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¡No les dejemos solos!

Jorge Burgueño
Escritor y maestro
3 de noviembre de 2020
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La semana pasada tuve la fortuna de formar parte de una mesa redonda virtual organizada por la Secretaría de Educación de Bogotá, para exponer claves que se están trabajando en las escuelas desde Colombia, Argentina y España. El objetivo principal del encuentro era compartir estrategias que se estuvieran llevando a cabo en cada situación, en las circunstancias de pandemia mundial en la que nos encontramos, para promover la salud mental y emocional de alumnos y familias.

A pesar de las diferencias culturales (que no son muchas, todo hay que decirlo, con los países de Hispanoamérica), las preocupaciones sobre el acompañamiento emocional y psicológico que se está realizando en tiempos convulsos como los actuales son muy similares. Las prioridades se establecen en todos los casos en tratar de atender a los alumnos con mayores necesidades, ya no solo educativas, sino también socioeconómicas. Se percibe que la brecha entre aquellos alumnos con menores posibilidades y el resto, es cada vez mayor, y se había ensanchado especialmente con esta situación.

A pesar de las diferencias culturales (que no son muchas, todo hay que decirlo, con los países de Hispanoamérica), las preocupaciones sobre el acompañamiento emocional y psicológico que se está realizando en tiempos convulsos como los actuales son muy similares

Y es que a pesar de las ayudas económicas que ofreció la Comunidad de Madrid a través de la Orden del 3 de septiembre para la contratación de profesorado de apoyo para tratar de paliar los déficits curriculares que la pandemia estaba generando, la realidad es que cada colegio está sobreviviendo como buenamente puede. Mientras que en algunos se ha cambiado el Plan de Acción Tutorial para acompañar a las familias, y dejan en manos del Equipo de Orientación y tutores el seguimiento emocional y psicológico de los alumnos; en otros centros el Covid parece no existir, y se trata de normalizar la situación sin siquiera nombrar al virus que nos está machacando sin piedad.

¿Qué es mejor y qué peor? ¡Quién sabe…! Lo que es evidente es que gran parte de nuestra labor educativa nos exige estar pendientes de la situación emocional de nuestros alumnos y familias. No podemos obviar las circunstancias. Los docentes se enfrentarán a más de un caso en el que tengan alumnos en duelo por pérdidas de familiares cercanos, alumnos deprimidos por no poder salir de casa, cansados por no poder jugar y compartir sus juguetes con los de la clase de al lado. Vamos a escucharles, entenderles y acompañarlos en este proceso que está siendo duro y complejo para todos.

 

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