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La escuela católica “recrea” su identidad en el V congreso de ECM “Sí, creo”

Más de 500 personas, mayoritariamente titulares y directivos de los 340 colegios integrados en la red de Escuelas Católicas de Madrid (ECM), se han dado cita en el congreso, celebrado el 23 y 24 de noviembre en La Nave.
RedacciónLunes, 27 de noviembre de 2023
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Presentación del proyecto de Escuelas Católicas de Madrid 'Déjame ver quién eres' para acompañar y “auditar” a los centros en el discernimiento de su identidad y en su recreación.

Durante el jueves 23, y el viernes 24 de noviembre y a lo largo de siete ponencias, un panel, dos mesas redondas, doce talleres, cuatro actuaciones artísticas y una ponencia de conclusiones, los congresistas han recorrido un sugerente camino a través de la identidad de sus centros o, lo que es lo mismo, a través de lo que supone creer en lo creado; crear sobre lo creado; recrearlo y, finalmente, saber cómo comunicarlo.

El jueves 23, en el acto de apertura, el viceconsejero de Educación del gobierno madrileño, Ignacio Martín Blanco, insistió en el compromiso de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, de blindar la libertad y pluralidad educativa, protegiendo los conciertos como fórmula constitucional y legal para conseguirlo.

Pedro Huerta, secretario nacional de Escuelas Católicas, compartió que los colegios católicos, en tanto lo son, deben caminar hacia la frontera y ser lugares de encuentro y unión, idea en la que también incidió Inmaculada Florido, delegada episcopal de enseñanza. Por su parte, Cecilia Manrique, presidenta autonómica de ECM, señaló que este V congreso tiene por objeto retomar y recrear la identidad como escuelas desde creer en lo creado; crear sobre lo creído; recrear lo creado y lo creído; y comunicarlo eficazmente. Un propósito que exige un contexto de respeto, cohesión y libertad por el que la escuela concertada católica apuesta decididamente, a pesar de las dificultades políticas y económicas.

Durante la mañana, David Bueno, doctor en biología y profesor e investigador de la Sección de Genética Biomédica, Evolutiva y del Desarrollo de la Universidad de Barcelona, planteó la base científica que avala la relación entre creer y crear, de tal manera que la capacidad para crear se ve comprometida por la convicción y la determinación que implica creer en ello. Antes, el medallista Olímpico en esgrima José Luis Abajo «Pirri» compartió de forma desenfadada e ingeniosa su experiencia en las olimpiadas de China y la necesidad de educarse para luchar contra la frustración.

Por la tarde, se abordó la identidad desde el punto de vista empresarial, primero, a través de la ponencia de Miguel Álava, director general de Amazon Web Servicies, y después mediante una mesa redonda moderada por el periodista Paco Sierra, del Grupo A3Media, e integrada por grupo Pascual, Parques Reunidos y OHL. De ese modo, los asistentes tuvieron la oportunidad de conocer otras formas de cultivar y comunicar la identidad. Y es que, pese a tratarse de un mundo alejado de la educación, comparten la importancia de visibilizar y de cuidar su identidad, siendo en ambos casos, determinante en su éxito, reconocimiento y fortaleza.

El comienzo del viernes 24 vino marcado por la ponencia de Jesús Alcoba, director creativo y miembro del equipo de gobierno de La Salle Campus Madrid, que magistralmente profundizó en la necesidad de ser, pero sobre todo de ser «transformadores» de la realidad, constructores de certezas y, sobre todo, de saber comunicar eficazmente lo que somos, dada nuestra potencia transformadora. Tres comunicaciones posteriores de la Fundación Spínola, el colegio público Santo Domingo de Algete y el proyecto Juegoterapia incidieron en esta idea de visibilidad y comunicación.

Ya por la tarde, la pedagoga británica Julie Rees, consultora educacional con 30 años de experiencia trabajando en funciones directivas, ahondó en los valores de escucha y empatía para conseguir recrear lo creado, es decir, fortalecer la identidad y hacerla tangible.

