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Codocencia: la fuerza de los equipos

Miércoles, 22 de febrero de 2023
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«Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Antonio Machado [Proverbios y cantares (XXIX)]

En el IES «Foramontanos» llevamos varios años intentado coger impulso para realizar un verdadero cambio pensado y consensuado. Tras varios pasos por formaciones de diferente índole, participando en cursos externos al centro y desde seminarios desarrollados internamente, vamos construyendo nuestro camino.

Este caminar sigue en proceso, nunca fue fácil mantener la línea del horizonte y el destino fijo. Hemos tenido muchos cruces de camino, bifurcaciones, abandonos de compañeras, tropiezos y escollos que superar, que han ido dando otro matiz a la idea de llegar a meta.

Hemos querido avanzar y afianzar, posar y reposar las ideas, sentires, pensamientos y prácticas en un transcurrir lento, libre de prisas, pero sin demasiadas pausas, pues no debemos perder el trasfondo del destino, la mejora educativa de los procesos de enseñanza y aprendizaje desde la propia práctica e implicando al alumnado y profesorado.

Los verdaderos cambios no vienen impuestos y se asumen, debemos empaparnos de las experiencias, nutrirnos del pensamiento en interacción que generamos en conflicto con los otros, un constructo que toma valor en cuanto crea cultura educativa dentro de la propia comunidad. Por tanto, debemos pararnos a mirar, coger aire, conversar y compartir, pues así el camino nos nutre y nos aporta experiencia, que mejora y aporta sentido en sí mismo al caminar y nos enfoca a la meta. No vale sólo con llegar a cualquier precio, sino aprender en el trayecto.

Durante este pasado curso 2021-22 tras un 100% de claustro a favor, se cruza en nuestro camino el Programa para la Orientación, Avance y Enriquecimiento Educativo (PROA+), que yendo al trasfondo del programa nos resuenan muchas palabras que, para nuestro centro, ya tenía mucho sentido. Por tanto, se nos plantea una oportunidad para seguir afianzando nuestro camino, que no desperdiciamos.

Orientación, no sólo como un departamento potente, asentado y con mucho ímpetu, sino como un sentir que nos identifica como centro: apoyo, asesoramiento, guía, sustento para el alumnado, familias y para el profesorado. Queremos tener esa brújula que nos dé seguridad en la senda.

Avance, necesitamos dar pequeños pasos, serenos y firmes. Pero este avanzar no está exento de piedras y obstáculos que desaniman, pero que nos permiten volver a abrir debates, equivocarnos y retroceder, pero un paso atrás que nos permite coger impulso y no cesar en el intento. El error como parte del proceso de aprendizaje.

Enriquecimiento educativo, ganar lejos de resultados mercantilistas, como transformación y mejora, no como mera presentación de resultados. Vivir un proceso de nutrirse de los otros, del acompañamiento, de convivir y aprender juntas.

Todo este ideario, nuestra idea de centro, desde un seminario que iniciamos en el 2018 sobre realizar un proyecto integrado de Innovación Educativa nos acercaba a nuestras señas de identidad, y toda la comunidad educativa tenía claro que un valor fundamental que nos definía es la inclusión y atención a la diversidad. Queremos ser un centro que acoja la diversidad como valor en sí misma y que la atención sea de todo el profesorado para todo el alumnado.

El camino coge forma en el andar, parando a construir, colocando adoquín a adoquín. En este caso El PROA+ se tornó como una estrategia fundamental para analizar nuestra situación actual y empezar a materializar el Plan Estratégico de Mejora, que no es otra cosa que analizar la situación actual de partida para proyectar, desde un análisis real y exhaustivo de nuestras necesidades para actuar con una planificación realista y ajustada al centro. Es trazarnos un plan que guíe el ideario, proyectar nuestro centro, con sus valores actuales en un futuro ideal cercano, visualizarnos en un futuro en cómo queremos ser, nuestra visión. Meternos en tan ardua tarea, nos lleva a reflexionar sobre muchos aspectos base de la identidad del centro, para ver debilidades y amenazas para reconstruirlas y transformarlas desde nuestras propias oportunidades y fortalezas. Nos hace conscientes, de una manera objetiva, de nuestros objetivos y nuestras líneas estratégicas para conseguirlo a través de un mapa. Un mapa estratégico que urde unos objetivos del propio programa (mediadores y facilitadores) con nuestras demandas y necesidades para reconstruir y alumbrar hacia el final, con metas intermedias.

