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“Hay que volver a la pedagogía del esfuerzo que suprimió la LOGSE”

En una entrevista en exclusiva para el periódico Magisterio, la Ministra de Educación, Pilar del Castillo (en la imagen), comentó que "la experiencia demuestra que el sistema compensatorio no funciona".
Miércoles, 2 de mayo de 2001
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Con el lema Veni, vidi, vinci y tan sólo un año en su haber como ministra de Educación, Cultura y Deportes, Pilar del Castillo se muestra muy orgullosa de abordar una reforma del sistema educativo que ella misma considera extraordinaria.

—¿En qué consiste realmente la reforma puesta en marcha por el MECD?

—Estamos ante una reforma muy ambiciosa, que comenzó con los decretos de enseñanzas mínimas aprobados a finales de 2000. Esto supuso la revisión de los contenidos de todas las materias y programas que se imparten en Secundaria y en Bachillerato en la parte que compete al MECD. Además, paralelamente a la revisión de los programas se ha revisado la carga horaria de algunas materias instrumentales como Matemáticas y Lengua, dos de las asignaturas con más déficit de conocimiento.

—Pero la reforma no ha hecho más que empezar ¿no?

—Ahora quedan tres leyes, la de FP y las Cualificaciones, la Ley de Calidad, que afectará a la Secundaria y por tanto a la LOGSE , y la Ley de Reforma Universitaria.

Responder al mercado

—¿Qué tendrán en común estas tres normas?

—El porqué de la reforma se englobaría dentro del concepto de mejora de la calidad del sistema educativo. Pero, obviamente, cada etapa está afectada por una serie de problemas específicos.

—¿Qué objetivo sería común tanto para la Ley de FP como para la de Calidad?

—El MECD pretende tener una oferta educativa que responda a las necesidades del mercado y no que las necesidades productivas se ajusten a una única vía formativa.

—¿Qué se persigue fundamentalmente con la Ley de FP?

—El problema estriba en que el sistema necesita que haya una relación mucho más estrecha entre las ofertas formativas en este ámbito, en la FP, y las necesidades de cualificaciones que tiene el sistema productivo. Debe haber una coordinación y una sincronización entre las cualificaciones que demanda el mercado de trabajo y la oferta formativa que se hace a distintos niveles en la FP, ya sea como formación inicial, como formación ocupacional para reincorporación de las personas en paro, o como formación continua en las empresas como actualización o reciclaje de los trabajadores.

—¿ A quién beneficiará más la integración de los tres subsistemas de la FP?

—La idea es lograr un sistema que sea como un paraguas que permita la creación de un catálogo nacional de cualificaciones y una oferta formativa que responda a ese catálogo, a las demandas que se observan en el mercado de trabajo. El procedimiento sería: observadas determinadas demandas de cualificaciones en el mercado laboral, se prepara una oferta formativa acorde con las cualificaciones en esas demandas que nutrirán después el mercado.

—¿Sé logrará un sistema más competitivo?

—Esa es otra de las ventajas. Al final, con la mejora de la FP tienes sujetos mejor cualificados, que redunda en mayor nivel de empleo y en un sistema productivo más competitivo. Tienes las personas adecuadas con las cualificaciones adecuadas.

—¿Se ha contado con el sector empresarial al elaborar la Ley?

—Esta norma está siendo elaborada tanto por el MECD como por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales.

—¿En qué momento concreto se encuentra la Ley?

—Estamos en un proceso de diálogo abierto con sindicatos, la patronal, las organizaciones empresariales, y durante este mes de abril se celebrarán las comisiones permanentes del Consejo General de Formación Profesional que es donde están representados todos los sectores implicados en este asunto.

—¿Han hecho las organizaciones empresariales aportaciones importantea a la Ley de FP?

—Ya han hecho sus primeras aportaciones y las harán además en las comisiones permanentes de la FP, pero lo que es evidente es el consenso que había sobre la falta de una normativa básica de la FP.

Prestigiar la FP

—¿Cuál será el contenido de esa norma?

—La idea ya estaba muy cuajada una vez consensuado y aprobado el II Programa Nacional de la FP en 1998.

—¿Se cumplirán los plazos previstos?

—Sí. Según lo previsto será aprobada por el Consejo de Ministros y las Cortes antes de que acabe el semestre.

—¿Qué datos avalan el prestigio de la FP?

—La FP reglada en España tiene un prestigio cada vez mayor. De hecho, la demanda de estos estudios se ha triplicado en los últimos años gracias a la calidad de la oferta y a unas posibilidades bastante inmediatas de encontrar empleo. Hay veces incluso que no se ha podido atender toda la demanda existente porque no había los recursos necesarios por falta de espacios, profesores… Además, la FP de Grado Superior equivale a una Diplomatura universitaria, y tanto la formación profesional de Grado Medio como la de Grado Superior tienen una solvencia grande en este momento en España.

