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Unos osos muy parecidos a los hombres

padresycolegios.comSábado, 1 de enero de 2022
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Dino Buzzati (1906-1972) fue un periodista italiano que, además, escribió algunas novelas. Una de ellas, El desierto de los tártaros (1940) le dio fama internacional. Cinco años después escribió el relato juvenil La famosa invasión de Sicilia por los osos que, como todos los buenos ejemplos de literatura juvenil, se puede leer desde los 9 años hasta los 90, como poco.

RAFAEL GÓMEZ PÉREZ
Dino Buzzati (1906-1972) fue un periodista italiano que, además, escribió algunas novelas. Una de ellas, El desierto de los tártaros (1940) le dio fama internacional. Cinco años después escribió el relato juvenil La famosa invasión de Sicilia por los osos que, como todos los buenos ejemplos de literatura juvenil, se puede leer desde los 9 años hasta los 90, como poco.
Érase una vez. Hay que imaginar que, en aquellos lejanos tiempos antiguos, en Sicilia había más montañas que ahora (no hay muchas), y que esas montañas estaban habitadas por numerosos osos. Pues en aquella época que se pierde en la noche de los tiempos, gobernaba Sicilia un tirano, cosa que ocurre en las mejores familias y naciones. Le llamaban el Gran Duque.
Los súbditos del Gran Duque están hartos de él, lo detestan, pero no pueden hacer nada. Hasta que una feliz conjunción de los poderes mágicos del profesor De Ambrosiis y el decidido empeño de los osos por ayudar a los hombres hacen posible el milagro: el Gran Duque es destronado.  Algo ha tenido que ver también el rey Leoncio que, entre otras cosas, quiere vengar cómo su hijo Tonio fue raptado por unos  esbirros del tirano. Todo el mundo humano está de acuerdo en que los osos, que han demostrado valor, sabiduría y humanidad, gobiernen ahora Sicilia. Así lo hacen, instaurando un régimen de paz, justicia y esperanza.
Esos hombres… “De una parte vanagloria, y de la otra, ¡victoria!”, se canta después de que los osos han vencido al Gran Duque. También el profesor De Ambrosiis presume de lo suyo. En una palabra, los valientes enemigos de la tiranía empiezan a creérselo.
Primero, los osos empiezan a parecerse demasiado a los hombres. Se aburguesan, desean disfrutar a lo máximo de las ventajas del poder, usan ese poder para  aprovecharse de él en beneficio personal… En pocas palabras: esos osos no son ya los aguerridos osos de la montaña, sino unos animales domésticos llenos de caprichos y de vicios. Al final, como era de esperar, y como sucede tantas veces en la política de los hombres, se instaura otro tipo de corrupción. Los osos empiezan a acumular riqueza, como si de vulgares corruptos inmobiliarios se tratara.
El rey Leoncio no puede estar más disgustado. Al final, los osos, abandonando el poder y las riquezas, regresan a sus montañas para poder vivir dignamente como lo que son: osos.
Aprender la justicia. Uno de los valores del relato de Buzzati, además de las divertidas ilustraciones realizadas por él mismo, es tratar de cuestiones de justicia y libertad, que no son muy frecuentes en este tipo de literatura. Los relatos infantiles y juveniles han sido tradicionalmente más singulares que sociales, entre otras cosas porque la historia “social” corre el riesgo de caer más fácilmente en un adoctrinamiento político, una especie de educación para la ciudadanía, para entendernos.
Buzzati salva esta dificultad haciendo que los protagonistas no sean hombres, sino osos, para concluir que el mal uso del poder hace que unos valientes y naturales osos se parezcan demasiado a hombres corrompidos.
Compensa leer este relato que en España está publicado en 2007 por
ediciones Gadir, 146
páginas. z

 

Érase una vez. Hay que imaginar que, en aquellos lejanos tiempos antiguos, en Sicilia había más montañas que ahora (no hay muchas), y que esas montañas estaban habitadas por numerosos osos. Pues en aquella época que se pierde en la noche de los tiempos, gobernaba Sicilia un tirano, cosa que ocurre en las mejores familias y naciones. Le llamaban el Gran Duque.

Los súbditos del Gran Duque están hartos de él, lo detestan, pero no pueden hacer nada. Hasta que una feliz conjunción de los poderes mágicos del profesor De Ambrosiis y el decidido empeño de los osos por ayudar a los hombres hacen posible el milagro: el Gran Duque es destronado.  Algo ha tenido que ver también el rey Leoncio que, entre otras cosas, quiere vengar cómo su hijo Tonio fue raptado por unos  esbirros del tirano. Todo el mundo humano está de acuerdo en que los osos, que han demostrado valor, sabiduría y humanidad, gobiernen ahora Sicilia. Así lo hacen, instaurando un régimen de paz, justicia y esperanza.

 

Esos hombres… “De una parte vanagloria, y de la otra, ¡victoria!”, se canta después de que los osos han vencido al Gran Duque. También el profesor De Ambrosiis presume de lo suyo. En una palabra, los valientes enemigos de la tiranía empiezan a creérselo.

Primero, los osos empiezan a parecerse demasiado a los hombres. Se aburguesan, desean disfrutar a lo máximo de las ventajas del poder, usan ese poder para  aprovecharse de él en beneficio personal… En pocas palabras: esos osos no son ya los aguerridos osos de la montaña, sino unos animales domésticos llenos de caprichos y de vicios. Al final, como era de esperar, y como sucede tantas veces en la política de los hombres, se instaura otro tipo de corrupción. Los osos empiezan a acumular riqueza, como si de vulgares corruptos inmobiliarios se tratara.

El rey Leoncio no puede estar más disgustado. Al final, los osos, abandonando el poder y las riquezas, regresan a sus montañas para poder vivir dignamente como lo que son: osos.

Aprender la justicia. Uno de los valores del relato de Buzzati, además de las divertidas ilustraciones realizadas por él mismo, es tratar de cuestiones de justicia y libertad, que no son muy frecuentes en este tipo de literatura. Los relatos infantiles y juveniles han sido tradicionalmente más singulares que sociales, entre otras cosas porque la historia “social” corre el riesgo de caer más fácilmente en un adoctrinamiento político, una especie de educación para la ciudadanía, para entendernos.

Buzzati salva esta dificultad haciendo que los protagonistas no sean hombres, sino osos, para concluir que el mal uso del poder hace que unos valientes y naturales osos se parezcan demasiado a hombres corrompidos.

Compensa leer este relato que en España está publicado en 2007 por ediciones Gadir, 146 páginas.

 

 

PARA JÓVENES

Frank Cottrell Boyce, Lluvia de millones, Salamandra, Barcelona, 2005, 187 páginas. Otro libro para aprender: dos hermanos reciben, como caída del  cielo, una lluvia de millones. ¿Qué hacer? Para uno, lo mejor es gastarlo en sí mismo, disfrutar a tope y olvidarse de todo. Para el otro hermano, algo se podría hacer por los demás, ahora que pueden.

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