En el último tramo del congreso se expusieron los resultados de un estudio realizado en un grupo experimental de centros, denominado «déjame ver quién eres». Un proyecto que puede tener continuidad en el futuro y que permite «auditar» si su identidad está viva y es reconocible y aplicable en sus entornos. Para terminar, José Antonio Poveda, secretario regional de ECM, expuso las conclusiones del congreso en una ponencia titulada “lo que ECM piensa”. En ella destacó la importancia de defender una escuela plural, libre, y abierta, que encuentra su sentido en el Evangelio y en una visión humana trascendente e integradora.

Asimismo, tanto el jueves como el viernes, se desarrollaron 12 talleres (vías de recreación) en los que diferentes centros educativos de Madrid han iniciado procesos de mejora. Doce líneas de trabajo con alumnos, profesores, familias y de desarrollo del propio centro.

Todo ello enmarcado en un espacio vanguardista como La Nave Madrid, que ha permitido la presencia de 61 stands de empresas relacionadas con el mundo educativo, creando una verdadera feria propiciadora de nuevas relaciones intercentros y con agentes externos.

De este modo, concluye el V Congreso de Escuelas Católicas de Madrid con una mirada crítica, reflexiva, e ilusionante, capaz de “recrearse” para seguir ofreciendo caminos de transformación positiva a sus alumnos.

"Una visión honda de la educación y de la persona"

José Antonio Poveda, secretario regional de ECM, explica a MAGISTERIO lo que late detrás de este congreso: «La idea fuerza es el “Sí, creo”, que juega con el doble significado del creer y crear. Lo que queremos es abrir una reflexión sobre la identidad, y en nuestro caso, sobre la identidad católica. Cómo mostramos esa identidad y cómo la transmitimos. El congreso ha querido ser ser una reflexión, una llamada de atención sobre cómo esas señas de identidad se encarnan en proyectos, y cómo esos proyectos empapan toda la acción educativa».

Poveda subraya la importancia de esta identidad: «Las opciones metodológicas, el desarrollo curricular, tiene que tener una explicación desde la identidad». Una identidad que pasa por «tomar conciencia de lo que somos, repensar, rescatar aquellas señas que más nos definen, las de los orígenes, de los fundadores, y actualizarlas y transmitirlas».

Reconoce que no ha sido este quinto congreso de ECM una pasarela de modas educativas ni un desfile de gurús, aunque esto suponga ir a la contra. «En tiempos en que muchos mensajes de innovación a veces se reciben de una forma quizá un poco acrítica, sin haber hecho una reflexión desde nuestra raíz, se trata de pararnos a pensar qué queremos para nuestros alumnos, también en esa clave para nosotros evangélica de poner al alumno en conexión con Dios, con la trascendencia, en una formación integral», explica Poveda, que subraya: «Enseñar solo matemáticas o enseñar solo lengua hay mucha gente que también lo hace. Además de hacerlo bien lo que queremos es aprovechar todos esos momentos para transmitir una serie de valores y de virtudes que conforman el ser, no solo desde lo que se dice sino desde lo que se puede ver».

En esta misma línea, ahonda en quiénes son para ellos los verdaderos gurús: «Lo son nuestros propios educadores, y por eso hay tantos momentos en los que ellos han sido los que han contado cómo transmiten esas señas de identidad a través de lo que hacen. La idea no es solo la conferencia magistral o motivacional, sino momentos de compartir, ver y escuchar a nuestros gurús».

Y todo ello en tiempos convulsos, en los que, para Poveda, se vuelve más importante que nunca «la cultura del cuidado». El secretario regional de ECM defiende que no es algo nuevo, que está ya presente en la atención integral a la que aspiraban los fundadores de sus instituciones. «Hoy la educación no se puede concebir solo como la transmisión de conocimientos sobre las materias, las disciplinas, sino que hay que ir mucho más allá. Para nosotros, es la creación de comunidad, de una comunidad educativa que se reconoce, que comulga con unos ideales y trata de encarnarlos y hacerlos visibles y que lleguen a todos, y desde ahí acoger y cuidar en sus necesidades más fundamentales a los alumnos y sus familias».

«¿Al atardecer de la vida, de qué nos van a examinar?», se pregunta Poveda, que prosigue, «A ver si vamos a despistarnos y solo vamos a preparar para pasar la EVAU, mucha matemática y el 13,8, y resulta que estamos perdiendo la oportunidad, en esta fase inicial de la vida de las personas, de darles esos instrumentos y herramientas y esa visión cristiana, porque al final lo que nos va a redimir es el amor».

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