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El MECD prepara un CAP que se estudie desde la carrera

La idea de que el Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) se “consigue con la gorra” está tan extendida como estos estudios, que se convierten para los licenciados de todas las carrera en un mero trámite para acceder a un puesto de trabajo como profesor de cualquier especialidad en enseñanza Secundaria.
Miércoles, 10 de enero de 2001
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Autor: Marta SERRANO

El MECD se muestra reticente a avanzar las reformas que el departamento de la secretaria de estado de Educación y FP, Isabel Couso, prepara respecto a los requisitos necesarios para acceder a un puesto como profesor de Secundaria. Sin embargo, fuentes cercanas a la ministra han avanzado a MAGISTERIO “la posibilidad de que la generalización del curso de cualificación pedagógica (CCP) vaya acompañado por medidas que permitan ofrecer a los alumnos de todas las carreras asignaturas de didáctica, psicología y pedagogía como optativas desde el segundo ciclo de sus estudios superiores”.

Este periódico ha consultado el tema a diversos expertos en Educación y todos han coincidido en señalar la formación del profesorado como punto clave para mejorar la calidad de la enseñanza y la necesidad de que las leyes se adapten a los nuevos tiempos.
En este sentido el CAP, vigente en todo el territorio nacional desde hace 30 años, nació con la Ley General del 70 con el propósito de formar profesores de Bachillerato. Hoy la enseñanza es obligatoria, general y gratuita por ley hasta los 16 años, algo que implica la necesidad de un nuevo tipo de profesor, que no surge de un sólo curso, por lo que el Certificado de aptitud pedagógica ha quedado obsoleto.

Además, es preciso tener en cuenta que “aún obteniendo el CAP en una especialidad, el título es válido y acredita al estudiante para impartir clase de cualquier otra especialidad que no ha cursado”, según las mismas fuentes. Esto lo hace más ineficaz si cabe en el propósito de formar adecuadamente a los futuros docentes de Secundaria.

La línea del cambio

En cuanto a la línea que baraja el ministerio, “lo que se pretende fundamentalmente es vincular mucho más la formación académica en temas educativos a la formación de referentes científicos”.

Además se pretende la mayor participación de profesores de Secundaria, de tal manera que se vincule este profesorado al de las universidades, para que halla una unión entre las prácticas en los centros de enseñanza y la Universidad. La reforma pretende sintonizar con una demanda creciente en la sociedad que, como indica el profesor de Didáctica Comparada de la UNED, José Luis García Garrido, es bastante palpable. “El CAP no funciona. Las facultades de ciencias y las de letras preparan a más profesores que científicos, ya que un 90 por ciento de los licenciados se dedican al final a la docencia”, indica Garrido que afirma no conocer los planes del ministerio en este sentido, cree que la realidad obliga a preparar el camino a los estudiantes interesados en la docencia. Según el catedrático de la UNED “hay que meter cierta racionalización en las carreras y los actuales docentes deber darse cuenta que lo que están formando en sus clases son, sobre todo, profesores”.

En cuanto al nuevo diseño del CAP que prepara el Ministerio de Educación García Garrido opina que “la reforma es necesaria y aunque no se debe uniformizar la formación del profesorado, sí se deben establecer unos criterios básicos que garanticen una formación suficiente del profesorado y eviten al mismo tiempo la coexistencia de 17 sistemas educativos distintos en cuanto a acreditación y formación inicial del profesorado”. El profesor de la UNED señala además que incorporar en la carrera la posibilidad de cursar asignaturas relacionadas con la docencia no sería nada nuevo ya que “el modelo educativo británico tiene en su programa de enseñanza asignaturas relacionadas con la Pedagogía y la Psicología, y cuenta con un Bachillerato específico en Educación”.

Por otra parte, cabe destacar que el objetivo final de la reforma es conseguir despertar vocaciones docentes entre los alumnos de estudios superiores, prestigiando así la labor docente como algo más que una vía de acceso a un trabajo seguro en el difícil mercado laboral.

La legislación vigente

El decreto de 1995 que regula el Curso de Cualificación Pedagógica está ahora en suspenso con una prórroga hasta que el borrador que ha preparado la Secretaría de Estado de Educación y Formación Profesional sea discutido con los diferentes partidos políticos, las universidades y las comunidades autónomas.

De momento el CCP se imparte de forma experimental en la madrileña Universidad de Alcalá y en la Autónoma de Barcelona, mientras que ya está plenamente implantado en las universidades canarias de La Laguna y Las Palmas y en algunas carreras de la de Valladolid. Las diferencias entre CAP y CCP serán la base de las reformas según fuentes del MECD, que ha recogido y analizado los datos experimentales para diseñar el nuevo modelo. Los cambios se presentarán previsiblemente a mediados del 2001 junto al paquete de reformas que Pilar del Castillo ha anunciado para entonces.

La opinión del alumnado

Dice el refranero popular que cada uno cuenta la feria según le va en ella, pero eso no pasa cuando se pregunta a los estudiantes del CAP, porque el peor de los alumnos universitarios obtiene sin problemas el Certificado de Aptitud Pedagógica e, incluso, como en la UCM, sin tener que ir a clase. En general aquellos que han cursado esta “maría” creen que es necesaria su reforma, aunque matizan que no es lo mismo estudiarlo en Salamanca, donde el curso dura tan solo dos meses, que en la Universidad del País Vasco donde dura un curso académico completo.

El valor de la Ley

La LOGSE exige estar en posesión de un título profesional de especialización didáctica para poder impartir las enseñanzas de la Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional específica.

El título al que hace referencia la Ley de Ordenación General del Sistema educativo es el que se obtiene mediante la realización del Curso de Cualificación Pedagógica (CCP), regulado por decreto en octubre de 1995, aunque ahora está en suspenso ante las inminentes reformas que planteará en breve el MECD a las comunidades autónomas.
Según la legislación vigente los únicos exentos de realizar el CCP serían los maestros y licenciados en Pedagogía.

En cuanto a los requisitos, la obtención del título profesional de especialización didáctica debe tener una duración mínima de un año académico e incluir un periodo de prácticas docentes. Sin embargo el decreto permite la adaptación de la duración y los contenidos para algunas áreas y materias.

El CCP debe proporcionar al profesorado la formación psicopedagógica y didáctica inicial necesaria para acometer las funciones docentes de acuerdo con lo establecido en la LOGSE. En este sentido, constituye el punto de partida para dotar al sistema educativo de un profesorado altamente cualificado, garantizando una formación inicial amplia, solida y rigurosa, sobre la que posteriormente se articule la formación permanente y la actualización científica, técnica y didáctica de los docentes.

Pero según la Ley la característica esencial de la formación inicial del profesorado es la integración entre la teoría y la práctica. Por eso, sí es importante subrayar el carácter teórico-práctico de las enseñanzas del CCP, el “prácticum” es el componente formativo vertebrador del curso. El bloque de enseñanzas teórico-prácticas está formado por unas materias obligatorias comunes, que versan sobre aspectos sociológicos, pedagógicos y psicológicos relevantes para la docencia, y otras específicas según la especialidad elegida que no pueden superar el 20 por ciento del total de la carga lectiva .El bloque “prácticum” tendrá una carga lectiva de 15 créditos de los que al menos 10 se destinarán a la docencia tutorizada en centros de trabajo.

El CCP ya prevé la conveniencia de vincular las enseñanzas del curso a universidades, institutos y a los diversos sectores productivos lo que supuso sin duda un primer avance respecto al obsoleto CAP.

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