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Pilar Paneque: "Mi obsesión son los profesores jóvenes, los más vulnerables del sistema universitario"

Pilar Paneque, que dirige desde hace pocos meses la agencia estatal encargada de evaluar a la universidad y a sus profesores, está "obsesionada" por mejorar la situación de los más jóvenes y, por primera vez, ha abierto la puerta a que todo el mundo aporte ideas para diseñar nuevas reglas de acceso a las plazas docentes.
Marina SeguraMartes, 28 de noviembre de 2023
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La catedrática de Geografía Humana de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla acaba de recibir 605 aportaciones a la consulta sobre cómo podrían ser los criterios de evaluación para la próxima convocatoria del sexenio de investigación (producción científica) y repetirá la consulta para medir la actividad docente, de liderazgo y de transferencia de intercambio de conocimiento, pese a que nadie le obliga a ello. Dentro de las competencias de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca), organismo autónomo adscrito al Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, Paneque subraya que hará todo lo posible por revertir la situación de los profesores jóvenes, «los más vulnerables». «Es una de mis obsesiones, no me lo saco de la cabeza».

El debate de los «papers»

«En estos últimos años las condiciones de trabajo y los requisitos que se les ha ido imponiendo son realmente difíciles de alcanzar», y sufren una gran precariedad laboral y dificultad para estabilizar el empleo, añade Paneque, de 49 años, que posee una amplia experiencia en materia de gestión académica y en investigación. Recuerda que los actuales criterios de evaluación para la promoción, acreditación y estabilización del profesorado están «muy descompensados, debido a que se había puesto un peso excesivo en la investigación y esto, a su vez, se estaba haciendo descansar excesivamente en la publicación de artículos indexados».

«Aquí aparece todo el debate de los ‘papers’ acerca de si se había relegado el resto de actividades, la docencia fundamentalmente, pero también otras tareas, con lo que se habían creado unos incentivos que obligaban a los jóvenes a publicar constantemente artículos si querían seguir formando parte del sistema y promocionar en él». Esto último, añade, «ha hecho mucho mal a la comunidad universitaria, en especial a los jóvenes porque la señal que han recibido es que lo importante era investigar, no ocuparse de la docencia u otras tareas. En algunos casos, las condiciones eran tan duras en cuanto a las publicaciones y requisitos de investigación, que una gran parte del profesorado no se estabilizaba hasta los 40-45 años. Eso es insostenible». Por tanto, hay «muchos» cambios que hacer en el modelo de evaluación, pero «el más significativo es que se vuelva a equilibrar la actividad investigadora y la actividad docente».

Luchar contra las universidades que en realidad no lo son

En cuanto a la normativa aprobada en 2021 para asegurar unos estándares mínimos de calidad y evitar universidades que se autodefinen como tales sin serlo, opina que el decreto está cumpliendo su función y recalca que se ha producido un rápido crecimiento de las universidades privadas, pero todas ellas creadas por comunidades autónomas: «el Estado no ha creado ninguna, eso me parece una señal importante». «Habría que preguntarle a las comunidades cuál es su estrategia respecto a su sistema universitario porque hay diferencias claras. Hay autonomías en donde el número se está disparando (…) e incluso aprueban la creación de universidades privadas cuando han recibido informes negativos de las propias agencias autonómicas». Los resultados de estas decisiones, opina, no se verán en los próximos meses sino en los próximos años, «porque es más fácil la implantación que el cumplimiento de todos los criterios con el paso del tiempo».

Para ganar en calidad, en 2021 se aprobó un real decreto con exigencias más duras para las universidades (se les obliga, entre otras cuestiones, a no superar un 40% de contratos temporales, dedicar el 5% de su dinero a investigar y al menos el 50% de los docentes deben tener el título de doctor). Las universidades públicas y privadas y las que puedan crearse en el futuro tendrán un periodo máximo de cinco años para cumplir con los nuevos requisitos y acabar así con instituciones universitarias que en realidad no lo son.

Por otro lado, la directora de Aneca afirma que no le interesan los ‘rankings’ de las universidades, los cuales «están siendo muy cuestionados por personas que de verdad conocen estos temas y con argumentos muy convincentes. Yo creo que el sistema universitario español sale siempre muy bien parado». «No nos tienen que importar las clasificaciones, sino el grado de equidad territorial que tiene nuestro sistema universitario, o sea, el hecho de que tengamos universidades públicas en casi todas las provincias y que cualquier persona pueda ir a una universidad pública», junto a una financiación adecuada del sistema. En este sentido, reclama más inversión para la Aneca –unos diez millones de euros en los últimos presupuestos generales del Estado–. «Estamos trabajando con muy pocos recursos ante un sistema que cada vez es más dinámico y más complejo; nuestro presupuesto ahora mismo es muy insuficiente, tenemos problemas de personal, problemas para atender todas las demandas que nos están llegando de la Universidad».

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