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Wert confía en el acuerdo porque las evaluaciones “deben ser homogéneas”

El ministro Wert afirmó el pasado 29 de abril en el Congreso que sería deseable que el tema de las evaluaciones finales que fija la Lomce para Secundaria y Bachillerato sea “pacífico políticamente” y que el Gobierno “no va a regatear en esfuerzo” para que así sea.
MagisnetMartes, 5 de mayo de 2015
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El ministro Wert el pasado 30 de abril en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. (Foto: Pool)

Así respondió el ministro a la interpelación urgente del grupo parlamentario vasco (EAJ-PNV) sobre la interpretación, desarrollo y aplicación de la Lomce, y donde la diputada Isabel Sánchez Robles le acusó de “mandar a pique el consenso, de tener siempre la puerta cerrada y de tener un problema de marketing político”.

El ministro aseguró que las pruebas de final de etapa son “de radical importancia” para la mejora del nivel educativo y que por ello invitaba al País Vasco a colaborar en estas evaluaciones (aún en fase de proyecto), “respetando cada uno las respectivas esferas competenciales”.
“¿Cómo va haber diálogo si en la reunión sectorial sobre este tema y, antes de empezar a discutir, cinco comunidades dijeron que no quieren discutirlo?”, reprochó Wert. “La falta de diálogo no será de quien se ha quedado sentado en la mesa sino de quienes se han levantado”, argumentó.

Robles defendió el hecho de que los consejeros educativos del País Vasco, Andalucía, Asturias, Canarias y Cataluña abandonaran el pasado 21 de abril la citada sectorial porque, a su juicio, el Ministerio “se ha atribuido con carácter exclusivo la fijación de los contenidos de las materias a evaluar”.

Además, la diputada acusó a Wert de querer “saquear el tesoro educativo vasco” y confía en que, “si no es este Gobierno el que ponga freno a la Lomce, lo sean las próximas ele-cciones generales”.

Wert subrayó que las pruebas tienen que responder en una cierta medida a un patrón homogéneo porque se trata de tener elementos comparables a aplicar a todo el sistema educativo y estos se contienen en una prueba externa y estandarizada.

Frente a las críticas de que estas evaluaciones se harán solo a través de preguntas tipo test, el ministro comentó que también se incluirán otras pruebas de expresión escrita y orales. También añadió que el borrador del real decreto sobre las evaluaciones finales “aún tiene que pasar por muchos filtros y que hay un tiempo amplio porque no empezarán a implantarse hasta el curso 2016-17 y sus efectos académicos no serán hasta el 2017-18”.

Evaluación franquista
Por su parte, el PSOE acusó al ministro de proponer medidas de evaluación propias del tardofranquismo y de apostar por un sistema de reválidas tipo test que alimenta el entrenamiento intensivo solo para un examen en lugar de primar la formación integral.

Durante su intervención en el Pleno del Congreso de los Diputados, el socialista Mario Bedera criticó la propuesta del Ministerio de Educación para que parte de las pruebas en las evaluaciones (un máximo de 350 preguntas) sean de tipo test.
“Se trata –a juicio de Bedera– de un sistema que alimenta el entrenamiento intensivo solo para el examen y que es más propio de una academia que prepara para un campeonato de trivial que de un centro donde debe primar la formación integral y la cultura de la evaluación”.

Bedera también dijo que no le extrañaba que los representantes de cinco comunidades se levantasen de la Conferencia Sectorial “hartos de propuestas más parecidas al tardofranquismo”, subrayó Bedera, que acusó al ministro de resucitar las reválidas casi medio siglo después de que éstas de-saparecieran.

Evaluaciones modernas
Wert defendió estas pruebas que están “orientadas hacia el conocimiento de las competencias adquiridas por los alumnos y son evaluaciones modernas destinadas a dar transparencia, a facilitar la rendición de cuentas del sistema y a que las familias, profesores y alumnos tengan la mejor información”.
“En modo alguno tienen nada que ver con las reválidas”, remarcó Wert, que recordó que “la inmensa mayoría de las economías desarrolladas y las que mejor funcionan tienen evaluaciones externas y estandarizadas al final de las etapas”.

El ministro rechazó que estas evaluaciones tengan un efecto segregador, “sino todo lo contrario”, y aseguró que “nada tiene que ver con las reválidas que –efectivamente– eran un procedimiento para canalizar una demanda que el sistema no podía atender y que, en ese sentido, eran segregadoras”.

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