. “Que su supervivencia dependa de un empleo es ciencia ficción, al menos en el puerperio”, insisten.

Además de la falta de recursos, las madres adolescentes deben lidiar con el juicio social de su embarazo y con el miedo hacia quienes deberían sostenerlas: los servicios sociales. “Se da la paradoja de que en el momento de más necesidad, que es cuando los servicios sociales podrían representar un papel significativo, las chavalas no acuden a ellos por miedo a la retirada de tutela. Sienten que no tienen la garantía de que sus necesidades no se interpreten como factores de riesgo para sus bebés, y de esta manera ellas mismas se sustraen de los pocos apoyos públicos que se podrían activar”. Por ello necesitarían de la asistencia de los servicios públicos y sociales y de un cambio de mirada por parte de la sociedad porque sólo así, y como nos recuerdan desde este proyecto, “la maternidad adolescente podría tener un espacio en los institutos, en los hospitales, en los barrios, en los teatros, en los parques y posiblemente no serían necesarios proyectos como Maternando”.

 

 

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Madres adolescentes las grandes olvidadas

Ocurre que la maternidad como experiencia vital en sí misma no tiene su lugar en la sociedad industrializada. Los cuidados y todo aquello que no suponga productividad queda fuera del debate. Según las iniciadoras de Maternando, a esta realidad hay que añadir el concepto de maternidad imperante: adulta, normativa, como un culmen de procesos de autorrealización personal y con una situación laboral y sentimental más “estable”. “En esta imagen las chavalas no se reconocen e incluso la pueden vivir como agresión”. Queda la maternidad adolescente excluida del imaginario social y, por ende, del propio debate. También de los servicios públicos de atención a la maternidad: “Todos los servicios públicos de atención a la maternidad tienen una visión de la maternidad adulta, ni las profesionales mejor intencionadas tienen la capacidad de normalizar la maternidad de una chica muy joven, incluso desde el ámbito sanitario, que podría centrarse en lo fisiológico, reciben juicio, reproche y maltrato”.

Por último, denuncian desde Maternando que las competencias parentales de estas madres están continuamente en tela de juicio, utilizando el “bienestar de sus bebés” como una presión absoluta para que se transformen en un par de días en adultas. ¿Y si no lo consiguen? “La maquinaria de la adopción se pone en marcha y lo tienen verdaderamente complicado para poder competir con una familia normalizada de los listados de adopción a ojos de esta sociedad. La maternidad adolescente está olvidada, pero también sufre una violencia estructural de control”, concluyen.

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