Las baldosas que nos facilitan el camino son pequeños impulsos que allanan las dificultades. En términos del PROA+ se materializan a través de las actividades palanca. Es ese poder ser, es crear el potencial para desarrollar nuestras ideas hacia una meta. Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo, recordando a Arquímedes, para nosotras, en nuestro centro, esa base para empezar a proyectar y crear juntas comienza con la codocencia, nuestra actividad palanca.

En el catálogo de actividades palanca del Ministerio de Educación se define la codocencia como la realización entre dos docentes la programación y planificación de la práctica docente para todo el alumnado, centrándonos especialmente en facilitar el acceso a los aprendizajes a los más vulnerables.

Por tanto, para nosotras, la codocencia supone dos docentes, dos miradas, cuatro manos y dos cerebros con energía para afrontar un grupo y aportar otros modos de hacer. Se trata de diversificar los papeles docentes, las referencias para el alumnado, planear tareas más abiertas, llegar al máximo de alumnado, abrir el aprendizaje a nuevas metodologías, donde dos personas sustentan mejor el cambio.

En nuestro centro el PROA+ ha supuesto unos peldaños a modo de avance hacia la escalera de apoyo a reforzar y fortalecer medidas que sustenten al alumnado con riesgo de abandono escolar, ha sido a través de la dotación de personas en varios departamentos para varios niveles educativos. Esto se ha materializado en dos docentes en varias materias entre una y tres horas semanales en el mismo grupo.

Sin ser la situación ideal en todas las materias, el recurso ha supuesto un cambio tanto perceptivo de una manera clásica de percibir al docente como un ser aislado en su aula con sus alumnos, para pasar a reflejar una imagen de compartir un proceso de enseñanza/ aprendizaje que se ve nutrido en el planear, hacer y revisar, tanto del proceso de enseñanza, como del aprendizaje.

Esto ha posibilitado varios modelos de codocencia, que guían y sirven de apoyo en la metodología para hacer frente al nuevo andar: dos docentes en paralelo llevando el aula (Geografía e Historia, Matemáticas y Lengua), dos docentes que reparten funciones según el tema o tarea a realizar (por la experiencia acumulada, por el conocimiento de un tema particular, el dominio o formación en determinadas metodologías o en atención a la diversidad), dos docentes con dos grupos (en talleres o prácticas como Biología y Matemáticas), dos docentes aportando en diversos grupos heterogéneos/ homogéneos cooperativos, por estaciones o grupos rotativos (en Biología y Geología, Geografía e Historia, Matemáticas y Lengua y Literatura). Abrir miradas para posibilitar el proceso colaborativo entre docentes desde diferentes prismas, donde las relaciones se nutren por las personas implicadas, acogiendo, dudas, miedos y asumiendo retos, mejor en pareja pedagógica.

Ha sido la excusa para seguir formándonos, seguir cambiando la metodología y crear vías de transformación en el centro y en el profesorado, pero también en el alumnado, que percibe otra forma de recibir los aprendizajes. Pertenecer al programa ofrece la posibilidad de formarnos específicamente en las actividades palancas seleccionadas.

En nuestro centro han funcionado en paralelo dos formaciones muy interesantes, por un lado un seminario interno llamado “Repensar el centro” donde se ha dado la posibilidad de reflexionar, analizar la situación de partida del centro sobre sus debilidades, amenazas, oportunidades y fortalezas para ir configurando juntas una manera de pensar, hacer, sentir el propio centro para reelaborar ese mapa que nos oriente en el camino.

Por otro lado, hemos contado con un curso de formación de 30 horas “Neuroaprendizaje y codocencia” combinando lo presencial con lo online. Hemos tenido la posibilidad de seguir nuestro propio ritmo de aprendizaje de manera asincrónica con una plataforma que permite tener video, textos, tareas comunes y chat donde visibilizar dudas y debates, así como de manera sincrónica con charlas online y presenciales en el propio centro para materializar la práctica entre nosotras, consultar dudas y disipar falsas creencias, que impiden avanzar o no dejar ver clara la senda por la que continuar.