—¿Por qué una reforma entonces si hay tanta demanda y posibilidades de empleo?

—Ahora hay 136 títulos y el catálogo actual de titulaciones, que se elaboró en 1995, se tenía que haber revisado a los cinco años. Por eso, cuando salga adelante la nueva norma se elaborará un nuevo catálogo de titulaciones que se ajuste a las necesidades del mercado hoy.

—¿En qué punto nos situamos respecto de la UE?

—Estamos en una situación anómala porque en España un 59 por ciento de los que continúan estudiando una vez superado el periodo obligatorio derivan al Bachillerato y tan sólo un 41 por ciento opta por la FP. La media de la UE es a la inversa, situándose el porcentaje de los que cursan FP en un 60 por ciento frente al 40 por ciento que opta por el Bachillerato. No obstante la tendencia es hacia un equilibrio.

—¿Cómo será el Catálogo de las Cualificaciones?

—Lo importante es que será un Catálogo de carácter modular, es decir, que si optas por el sistema de FP reglado y cursas el Grado Medio y el Superior, habrás cursado todos los módulos pertenecientes a esa cualificación. Si cursas Formación Ocupacional puedes hacer un módulo específico si lo que necesitas es un aspecto de esa cualificación para algo concreto, o también puedes optar por la Formación Continua. Desde luego se trata de tener un sistema integrado con una flexibilidad enorme. Hay que detectar las necesidades específicas que tiene el sistema productivo en cada momento y elaborar la oferta formativa correspondiente a esa necesidad, de tal manera que sea a la postre importante para crear empleo y lograr empresas competitivas. Por otro lado, la otra dimensión de la Ley es la tendencia hacia una homologación con sistemas de cualificaciones análogos en la UE.

—¿Se ha tenido muy en cuenta el entorno en la elaboración de la Ley?

—Sí, porque tiene que haber una colaboración muy estrecha con el mundo empresarial. Se trata de crear un sistema muy interrelacionado.

—¿Se cumplirán los plazos?

—La idea es que vayan a las Cortes la Ley de FP y la de Universidades antes del verano y que el texto de la Ley de Calidad se retrase hasta el mes de octubre.

—¿No supone eso un retraso de la Ley de Calidad?

—Hablar de demora en los plazos es absurdo porque no habrá habido en el MECD un tiempo como el de la presente legislatura en el que se abordara una reforma del sistema tan extraordinaria. Pero bueno, esto es así porque yo considero que debe ser así y porque hay unas necesidades obvias en el sistema educativo que hay que afrontar. Además, se han aprobado unos decretos de mínimos que son un trabajo verdaderamente ciclópeo y las tres leyes que están en proyecto se presentarán como mucho antes de finales de año.

—¿Cree que el MECD actúa con oscurantismo en la presentación de las leyes?

—Las leyes deben conocerse a medida que se tienen los textos. Por ejemplo, en cuanto a la Ley de FP se ha hablado con sindicatos y organizaciones empresariales, hice una presentación de las bases de la Ley ante el Consejo General de la FP, ahora el texto pasará por las comisiones permanentes del Consejo General de la FP, etc. Los textos no son nunca producto de procedimientos asamblearios sino del Gobierno. No podemos confundir las reglas del juego en una democracia representativa. El texto lo elabora el gobierno para lo que escuchamos a todos los representantes de la comunidad educativa, y luego irá al Parlamento para su debate y donde todos los grupos tienen posibilidad de intervenir.

—¿Cuáles son las ideas del MECD en cuanto al acceso a la Universidad sin pasar por el Bachillerato?

—En el actual sistema hay muchas pasarelas y conexiones entre los ciclos de la FP y el Bachillerato. Se están estudiando todas las posibilidades y todo lo que son temas de ordenación académica irán en la Ley de Calidad.

Los Cambios en la ESO

—¿Qué cambiará básicamente la Ley de Calidad de la Enseñanza?

—Afecta esencialmente a la ESO, aunque también al Bachillerato y a Primaria. ¿Qué pasa en la etapa de ESO? Pues hay sobre todo dos problemas: uno derivado de la extensión de la obligatoriedad de permanencia en el sistema educativo hasta los 16 años que, aunque sea una cosa bondadosa, el sistema no ha sabido responder de manera flexible a los chicos que antes abandonaban el sistema a los 14 años. De manera que se les mantiene a todos hasta los 16 pero no se hace una oferta formativa que atienda a la diversidad.

—¿Dónde está la raíz del problema?

—Paradójicamente una Ley que parte de la Atención a la Diversidad como es la LOGSE, lo hace desde una filosofía muy rígida al tener todos los alumnos que estudiar lo mismo hasta los 16 años. Esto va acompañado de un alto porcentaje de fracaso escolar. Es necesario que entre los 14 y los 16 años haya una variedad de oferta formativa que atienda a estímulos e intereses distintos, que de oportunidades a todos para que obtengan lo mejor del sistema educativo. Es la clave; debe haber una variedad de itinerarios donde cada alumno pueda encontrar una oferta formativa que verdaderamente le interese.

