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Una historia real llena de valores en el mundo del vóley femenino

Nada como ir al cine en familia, por lo que se debe aprovechar la oportunidad de que llegue a las carteleras un film que gusta por igual a padres que a jóvenes.
Juan Luis SánchezMiércoles, 17 de octubre de 2018
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¡A ganar! no sólo resulta conmovedora, sino que está llena de valores, pues habla de temas de calado, como la superación del dolor, el mundo del deporte, las crisis de fe, la unidad familiar, y otros. Permite pasar una jornada agradable en las salas, pero también da que pensar.

Tiene como protagonistas a dos chicas, las vitalistas e inseparables Caroline y Kelley. Ambas afrontan con ilusión la nueva temporada, en la que con el equipo de vóley del instituto pretenden repetir el triunfo del año anterior. La primera quiere dedicarle cada victoria a su madre, enferma de cáncer, que lucha para seguir viva de cara a ver a su hija en la universidad. Va a visitarla todos los días, tratando de mantener el optimismo.

Pero, por desgracia, Caroline sufre un accidente mortal de moto, para consternación de su familia, pero también de sus compañeras, especialmente de Kelley, a la que la entrenadora, Kathy Brez, pone al frente del equipo en sustitución de la fallecida. Parece que ya no hay nada que hacer, pues las demás jugadoras están desanimadas, no saben cómo afrontar lo ocurrido… El padre de Caroline está desesperado, pues para colmo de males la madre fallece también, poco después.

El largometraje tiene al frente al realizador Sean McNamara, que sobresale en el terreno de las películas de jóvenes deportistas femeninas, como ya había demostrado en Pasión por el triunfo: medalla olímpica (protagonizada por una patinadora) y sobre todo en Soul Surfer (que tiene como personaje central a una surfista). Como esta última, ¡A ganar! reconstruye una historia real sobre la capacidad humana de superar grandes tragedias y para usarlas como motor para lograr grandes gestas en el deporte.

El poder de la fuerza de voluntad
El aludido McNamara –que empezó con secuelas para vídeo de Casper de muy bajo presupuesto– ejemplifica el poder de la fuerza de voluntad, pues a priori le han colocado de nuevo una producción de bajo presupuesto, con voluntad de que sea lo más convencional posible, una historia en la que resulta inevitable ceñirse a los tópicos del género (equipo desastroso al principio que tiene que ponerse las pilas) y hasta algún miembro del reparto mejorable (especialmente el nuevo vecino ‘guaperas’ o el ayudante de la entrenadora). Sin embargo, sabe aprovechar sus fichas, sobre todo que se ha podido reclutar a dos actores en horas bajas pero sobresalientes, William Hurt (un progenitor que debió tener a su hija a una edad tardía, por la avanzada edad del actor) y Helen Hunt (una entrenadora brillante pero un poco antisocial), rodeados de jóvenes más o menos expresivas.

Sabe alternar secuencias de intensidad dramática con momentos deportivos, que logran poner en tensión incluso a quienes desconozcan las reglas del vóley. Con todo esto, le saca tajada a un guión hábil, que avisa de que la obsesión por ganar acabe deshumanizando al individuo y termine con la pasión que le llevó a practicar el juego, y que traza a personajes de carne y hueso, especialmente al padre, que en su interesante subtrama sufre una crisis de fe por el dolor acumulado.

Cuenta con participación española. El reconocido compositor Roque Baños, que ha despuntado con películas como Alatriste, se ocupa de la banda sonora. “Las imágenes tenían que hablar por sí solas”, declara. “La música no tenía que reforzar tanto el dramatismo. Los temas que he compuesto para esta película no habla de los personajes, sino de lo que sienten. Es sobre sus sentimientos, por ejemplo, en el caso de la familia Found, sobre la pérdida que sufre en unas circunstancias tan terribles, pues la madre padece un cáncer terminal. En cuanto a las amigas, me propuese reflejar su necesidad de superación y de conseguir tener fe en sí mismas, en lugar de depositarla en otra persona”. 

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