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La CECE pide que la FP sea una opción válida para cualquier alumno

En los últimos días de marzo tuvo lugar en Huelva el Congreso de la CECE, que bajo el lema “La nueva escuela”, analizó la derrota que llevan las reformas del MECD.
Miércoles, 18 de abril de 2001
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El congreso se inició con el que empieza a ser habitual plantón de Isabel Couso, secretaria general de Educación y FP, aunque sí pudimos disfrutar de la presencia de José Luis Mira, director general de Educación, FP e Innovación educativa, que al día siguiente impartió una conferencia sobre la futura Ley de Formación Profesional.
La primera disertación corrió a cargo del catedrático de Ética y filósofo Alfonso López Quintás, y versó sobre los valores en la Educación, destacando la importancia del encuentro –con la naturaleza, con los demás– para la formación de los educandos, y avisando del peligro que supone apagar la su curiosidad natural con un currículum lleno de materias dispersas e inconexas.

Análisis de las reformas

El segundo día nos tenía reservadas sendas conferencias sobre las leyes que prepara el MECD, Formación Profesional, a cargo del ya citado José Luis Mira, y Calidad, impartida por Julio Fuentes, del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación. Todo ello precedido por una mesa sobre la Música en la Comunidad andaluza.

Si bien José Luis Mira sí expuso las líneas más importantes sobre la Ley que ha preparado su departamento, la del representante del INCE versó más sobre lo que la Ley de Calidad debe corregir, analizando los últimos informes publicados por su instituto sobre las evaluaciones de alumnos de la ESO en toda España.

Al día siguiente tocó el turno a una mesa redonda sobre “Los medios de comunicación en la escuela a través de Internet”, en la que participaron representantes de La 2 de TVE, ABC y El Mundo, además de Mariano del Castillo, director de medios de comunicación de CECE. Mientras que Manuel Espín, responsable del programa “La aventura del saber”, dudaba del papel verdaderamente educativo de la tecnología, Del Castillo hacía hincapié en que la escuela debe facilitar la correcta integración de sus alumnos en la sociedad del futuro.

Más tarde, los distintos directores generales de centros de diez comunidades autónomas explicaron sus proyectos legislativos de cara a la enseñanza Concertada. Los temas más tocados fueron la concertación de etapas no obligatorias y la equiparación salarial.
Ya por la noche se leyeron las conclusiones del congreso: se consideraban necesarias las reformas del sistema educativo, se exigía la redefinición de los conciertos y el impulso al segundo ciclo de Educación Infantil, se comprometían a impulsar la calidad en sus centros, se reiteraba la necesidad de establecer itinerarios diversificados, y se pidió “igualdad de trato con los fondos públicos a la hora de recibir financiación para equipamientos y formación del profesorado”.

En cuanto a la FP, se señaló la necesidad de flexibilizar los tres subsistemas –inicial, ocupacional y continuo–, el establecimiento de pasarelas normalizadas y de “la mejora de la imagen social de la Formación Profesional, presentándola como una opción válida para todos los alumnos del sistema educativo”.

“Actividades extraescolares”

Pero el XXIX Congreso de la CECE no sólo tuvo conferencias y mesas redondas. Se pudo, por supuesto, disfrutar de la generosa hospitalidad onubense, gozar con la variada gastronomía local o bailar al son de los múltiples fandangos que se escuchan en esa tierra.

Entre las visitas programadas, la más popular y emotiva fue la ofrenda floral a la Virgen del Rocío en su ermita almonteña, que se llenó con los asistentes al Congreso. Desde los próximos miradores se pudo admirar el incomparable paisaje de la marisma que forma parte del Parque Nacional de Doñana.

Donde los asistentes más pudieron disfrutar –casi como si fueran sus propios alumnos– fue con la visita al Muelle de las Carabelas, un pequeño dique donde reposan las réplicas de La Pinta, La Niña y la Santa María. Allí pudo verse a multitud de directores de colegio subir y bajar escalas, ir de un puente a otro, de la cubierta a la bodega y vuelta a subir, recorrer los barcos de proa a popa y deteniéndose en los fanales de estribor, o las culebrinas, o la distribución de los hombres y la carga en barcos tan pequeños para viajes tan largos.

Pero quizás el mejor momento fue la tarde en que se disfrutó de la tranquilidad que se respira en el Monasterio de la Rábida al atardecer, en la otra orilla del brazo de mar que baña la ciudad de Huelva, donde los asistentes pudieron empaparse, contemplando los frescos de Vázquez Díaz, del espíritu colombino. 

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