—¿Qué significa exactamente el fracaso escolar?

—El porcentaje de estudiantes que no obtienen el título de ESO a los 16 años es del 25 por ciento, y aunque es evidente que este fracaso escolar no se debe tan sólo al sistema educativo sino que otros muchos factores contribuyen a fomentarlo como el entorno familiar o el económico, la escuela debe contribuir a paliar lo que le corresponde. Además, hay que volver a la pedagogía del esfuerzo que suprimió la LOGSE.

—¿Cómo influye la promoción automática?

—Pasar de curso cuando no se han logrado los conocimientos básicos es otro de los factores que conducen al fracaso y es otra cuestión a revisar.

Falta de directores

—¿Cómo se reformará la función directiva?

—Es un asunto complejo. Tenemos un problema con la función directiva porque el 50 ó 60 por ciento de los centros públicos, dependiendo de las CCAA no tienen una oferta suficiente para cubrir los puestos de dirección; esto es así porque no tienen ningún tipo de incentivos o de reconocimiento y es un problema que afecta sobre todo a la enseñanza Pública. Abordaremos este problema desde la línea orientativa de una mayor profesionalización.

—¿Pero se creará un Cuerpo específico de directores?

—No, no es esa la idea. Se trata de facilitar elementos fundamentales adicionales que sirvan y apoyen a los directores en el ejercicio de su función: formación, mayor reconocimiento y prestigio, beneficios (puntos) a la hora de pedir traslados, incentivos económicos, etc.

—En cuanto a la admisión de alumnos ¿Teme que algunos centros Públicos se conviertan en guetos?

—Cuando se habla de guetos hay una enorme incomprensión o una enorme demagogia. Hay guetos cuando hay bolsas de alumnos que son verdaderamente irreductibles pero en el sistema educativo actual lo que hay son bolsas de alumnos que, debido a que todos estudian lo mismo, sufren fracaso escolar porque no se responde ni a sus estímulos ni a sus intereses. De esta manera, un alumno irá a un itinerario u otro de manera natural, según sus habilidades, sus estímulos, y con la orientación de los padres y profesores. Además, serán itinerarios reversibles. Se trata de hacer una reforma con sentido común, logrando un sistema equilibrado que responda a cada alumno. La experiencia del “sistema compensatorio” no ha funcionado. Para respetar mejor el principio de integración e igualdad de oportunidades hay que ofertar en función de grandes grupos de alumnos, distintos entre sí.

—¿Cómo serán estos itinerarios?

—Estamos en proceso de estudio. Habrá alumnos que puedan optar indistintamente por FP o Bachillerato; un itinerario será más científico, otro más humanístico y habrá otro más instrumental, más tecnológico o de habilidades que derivará hacia la inserción en el mercado laboral.

—¿Es justo un título único?

—La titulación será única e idéntica para todos porque se trata de un título que avala una etapa de formación obligatoria. Pero esto es realmente secundario. Y para saber realmente lo que se ha cursado está el expediente académico.

—¿Habrá en el título alguna prescripción orientativa aunque no sea vinculante para los alumnos?

—No, eso sería absurdo.

—¿Cuál sería la organización de estos itinerarios?

—Serían troncos comunes y luego unas variantes obligatorias de itinerario, además de algunas optativas.

—¿Se apoyará de algún modo a los alumnos que quieran dar marcha atrás y cambiar de itinerario?

—No se da nunca marcha atrás porque no hay caminos irreversibles. Lo que sí requerirá por parte de ese alumno es un esfuerzo adicional. El centro escolar también puede apoyar un poco a ese alumno, aunque no sé hasta que punto.

—¿cómo quedará la Educación en valores?

—La enseñanza en valores seguirá siendo una materia transversal porque salvo cuando se constituye como alternativa a la Religión, con su programa, etc., que pasa a ser una materia per se, el aprendizaje de los comportamientos se adquiere diariamente. Hay espacios suficientes para ello en los actuales currículos.

—¿Cómo quedará el tema de la Reválida?

—Somos casi el único país de la UE que no tiene ninguna prueba universal de comprobación de conocimientos, de evaluación de la calidad del sistema. La Selectividad está muy vinculada al acceso universitario y ahora el panorama ha cambiado por la caída demográfica y la creación de múltiples universidades. Estudiamos la posibilidad de implantar una prueba así al finalizar el Bachillerato. Luego se dejará que las Universidades hagan sus ofertas y establezcan sus requisitos de admisión garantizando la igualdad de oportunidades en el acceso.

—¿Esto implicaría que los alumnos tuvieran que hacer diversas pruebas?

—No, no. A lo mejor no se requiere hacer ni siquiera pruebas y se valora sólo el expediente académico, o este expediente junto a una entrevista personal. En fin, lo estamos estudiando. No lo sé. 

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