David Aliagas (BeReal): "Instagram se ha convertido en una necesidad de sentirnos parte de un colectivo elitista"

David Aliagas estudió ADE y Finanzas. Empezó a trabajar en un banco mientras, como otros chicos de su edad, publicaba vídeos en TikTok. Lo que no imaginaba es que uno de esos vídeos, el que dedicó a la app BeReal, le cambiaría la vida: tras intentar contactar, sin éxito, con los creadores de la aplicación, la visibilidad de su publicación hizo que le invitaran a formar parte de la empresa.

El próximo 24 de noviembre será uno de los ponentes más destacados de la segunda edición de YouLead. Antes de la cita hablamos con él sobre el éxito de BeReal, el modelo que propone, los influencers e Instagram y cómo ha cambiado el concepto del éxito para los más jóvenes.

Pregunta. ¿Hay demasiado postureo en redes sociales, especialmente en Instagram?
Respuesta.—Sí. Sino BeReal no existiría. Todos nos estamos autoexigiendo colgar la parte más chula de nuestro día, una capa superficial que no es la real. Las redes sociales son solo postureo y muy poca gente se atreve a colgar la parte más mundana de su vida, porque ese contenido les va a bajar seguidores y nos preocupa mucho no tenerlos.

¿A qué se debe el éxito de BeReal?
–A sacar a flote que hay una vida natural y no todo es eso. Aparte, en Instagram seguimos a mucha gente que no nos importa por compromiso, y había una cierta necesidad ya de cerrar círculos y tener libertad de compartir nuestra vida de verdad. Por eso se ha puesto de moda la posibilidad de compartir con los mejores amigos en esta red social.

La app ha llegado al número 1 de App Store en medio mundo, y sin haber hecho marketing ya es un fenómeno global. Bueno, han hecho mucho marketing… los propios usuarios, quienes cuando suena una notificación son los primeros en animarse a sacar una foto. Ellos se encargan de expandir la app por sí sola. Estoy expandiendo una app que se expande sola.

¿Pensaste en algún momento que iba a tener esta acogida?
–Sí, por eso fui tan pesado. Veía que tenía un potencial enorme y que era algo que necesitábamos todos, creía muchísimo en el proyecto. Por eso también creo que mi trabajo ha tenido tanto fruto, porque yo soy el primero que cree en ello. Nunca he dudado del producto.

¿Crees que el concepto de naturalidad que propone BeReal puede ayudar a los usuarios? ¿Ha perdido Instagram su esencia en este sentido?
–Instagram está empezando a categorizar a las personas a nivel de seguidores: la gente trata mejor a quienes tienen 10.000 seguidores que a quienes tienen 600. Se ha vuelto una necesidad mostrar nuestra mejor cara y sentirnos parte de este colectivo elitista que nunca termina, porque siempre queremos más, tener más seguidores y que nos traten mejor. Instagram se esta convirtiendo en eso. BeReal quiere ayudar a recuperar la autenticidad, simplicidad y autoestima. Quiere hacer ver, de nosotros y de nuestros amigos, que también tenemos mala cara un día de resaca y a las 3 de la tarde estamos tumbados en el sofá.

A veces da la sensación de que los influencers consiguen las cosas muy fácilmente. ¿Crees que los alumnos pueden tener una idea un poco equivocada de lo que es el éxito por estos ejemplos?
–Yo creo que sí. Creo que muchos adolescentes ya no entienden el éxito como crear su empresa, sino tener muchos seguidores. Piensan que la persona que los tiene es un privilegiado y eso es a lo que aspiran. De lo que no se dan cuenta es de que mucha de esa gente no es feliz, y cuanto más depende su autoestima de sus seguidores, menos felices son. Siempre se obligan a crear contenido para tener más seguidores, diciéndose a sí mismos que serán felices en cuanto lleguen a cierto número de personas, a 100.000 seguidores, por ejemplo. Pero cuando llegan, se preguntan por qué no tienen 500.000… y siempre así. Es una espiral, una rueda que nunca termina y un éxito imposible de alcanzar.

Estamos hablando mucho en los últimos años de salud mental y cómo afectan las redes sociales en este sentido, especialmente con los más pequeños. Desde tu experiencia, ¿podrías dar alguna clave a los centros y a los alumnos de cómo utilizar las redes sin perder la cabeza?
–Creo que es importante concienciar de que ese mundo no es real. En el colegio estaría muy bien que les enseñasen a los niños fotos de modelos que se nota que están editadas para que se den cuenta de que la mayoría de los cuerpos y las caras que se muestran en redes sociales están retocados. Darles una dosis de realidad absoluta, demostrarles que lo que ven y admiran ni es real ni existe, para que sean conscientes.

