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Más 'thinkers' y menos 'followers'

La experta en innovación educativa Ana Rodríguez apuesta por la ética y la cooperación para el aprendizaje de los futuros e-ciudadanos.
María GallegoMiércoles, 25 de septiembre de 2019
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Ana Rodríguez es experta en transformación digital educativa y diretora pedagógica de Aula Siena. Ana participa del movimiento de la integración de las nuevas tecnologías en la Educación de manera responsable. Esto pasa por la creación de docentes capaces de orientar el aprendizaje de sus alumnos en redes sociales e internet. Y, por supuesto, en la necesidad de crear e-ciudadanos que sean capaces de utilizar su conocimiento en comunidad. Rodríguez analiza la innovación digital en su versión educativa, tan mencionada como poco conocida.

Pregunta. ¿Qué es la innovación digital?

Respuesta.—En Educación, la digitalización actúa de impulso para los procesos de innovación pedagógica en la escuela. La tecnología puede ser una potente herramienta de aprendizaje, pero es necesaria una base pedagógica. Pedagogía con tecnología y no al revés.

¿Es recomendable aplicar estas nuevas herramientas en todos los centros?

Partimos del hecho de que la Educación debe tener una función social. Vivimos en una sociedad digital en la que la única certeza es la incertidumbre. Para gestionarla, nada mejor que aprender, formarse y ser resilente a los cambios. En una sociedad digital, no podemos dejar fuera la escuela. Estamos educando para profesiones que no existen y casi todas ellas vinculadas a la cuarta revolución industrial-tecnológica.

"En breve, se nos exigirá acreditar nuestro nivel competencial tecnológico como en los idiomas"

¿Cómo se gestiona la irrupción de las nuevas herramientas en la formación curricular?

La aplicación de las TIC en la escuela abarca múltiples facetas. La pedagógica (podemos personalizar aprendizajes con tecnología y diseñar nuevos modelos); la evaluativa (debemos evaluar de otro modo); la competencial (nuestros alumnos se han de convertir en e-ciudadanos competentes digitalmente); y la ética (estamos educando a los futuros programadores de inteligencia artificial). 

¿Es requisito indispensable para los profesores su adaptación al mundo digital?

—Sí, es un requisito indispensable. Obviarlo es como si quisiéramos usar tablillas de cera para que los alumnos tomen apuntes como en la antigua Roma. No tiene sentido, ¿verdad?

Además, desde organismos como la Unión Europea y el Intef (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado) ya se habla de un marco común de las competencias digitales docentes. En breve, se nos exigirá acreditar nuestro nivel competencial como en los idiomas.

¿Cuáles son las habilidades que se pide a los profesores 2.0?

—La identidad profesional del docente ha de cambiar. Esto supone que ha de dominar las didácticas 2.0 y ser capaz de gestonar el e-conocimiento. Google tiene más información y memoria que nosotros, pero nosotros sabemos qué tiene valor didáctico.

¿Cómo están afrontando los profesores este cambio?

—Con preocupación, ilusión y, a veces, con reticencias. Pero insisto, hemos de ser los docentes quienes tomemos las riendas de esta realidad. El día en el que se destierre el concepto de aula informática, podremos hablar de transformación digital real en la Educación. Queda mucho camino pero es apasionante.

"El día que desterremos el aula informática podremos hablar de transformación digital real"

¿Las nuevas capacidades del alumno, nativo digital, han cambiado considerablemente el plan de estudios?

—Para ser justos, no todos nuestros alumnos siguen el supuesto de Prensky de ser nativos digitales. Han nacido en una época tecnológica y usan algunas herramientas. Esto hace aún más urgente que el profesorado se forme y enseñe a sus estudiantes. El currículo en nuestro país no es especialmente flexible, lo cual dificulta la transformación digital. Es complicado innovar con ingentes cantidades de contenido.

¿Estamos ante una moda, la de innovación digital, con fecha de caducidad?

—Si entendemos por moda que hay un boom desmedido de aplicaciones y de tecnología, sí. Pero si observamos de un modo crítico, seremos capaces de diferenciar aquellas que tienen una penetración real en el aula de las que no. Éstas requieren innovación tecnológica que responda a una necesidad tangible, un profesor con competencias digitales docentes y motivado y una comunidad escolar que apoye el cambio.

¿Una mala formación del profesorado puede acarrear problemas a largo plazo en el alumno?

—Por supuesto, pero esto no es nuevo. Lo nuevo es que, hasta ahora, el foco de la formación del docente se basaba en una visión analógica y ahora se piensa desde lo digital. Su aprendizaje también ha de cambiar de modelo para poder dar respuesta a este nuevo alumno.