La verdadera guía y luz para encaminar la práctica ha venido desde la formación, el debate abierto entre las personas participantes, el contagio entre otros profesionales al ver el funcionamiento. Pero, sobre todo, lo gratificante es empezar a hablar de cuestiones que nos preocupan como la atención a la diversidad, el cambio de metodologías, el apoyo mutuo entre docentes dentro de nuestro centro. A veces la vorágine y contratiempos del día a día te hacen avanzar sin pensar. Parar, retomar debates, reflexionar entre 30 docentes implicados en el curso va generando un poso que hace más fácil hablar de cuestiones si se comparte un mínimo en la mirada que nos sitúa en un suelo firme, para no decaer en el intento de mejora ante imprevistos y para salir reforzados cuando funciona y se recogen resultados tras mucho camino hecho.

Algunos aspectos debatidos, como las características personales de un docente para llevar a cabo codocencia se recogen en la entrevista a una compañera:

“Las características que deben tener los codocentes, para mí en primer lugar es la empatía:

ponernos en el lugar del otro profesor que está en el aula.

Debe haber flexibilidad, mucha comunicación, aceptar los errores, el otro codocente nos puede decir: pues oye, esto es mejor que lo hagas de esta manera y lo tenemos que aceptar, corregir y aplicar en el aula.

No juzgarse, también, entras en un aula para aprender…

Entonces, tú lo que tienes… tu misión es aportar, entre los dos compañeros, tienen que aportar en el trabajo para que esos alumnos avancen, aprendan y alcancen sus metas” Isabel.

Pero no todo son caminos bien señalizados y fáciles. Porque no se trata de turistear y quedarnos en la superficie, sino peregrinar y nutrirse de las bondades e inconvenientes que tiene este proceso. Debemos aprender a ir despacio, apreciar el camino, disfrutar del paisaje y de las conversaciones y cuando haya algún error, pararse a tomar aire y así reflexionar sobre las bifurcaciones para cambiar de rumbo y aprender en el propio proceso de implementación.

Reflejamos las ventajas e inconvenientes de esta forma de trabajo, recogidas de las reflexiones en el desarrollo de la práctica entre el profesorado codocente.

Si bien en la balanza seguimos inclinándonos hacia los beneficios y resultados por encima de todas esas pequeñas trabas que nos encontramos, son muchos los esfuerzos que se requiere para que funcione de la mejor manera posible. Siempre todo es susceptible de mejora.

Construir referentes en la vida del centro: así se construye y mejora la educación. Con el día a día, la de con-vivir docentes, familias, alumnado; y con el apoyo de referentes normativos, aquellos que son una buena base de dónde partir, pueden ser nuestro sustento; tener la posibilidad de conseguir recursos, el PROA+ como una medida y apoyo más, son faros que ofrecen luz en la senda. Pero cuidado con el cansancio al profesorado que puede suponer la burocracia, una medida importante para evitarlo es ofrecer sustento a la persona y no solo cuidar del profesional.

Tomemos el PROA+ como una oportunidad para mejorar, para dignificar nuestro trabajo, para sistematizarlo, planearlo, proyectarlo a través de un plan de mejora y estratégico que de valor a nuestro trabajo. Pero con una idea clara, seguir construyendo nuestro propio camino, sin uniformar, pero con la coordinación en profesionales como clave en la mejora.

Albergamos la esperanza de seguir guiados para no cesar en el intento, buscar guías y referentes, así como recursos, como el PROA+, para seguir trazando nuevas rutas para la mejora de nuestro trabajo, nuestra mejor tarea: nuestro mayor reto, la atención de todo el alumnado.

“Caminante no hay camino, sino estelas en la mar” A. Machado.

Cristina Salamanca Salas, Maestra P.T. y Susana Monteserín, Profesora de Biología y Geología y Jefa de Estudios. Equipo Impulsor del I.E.S. Foramontanos (Cabezón de la Sal)

BIBLIOGRAFÍA:

Financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU. Sin embargo, los puntos de vista y las opiniones expresadas son únicamente los del autor o autores y no reflejan necesariamente los de la Unión Europea o la Comisión Europea. Ni la Unión Europea ni la Comisión Europea pueden ser consideradas responsables de las mismas.

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