Enrique Ríos: “La diferencia salarial entre pública y concertada no se justifica por haber llegado por oposición”

“Siempre estamos en el ojo del huracán. No lo buscamos, pero nos buscan”, afirma Enrique Ríos, secretario general de FSIE, sindicato mayoritario de la escuela privada y concertada, al ser preguntado por la situación actual de la enseñanza concertada. En este nuevo episodio de La charleta, Ríos lamenta que este modelo educativo “se utiliza a nivel político” y que cada cierto tiempo se reactiva una campaña de desprestigio, especialmente “con informes acerca de la financiación de la concertada”.

Uno de esos informes, elaborado por la organización CICAE en colaboración con CEAPA, vuelve anualmente a denunciar la supuesta existencia de cuotas en los centros concertados. Ríos considera que se trata de una estrategia persistente cuyo objetivo es dañar la imagen del sector: “Yo creo que el fin puede ser… tratar de desprestigiar a la enseñanza concertada”.

Frente a las acusaciones de cobro de cuotas ilegales, el líder sindical señala que “habría que ser más preciso y no hablar de cuotas sin hablar de donaciones”. A su juicio, esas aportaciones voluntarias responden a la crónica insuficiencia presupuestaria del concierto: “Es un recurso que al final tienen los centros para hacer que esto sea viable”.

Ríos recuerda que los centros concertados “son mayoritariamente sin ánimo de lucro”, y que las posibles irregularidades son excepcionales: “Yo entiendo que son excepciones. El hecho de que pueda haber algunos centros no implica que todos estén haciendo uso de estas cuotas”. Sin embargo, reconoce que esos pocos casos “hacen bastante daño” al conjunto del sector, y cita como ejemplo negativo la reciente operación de venta del grupo Educare a un fondo extranjero: “No ayuda nada, no ayuda”.

La financiación es, precisamente, una de las reivindicaciones históricas de FSIE. “Esto es algo que todo el mundo conoce: la concertada está infrafinanciada”, advierte. Según sus datos, “el coste del puesto escolar en un centro público está en torno a 5.500 euros y en un centro concertado, en torno a 3.600”. A su juicio, “lo único que falta es voluntad política”.

Esa desigualdad se traduce también en las condiciones laborales del profesorado: “Tiene más horas lectivas el profesor de la concertada que el de la pública”. En Secundaria, ejemplifica, “hay una relación de 25 horas en la concertada y 18 en la pública”; en Infantil y Primaria, “23 en la pública, 25 en la concertada”. A eso se suman otras diferencias, como el hecho de que “el recreo en Infantil y Primaria no se cuenta como lectiva en la concertada, mientras que en la pública sí”.

Ríos estima que la equiparación salarial ronda ya el 96-97%, pero recuerda que aún quedan muchos complementos por igualar y mejoras que no se han hecho efectivas. En su opinión, “la diferencia entre pública y concertada no está justificada en una simple oposición”.

Comunidades más y menos comprometidas

Entre las comunidades que tratan mejor a la concertada, Ríos menciona a Castilla y León, Galicia y Extremadura, y también Aragón, donde “se están haciendo avances”. En el lado opuesto, señala a Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana: “Madrid lleva un cierto inmovilismo aislado. No entendemos muy bien el por qué de este trato hacia la concertada”.

En cuanto al concierto del Bachillerato, FSIE defiende que debería incluirse en el sistema de financiación pública: “Nos gustaría que fuese gratuito y obligatorio de 0 a 18 años”. Actualmente, “hay pocas comunidades que tienen el Bachillerato concertado. Madrid no lo tiene, salvo algunos centros históricos”.

Preguntado por el creciente interés por la “identidad” de los centros, Ríos considera que el ideario de los colegios concertados es un elemento fundamental para la libertad de elección: “Si no hay idearios diferentes, estamos abocados a ser todo lo mismo”. Las familias, sostiene, “cada vez son más exigentes con la educación de sus hijos y quieren saber realmente a dónde los llevan”.

Esa alianza entre familia y escuela, afirma, debe sustentarse en un proyecto educativo coherente: “Es un trabajo complementario con lo que se produce en las familias. Ir en la misma línea permite conseguir un mejor efecto educativo”.

Inteligencia artificial, salud mental y pantallas: los retos de la escuela

Sobre la irrupción de la inteligencia artificial en el aula, Enrique Ríos se declara optimista: “No soy un detractor de la inteligencia artificial. Es una herramienta que tenemos que saber utilizar y que nos va a facilitar mucho el trabajo”. A su juicio, “la persona va a seguir siendo imprescindible porque la inteligencia artificial, de momento, no tiene valores”.

En cambio, la salud mental de los alumnos es un motivo de profunda preocupación. “Hay que prestar mucha más atención en los centros educativos y en las familias”, advierte. Pero para ello, remarca, “se necesitan más recursos humanos, materiales y económicos”.

Sobre los recientes casos de suicidio y acoso escolar, Ríos denuncia la falta de coordinación entre administraciones, centros y familias: “Es un espectáculo bochornoso ver cómo los distintos agentes se echan los trastos unos a otros”. Por ello, propone un “Plan General Nacional” contra el acoso, con protocolos claros y evaluables, y con apoyo específico al profesorado.

También reclama medidas frente al abuso de pantallas: “No tenemos término medio. Hemos llegado de nada a todo”. En este sentido, valora positivamente la normativa madrileña que limita el uso de móviles: “Hay que limitarlos. En las escuelas deben utilizarse solo con fines pedagógicos y bajo el control del profesor”.

• Puedes acceder a esta entrevista en YouTube, Spotify, ivoox o Dailymotion.