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Abandono escolar, educación obligatoria e intervenciones socioeconómicas

Antonio Montero Alcaide
Inspector de Educación
9 de enero de 2023
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Pocas semanas antes de concluir el pasado año, el Consejo de la Unión Europea aprobó una Recomendación, de 28 de noviembre de 2022, que sustituía a otra, publicada más de diez años antes, el 28 de junio de 2011, sobre las políticas para reducir el abandono escolar prematuro, en jóvenes de entre dieciocho y veinticuatro años de edad. La nueva recomendación se refiere, entonces, a «los caminos hacia el éxito escolar», ante la consideración de que el abandono escolar ha de estimarse junto a otras medidas que precisamente favorezcan el éxito. Los datos generales de la Unión Europea (UE) expresan una reducción de casi cuatro puntos porcentuales (3,9), en la reducción de la tasa de abandono escolar prematuro, en el periodo 2011-2021.  Durante ese último año, 2021, el porcentaje medio en el conjunto de la UE fue del 9,7, ligeramente por debajo del 10% que se consideró en la Estrategia de Trabajo (ET) 2020 de la UE. Sin embargo, se mantienen diferencias considerables entre los distintos países y en el caso de España los datos son menos favorables.

El Dossier de Magisterio, correspondiente al pasado mes de diciembre, incluía un documentado y preciso artículo, «Heterogeneidad regional en el abandono educativo temprano», del informe anual de la Fundación Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación, de indicadores comentados sobre el estado del sistema educativo español. Cabe compartir, por tanto, que el abandono educativo temprano (AET) resulta uno de los problemas más importantes de nuestro sistema educativo. Si bien desde el 2018 se advierte una muy destacada mejoría, ya que el porcentaje desciende del 31% al 13,3 en 2021%. Este porcentaje medio no debe obviar, sin embargo, significativas diferencias regionales, con una conclusión destacada:  las regiones que presentan más altos, y por ello peores, valores en la tasa de AET no los han reducido en proporción mayor que la correspondiente a comunidades con resultados más bajos, y por eso mejores. Si se analizan las variables que más influyen en la posibilidad de abandonar los estudios, sobresale la obtención del título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria, al concluir la educación básica. Rentas familiares bajas y predominio, en las regiones, de actividades productivas centradas en la construcción, la hostelería, el turismo o el comercio también se corresponden con tasas más altas de AET.

Luego, ante la nueva recomendación europea y el más reciente estudio del abandono escolar temprano en nuestro país, las medidas que contribuyan a aminorarlo han de considerar dos aspectos principales. Uno de ámbito escolar, el de la naturaleza y alcance de la educación obligatoria, así como la relevancia personal y social de adquirir las competencias que conducen a la titulación básica. Y otro el de las intervenciones no solo educativas, sino socioeconómicas, que inciden de manera decisiva en el éxito escolar, una de cuyas más claras manifestaciones es la continuidad formativa y la educación permanente, con la reducción del abandono escolar prematuro.

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