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Zapatero apuesta por mantener la jubilación a los 67 años, pero con "flexibilidad"

En España, la jubilación media se sitúa en los 62,6 años y el presidente cree que eso "no es sostenible". El Gobierno asume la responsabilidad de la reforma de las pensiones, que se aprobará el próximo 28 de enero.
Lunes, 20 de diciembre de 2010
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El Gobierno va a presentar la propuesta de reforma del sistema de pensiones "que necesita España, que necesitan los trabajadores y todos los ciudadanos que deseen tener un horizonte de confianza y seguridad sobre su pensión", dijo el presidente Zapatero.

Tras recordar que hay países que ya han acometido esa reforma, explicó que en España las dificultades en la Seguridad Social pueden llegar dentro de quince o veinte años, pero que, para evitarlo, hay que tomar ahora las medidas.

Recalcó que, pese a que dejar que las decisiones se tomen dentro de unos años podría ser la postura más cómoda para el actual Gobierno, está decidido a adoptarlas ya. "Hagamos ahora las cosas", ha animado antes de recordar que Alemania afrontó al principio de la pasada década una agenda de reformas que ahora está dando sus frutos.

Respecto a la actitud de los partidos, dijo que cada uno demostrará su sentido de la responsabilidad, y aclaró que, ante esta cuestión, él no piensa en expectativas electorales.

A su juicio, el análisis de este asunto es decisivo y hay que tener visión de futuro, sentido de la responsabilidad, capacidad de compromiso de todos los partidos y un amplio debate social que garantizó que va a promover el Gobierno para explicar las "razones sólidas y positivas" de lo que se va a hacer.

Tras ese debate, está convencido de que la inmensa mayoría de los españoles entenderá la reforma. Zapatero reiteró que se está en un momento histórico para el futuro de la economía porque hay que hacer ahora sacrificios que se convertirán en el futuro en confianza, prosperidad y empleo.

Unión Europea
Por otra parte, el jefe del Gobierno español consideró hoy que la cumbre de Bruselas dio un paso muy significativo para la fortaleza del euro y la estabilidad financiera, y reafirmó su compromiso con esos objetivos garantizando que España seguirá con reformas previstas como la de las pensiones.

Zapatero vio cumplida su expectativa de que la cumbre diera una señal de unidad para generar confianza ante los problemas de las deudas soberanas y los avatares de la moneda única.

A ello dijo que contribuirá de forma decisiva el mecanismo permanente de resolución de crisis y la correspondiente revisión del Tratado de Lisboa respaldada por los líderes europeos.

También situó en esa dirección la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de duplicar su capital y el apoyo a que se intensifiquen los trabajos para completar en junio de 2011 todos los elementos pendientes de definición del gobierno económico europeo.

Para el presidente del Gobierno, frente a una visión que no era muy ambiciosa años atrás, se está abriendo camino la apuesta por la unidad de las políticas económicas, y puso como ejemplo que ayer, por vez primera, hablaron sobre armonización fiscal aunque fuera sólo en una fase muy inicial.

A su juicio, detrás de todo ello existe la conciencia de que una moneda compartida exige también una política económica compartida en aspectos esenciales como los que tienen que ver con las políticas fiscales, laborales o de competitividad.

De todo ello, hablaron los jefes de Estado y de Gobierno en la cena de anoche, en la que quedó claro que la propuesta de emitir eurobonos no está sobre la mesa en la actualidad.

Zapatero consideró que en este momento hay dos instrumentos "suficientes" para garantizar la fortaleza de las deudas soberanas: las medidas de consolidación fiscal que tiene que adoptar cada país y el compromiso del BCE de apoyar a los países con problemas.

El presidente del Gobierno no tuvo que ofrecer detalles ante sus colegas de las reformas previstas en España, ya avaladas por los socios del euro. Este viernes ratificó su determinación de llevarlas adelante y desveló algún detalle de la relativa a las pensiones.

Según adelantó, pese a la falta de acuerdo en el Pacto de Toledo, mantendrá
que la edad de jubilación aumente de los 65 a los 67 años, pero se incorporarán "factores de flexibilidad razonables" al tener en cuenta circunstancias distintas de los trabajadores, como el tiempo cotizado o el tipo de tarea realizada.

La reforma la ve necesaria porque no cree sostenible que se mantenga la edad real de jubilación en la media actual de los 62,6 años, y, por ello, garantizó que la promoverá "con todas las consecuencias", pese a que reconoció que podía ser más cómodo para él dejar que la decisión se tuviera que adoptar dentro de unos años.

Además, recordó que muchos otros países han elevado ya la edad de jubilación a los 67, como Alemania, con cuya canciller, Ángela Merkel, se ha citado Zapatero el próximo 3 de febrero.

Aprovechando el Consejo Europeo, ambos han acordado que la próxima cumbre hispano-alemana se celebre ese día en Madrid y que en ella estén presentes representantes de los empresarios y de los sindicatos de ambos países.

Zapatero no ve con reticencias que Francia y Alemania puedan tener cierto protagonismo ante determinadas medidas económicas de la UE por la evidencia de su peso entre los socios comunitarios, pero recalcó que el proceso de construcción europea es compartido y las propuestas se debaten entre todos.

El presidente del Gobierno aprovechó la rueda de prensa para defender la salud de las cajas de ahorro españolas y el compromiso de las comunidades autónomas con la reducción del déficit tras las dudas mostradas esta semana por la agencia de calificación de riesgo Moody's.

En otro orden de cosas, valoró que el Consejo Europeo profundizase su relación comercial con otras áreas regionales ante el convencimiento de que la extensión de ese comercio es fundamental para el crecimiento y la recuperación económica.

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