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Trabajar en otra isla: la odisea de docentes de Mallorca y Menorca con plaza en Ibiza

Denuncian problemas por la escasez y los precios de la vivienda, la imposible conciliación familiar y el desgaste de volar a diario entre las islas, y algunos se plantean pedir una excedencia o incluso renunciar a su plaza.
Luciana AversaMiércoles, 17 de abril de 2024
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® S-AZNAR

Trabajar en centros educativos de Ibiza para profesores con residencia habitual en Mallorca y Menorca se ha convertido en el ejemplo extremo de los problemas que generan en Baleares la insularidad y la carestía de la vivienda.

La adjudicación definitiva de plazas a los docentes que participan en el concurso de traslados en el archipiélago, publicada este martes, ha confirmado el desplazamiento fuera de su isla de 519 profesores.

 

519
profesores

han obtenido plaza fuera de su isla

El concurso ha hecho realidad las peores previsiones para muchos docentes que se tienen que trasladar desde Mallorca y Menorca para trabajar a Ibiza, y que denuncian problemas por la escasez y los precios de la vivienda, la imposible conciliación familiar y el desgaste de volar a diario entre las islas.

El de la mallorquina Karla Andrade es un ejemplo paradigmático. Profesora de primaria del colegio Cas Serres en Ibiza, lleva todo el curso cogiendo una media de 44 vuelos mensuales para ir y venir de Mallorca, dejando en su casa a sus dos hijos de un 1 y medio y de 3 años.

«Es complicado, sacrificado, cansado, pero es verdad que cuento con la ayuda de mi familia y que están haciendo de red para que todo esto funcione. Pero si un avión llega tarde o voy más tarde a Palma, ya todo va fatal, es una vida muy cronometrada», explica Andrade, que paga entre 600 y 800 euros en vuelos al mes.

Entre las consecuencias de tener que volar a diario, a principio de curso tuvo que dejar de amamantar a su hijo menor por los impedimentos que le ponían en el control del aeropuerto de Ibiza para pasar la leche que se sacaba en el trabajo. “Tuve que parar la lactancia para no tener todos los días problemas”, lamenta.

En las listas definitivas, Andrade continúa con su plaza en expectativa, por lo que tiene que esperar a julio para saber cuál es su destino. Ahora sólo confía en pedir la comisión de servicios para casos de conciliación familiar que dará la Conselleria de Educación, aunque aclara que “puede no haber sitio” porque son muchas las docentes con el mismo problema.

“Estamos en esta situación porque nuestro proceso de oposición coincidió con el de estabilización de funcionarios interinos, y el problema fue que los juntaron. En el momento de elegir la plaza, nos dicen que los estabilizados van a elegir antes y que en Mallorca para los opositores sólo quedaban 30 plazas, y éramos 114 de mi especialidad, en Primaria”, recuerda Andrade.

Es un problema que comparten los opositores de 2023, que en su gran mayoría han sido enviados a Ibiza, donde este año terminarán las prácticas y donde, tras confirmarse su plaza, tendrán que trabajar los primeros dos años si no consiguen una comisión de servicios.

Joana Maria Hidalgo, profesora del CEIP Sant Jordi, se ha alquilado un piso en Ibiza, donde duerme dos veces a la semana, y lo combina con regresos a Mallorca donde tiene un hijo de 12 años y una persona dependiente a su cargo.

“El piso que tengo alquilado son 950 euros, más los gastos de luz y agua. Los días que estoy en Ibiza tengo un coche aquí: gasolinas, desplazamientos, comida, vuelos, es decir, que se va casi todo el sueldo”, calcula Hidalgo, que también espera conseguir la comisión de servicios.

Xisca Sáez, con marido, dos hijos de 8 y 5 años, y una hipoteca en Mallorca, no tiene “muchas esperanzas”, pero se aferra a que le toque la comisión: “Lo que pasa es que hasta julio no sabremos si hay comisiones suficientes”, afirma.

Durante los dos primeros trimestres, en los que estuvo a media jornada, llegó a gastar el 200 % de su sueldo: “Aparte de consumirse todo el sueldo en el alquiler y los gastos de comida, bus, etcétera, tenía que añadir dinero cada mes”, lamenta.

Otros profesores, como Miquel Obrador, a quien también le ha tocado Ibiza, se está planteando desde “pedir excedencia” hasta “renunciar” si dentro de dos años no puede volver a su casa. En la actualidad está pagando una hipoteca en Mallorca, donde está su pareja, y un alquiler en Ibiza.

En su opinión, la Conselleria de Educación les ha “engañado” para paliar la falta de profesores en la pitiusa mayor al no informarles de que la prioridad de elegir destino sería para los funcionarios estabilizados.

Maria García, de Menorca, también destinada a Ibiza, está dispuesta a trasladarse con su marido y sus dos hijas menores, pero no encuentra vivienda porque tienen “precios imposibles de asumir”. También denuncia que la Conselleria “no prioriza de ninguna manera” su caso de doble insularidad, por la que solo puede pedir comisión por “plaza a otras islas”, que “la puede pedir cualquier persona, incluso sin hijos”, dejándola sin posibilidad de recurrir a la comisión por conciliación familiar.

A Maria Antònia Calafell, de Mallorca y con dos hijas de 3 y 6 años, también le ha tocado Ibiza. Si no le dan la comisión de servicio tiene pensado pedir una excedencia y, si no la consigue, “renunciar” porque considera “inviable económicamente” trasladarse a Ibiza “con dos niñas” y pagando una hipoteca en Mallorca. “Y la opción de ir y volver en avión, la descarto porque me parece un desgaste brutal”, afirma.

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