Un instituto desarrolla un sistema de pilotaje de drones con la mente

Gracias a unos sensores que capturan las ondas cerebrales, las que fomentan la concentración, se pueden mover objetos o jugar a videojuegos, según el profesor, quien apunta que “el alumno, cuando se pone la diadema, se concentra y hace que se mueva el coche del videojuego o que se eleve el dron y que aterrice”, lo que además permite analizar la concentración ante diferentes estímulos. La utilidad educativa de las diademas estriba en que se puede analizar qué concentra o distorsiona la concentración del alumno y es él mismo el que determina lo que le facilita la concentración, añade el docente.

La idea comenzó el año pasado cuando se formó un grupo de trabajo en el IES «Virgen del Carmen», que tiene 1.400 alumnos y a 200 profesores y que este año cumple su 175 aniversario, con los departamentos de informática y del aula específica para trabajar con alumnos con discapacidades de psicomotricidad.

El profesorado comprobó que los alumnos tenían dificultades para manejar el ratón o el teclado, carecían de habilidades de psicomotricidad fina y que cuando “le poníamos las diademas y determinábamos en qué fase del día se concentraban más y qué actividades, lograban concentrar su atención”. Las diademas o sensores cerebrales se basan en el Neuromárketing, una ciencia que estudia cómo funciona el cerebro ligado al marketing.

Como las encuestas y la observación ya están «desfasados», ahora se intenta saber cómo se estimula el cerebro para conseguir captar su atención, añade el profesor.

Marín señala que tan importante es que el alumno sepa cuándo se concentra mejor o peor, para conocerse y sacar el máximo rendimiento, como que el profesor disponga de esos datos para mejorar el discurso, los medios, el mensaje, el vocabulario y las técnicas de enseñanza. Se trata de monitorizar al alumnado, impartiendo las diademas para ver en cada momento su nivel de concentración, “si le llama la atención el audiovisual, la presentación, el movimiento corporal. Es una forma de mejorar nuestra metodología a la hora de dar clase”, concluye.

Se ha querido dar un paso más y trasladar la inteligencia artificial a la publicidad. Con la ayuda de una empresa colaboradora se ha fabricado un producto para conocer cómo captan los usuarios los anuncios publicitarios, introduciendo una microcámara de fotografía al dispositivo. “De forma que cuando el usuario se pone la diadema y va paseando por el lineal de supermercado y cuando algo le capta la atención y esos niveles de concentración aumentan, automáticamente se captura esa fotografía. Así podemos saber qué cartelería le llama la atención, qué colores, para así reorientar toda la estrategia de marketing en ese sentido», apunta el docente.

Estos proyectos se están gestando en el Aula de Tecnología Aplicada Ateca, recientemente inaugurada, gracias al apoyo económico de los Fondos Europeos y de la Junta de Andalucía, con una inversión de 80.000 euros. Una dotación económica que se ha destinado a implementar medios informáticos de muy alto nivel, la infraestructura del aula, donde se desarrollan todos estos proyectos “para no quedarnos en la pizarra de tiza”, apostilla Marín.

El director general de Formación del Profesorado e Innovación Educativa de la Consejería de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, Antonio Segura, ha visitado este miércoles el aula y ha conocido de primera mano este novedoso proyecto, con el pretenden «ser catalizadores de la innovación educativa, fomentar el emprendimiento y la innovación para diluir la frontera de las aulas y los muros de la aulas”, ha subrayado.