"Google tiene más memoria, pero nosotros sabemos qué tiene valor didáctico"

¿Cuáles son las nuevas metodologías que más se están implantando?

—El punto fuerte de la tecnología es que permite hacer muchas más cosas que en una clase analógica. Todas las metodologías que enseñan a resolver problemas, fomentan la colaboración y el aprendizaje social tienen en la tecnología un potente compañero de viaje. Si aprendemos de un modo digital, en unos años esta habilidad será tan importante o más que el inglés.   

¿Cuáles son los resultados que se obtienen en el aprendizaje de los alumnos?

—Aprender es personal. Hasta ahora, el interés estaba puesto en la enseñanza estandarizada. Cada vez más, la situación está cambiando. Especialmente, porque estamos enseñando a nuestros alumnos a cooperar (lo tendrán que hacer en su vida laboral), a usar una metodología ágil y a utilizar correctamente las redes sociales . El objetivo es que sean capaces de distinguir críticamente las fake news. Debemos formar a muchos thinkers (pensadores) para no tener una sociedad de followers (seguidores).

¿Permiten las nuevas herramientas digitales una mayor adaptación a las necesidades de cada alumno?

—Realmente, es lo que permiten. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones hablamos de lo que hacen las aplicaciones pero no de los datos que éstas manejan. Como docentes, tenemos que ser capaces de analizar el small data en el aula y saber qué pasa con los datos que enviamos a algunas de las apps educativas que utilizamos. Es algo poco tratado pero vital.

En este punto, saber analizar estos datos es vital. ¿Cómo formarse?

—Desde Aula Siena, trabajamos desde la práctica, de tal manera que los profesores puedan aplicar nuestros cursos en el aula. Contamos con dos grandes bloques formativos, ambos apoyados en el aprendizaje tecnológico Tach Educación.

El primero está compuesto por cursos de un mes de duración y que terminan con la realización de un proyector personal. El segundo, es un programa a medida para ayudar a los centros en su transformación digital. Detectamos qué necesitan y les diseñamos un plan ad-hoc con la participacion de profesores-mentores que ayudan a sus compañeros en el proceso. Esta formación es personal y de una duración que oscila entre los dos y los tres años.

"¿No es presencial seguir la clase de mi tutor mientras estoy en el tren o en casa?"

¿Cuál es la diferencia con el resto de plataformas de formación para el profesorado?

Utilizamos Tach Educación. Se trata de una solución pedagógica mobile learning soportada por una tecnología sencilla y cómoda. Está pensada para favorecer la creación, por parte del alumno, de un entorno personal de aprendizaje. Todo ello, sin olvidar que la adquisición de conocimientos es social y compartible con profesores y compañeros.

Desde Aula Siena, promovemos comunidades profesionales de aprendizaje y buscamos una pedagogía con tecnología y no al revés. Por eso, formamos a través de un sistema similar al de Whatsapp.

Esta formación social genera redes de contacto entre docentes, lo cual es realmente enriquecedor. Abrimos las puertas de las aulas para que nuestros alumnos compartan sus experiencias educativas.

¿Es viable y recomendable una formación 100% on line?

—Hasta ahora, la formación on line ha sido concebida como una mala heredera de la formación a distancia tradicional. Nosotros creemos en un modelo gourmet, en el que se interactúa con el profesor en una aplicación en la que ni siquiera es necesario dar el número de teléfono. Se aprende haciendo y en comunidad, siendo conocedores del poco tiempo del que disponen los alumnos.

Además, nuestros cursos tienen clases virtuales por videoconferencia. ¿No es presencial seguir la clase de mi tutor mientras estoy en el tren o en casa?

Cursos con un producto final real

  1. Los cursos de Aula Siena están pensados para aprender a través de la propia comunidad educativa. Los alumnos son guiados por expertos con el fin de conseguir un producto final que se convierte en un proyecto real en el aula.
  2. On line y presencial. A través de videoconferencias, el alumno asiste a clase desde cualquier dispositivo con acceso a internet. El móvil se convierte en el mejor aliado del docente gracias a la apliación exclusiva Tach.
  3. Learning by doing. O, lo que es lo mismo, la capacidad de adquirir conocimientos a través de la práctica. Los docentes aprenden como lo hacen sus alumnos y además con métodos que aportan resultados medibles y objetivos alcanzables.
  4. Curricular y transversal. Todos los cursos son aplicables en el aula, respetando los planes de estudio estandarizados. Aula Siena también incorpora  en sus planes conocimientos y habilidades para crecer en comunidad.
  5. Transformación del centro. La formación del docente se amplía al colegio con el estudio de sus necesidades y la mejora de sus competencias. El objetivo es conseguir una institución digital en la que el aprendizaje personalizado sea una realidad para todos sus alumnos.
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