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Los gitanos continúan a la cabeza en integración educativa fallida

Un estudio de Caja Madrid sitúa al alumno gitano y, en menor medida, marroquí como el menos apreciado entre profesores e iguales en la franja 11 a 13 años. Sudamericanos, los más queridos.
Miércoles, 1 de junio de 2005
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Autor: Rodrigo SANTODOMINGO

Pese al masivo desembarco de inmigrantes en el último lustro, la etnia gitana permanece inamovible como rara avis del sistema educativo madrileño. Según destapa un estudio de la Obra Social de Caja Madrid, los gitanos siguen siendo, por amplia mayoría, unos auténticos extraños en su propio país, al menos durante su tránsito por las aulas.

La raza calé acumula la mayoría de notas más bajas a la hora de puntuar (alumnos y profesores) a las distintas minorías que componen el crisol de la enseñanza madrileña según una serie de virtudes, actitudes y rasgos de carácter.

En concreto, para los chavales entre 11 y 13 años (de 5º de Primaria a 1º de ESO), los estudiantes gitanos son los menos cultos, limpios, prácticos, integrados, tratables y un largo etcétera de valores apreciados en la convivencia escolar. De igual forma, el calé demuestra –por encima del resto de etnias– tacañería, sumisión, escaso interés por la escuela y otra extensa lista de contraindicaciones para el buen devenir de la vida académica. Sólo los chinos (los menos abiertos) y los europeos del este (los menos simpáticos) rompen una escalofriante unanimidad que ni siquiera respeta el tópico según el cual los gitanos son, a pesar de sus defectos, una fuente inagotable de gracia y alegría.
Aunque los profesores reparten sus peores dardos de manera más equitativa, el gitano continúa para ellos en el punto de mira en 14 de 25 variables. Los marroquíes se llevan otras ocho (en esto, la diferencia respecto a los alumnos es apreciable), mientras que el resto recáe de forma poco significativa sobre otros colectivos.

La otra cara de la moneda muestra a la población sudamericana como la mejor valorada entre los 741 alumnos y 151 profesores que entregaron cuestionarios para la elaboración del estudio. Por su parte, chinos y europeos del este reciben buena nota en aspectos concretos aunque esenciales como la limpieza, el trabajo o el nivel de cumplimiento de los deberes cívicos.

Chinos creyentes

Aunque las divergencias de juicio entre alumnos y profesores son notables en un elevado número de variables, la opinión sobre el alumnado chino es muy similar para ambos grupos. Estudiantes y docentes coinciden al afirmar que los niños venidos del gigante asiático son los más independientes, austeros y cumplidores de sus deberes cívicos de cuantas minorías completan el mapa educativo madrileño. Curiosamente, para los alumnos son también los más religiosos, mientras que los profesores perciben que son el colectivo menos creyente.

Unanimidad también sobre la simpatía, apertura, pacifismo, sinceridad, honradez y otros valores en los que los sudamericanos se llevan el primer puesto. Y otro gran desencuentro: para el docente, los gitanos destilan gracia y alegría; para el pupilo, no tienen ni pizca.

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