¿Cómo ha sido tu experiencia con el emprendimiento? BeReal ya había sido creada cuando te metiste en el proyecto. ¿Te gustaría crear algo propio?
–Sí. Ahora que sé y he vivido cómo es el proceso y tengo una idea en la cabeza de cómo se crea algo, me veo capaz de crear algo también. Me costaría muchísimo volver a trabajar en una compañía, en una oficina. Dedicaría todo mi tiempo a descubrir qué crear.

¿Cómo ves a los alumnos en cuanto a creatividad, motivación y actitud emprendedora? ¿Tenemos en las nuevas generaciones a genios que crearán aplicaciones para los problemas que nos afectan?
–Yo creo que sí. En comparación con nuestros padres o abuelos se valora mucho más la creatividad. Igual que las redes sociales me parecen tóxicas por temas como el autoestima, también son una puerta abierta a que todo el mundo explote su creatividad. Creo que son una herramienta brutal y que las nuevas generaciones van a hacer cosas muy grandes. Pero las anteriores también tienen que saber cómo educar y adoptar nuevos recursos, porque la sociedad está cambiando pero el sistema educativo no lo está haciendo demasiado.

¿Deberían los centros educativos, las familias o las instituciones hacer más para inculcar una actitud emprendedora a sus hijos?

–Creo que sí, que hay que presentar esta actitud emprendedora como una salida igual de válida que las otras. Sí que es verdad que, por mi experiencia, me parece muy importante trabajar en una empresa antes de crear un proyecto, para saber cómo funciona el mercado. A mí me está sirviendo mucho trabajar en una empresa que no he creado del todo yo para aprender de los errores.

O sea que dar ese paso previo al emprendimiento y conocer el mercado laboral en un proyecto ajeno no está de más, ¿no?
–Sí, y estaría bien que en España se adoptase una actitud más proactiva, los alumnos trabajaran en verano… Habría que intentar que las grandes empresas adopten programas de educación, que cuenten con niños de 16 a 18 años para que vean de verdad qué es trabajar. A lo mejor así los 18 sí que pueden estar listos para emprender. En Inglaterra hacen eso.

Eres muy joven, ¿cómo te afectan y qué peso tienen en tu vida las redes sociales?
–Uno muy importante, porque ahora no me puedo permitir el lujo de desconectar, mi trabajo depende de ello. Creo que tienen un efecto positivo y negativo a la vez. Positivo porque el efecto megáfono que he tenido con BeReal ha expandido la app de forma brutal. Negativo porque tengo una adicción constante, no me desengancho del móvil, y siento la obligación de estar colgando contenido siempre: cada vídeo que cuelgas es una oportunidad para hacerte viral, por lo tanto intentas colgar cinco a la semana en vez de uno. Es adictivo. Por suerte, estoy consiguiendo separarlo muy bien.

También está la pérdida de privacidad. Se cree que llegar a ser influencer es una pasada, pero a mí me ha pasado ya de estar en la calle o en discotecas y que cada minuto venga gente a pedirme fotos. Pierdes la privacidad, y es algo que a mí no me gusta.

Y, ¿cómo estás gestionando eso, sobre todo a nivel mental?
–Con ayuda de un profesional, de un psicólogo. Y también siendo consciente de que mi trabajo no es ser influencer, porque no lo soy. Mi trabajo no consiste en tener influencia en las redes sociales, sino en expandir una app, por lo que no dependo de las redes. Afortunadamente, porque nunca he querido.

Dejaste tu trabajo en banca y te fuiste a hacer un año sabático, formando ya parte del equipo de BeReal. ¿Cómo supiste qué era lo que querías hacer?
–Lo fui descubriendo. Mi universidad era un centro muy elitista que te enfocaba al mejor trabajo mejor pagado del mejor sector, que era finanzas y banca de inversión en un departamento de un banco. En la universidad te sumerges tanto en ese bucle que crees que lo que quieres y te va a hacer feliz es trabajar en un banco de 8 de la mañana a 5 de la mañana sin hacer nada creativo.

En verano me di cuenta de que no era feliz en el banco, pero que me apasionaba trabajar en BeReal aunque lo hiciera al llegar a casa a las 3 de la mañana. Y yo ni de broma haría lo mismo con cuestiones de banca. Ahí vi qué era aquello que me hacía feliz y disfrutaba haciendo. En el banco nunca podría haber sido el mejor porque no me apasionaba, no como ahora.

Entonces, si tuvieras que darle algun consejo a los estudiantes que vienen a YouLead, ¿qué les dirías? ¿Haz lo que te apasione?
–Les daría dos consejos. Primero, pide opinión a la gente que admires ser. No tiene ningun sentido que pidas consejo a alguien que no está donde quieres estar tú. Lo segundo, sé muy consciente de lo que te gusta hacer en tu tiempo libre e intenta encontrar un trabajo que se parezca a ello porque será lo que disfrutes y lo que no entenderás como trabajo como tal.