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“La Consejería se va a centrar en el fortalecimiento de la Educación pública de calidad”

Carlos Mayor Oreja nació hace cuarenta años en San Sebastián. Fue educado en el colegio que los Marianistas tienen en la ciudad vasca. De aquella época tiene buenos recuerdos, sobre todo de las Olimpiadas, las competiciones deportivas que reúnen a los alumnos de todos los colegios españoles de esta orden.
Mayor Oreja dio su salto a la política a los 17 años en UCD. Mas tarde ejerció de docente en la Universidad CEU-San Pablo para después pasar a la asesoría jurídica de la Complutense. En 1992 entró en el Gobierno regional. El consejero de Educación ha manifiestado a MAGISTERIO que su gran interés es el de conseguir una enseñanza pública de calidad y aboga por el fin del enfrentamiento entre ésta y la enseñanza concertada.
Miércoles, 14 de noviembre de 2001
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—¿Qué balance hace de este primer mes a cargo de la Consejería?

—El balance, ante todo, es bueno. Hemos empezado a trabajar con ilusión, durante muchas horas y con mucha gente. El tren sigue andando, no se ha parado ni siquiera un momento, aunque durante la adaptación ha ido a una velocidad mucho más lenta. Hemos empezado con la fuerza que da un equipo renovado y joven. Un equipo con el que llevo trabajando seis años y en el que reitero mi más absoluta confianza.

—Se ha dicho que usted es un puente entre el Gobierno central y el de Alberto Ruiz Gallardón ¿Qué opina de ello?

—Es algo que se ha dicho y que se me ha adjudicado en múltiples ocasiones, no sólo cuando he accedido al cargo de consejero de Educación. Ya me lo preguntaron cuando estaba a cargo de la consejería de Justicia. Pero no es cierto. Yo no soy una unión entre el Gobierno central y la Comunidad de Madrid porque, simplemente, no es necesario que yo una nada que está ya de por sí unido. Las relaciones entre los dos gobiernos son excelentes y no necesitan de mi mediación.

—Diversos sectores del campo de la Educación madrileña se llevaron las manos a la cabeza cuando fue nombrado consejero. Preveían una hecatombe de la Educación pública. ¿Qué les dice ahora?

—Lo que yo pueda decir significa poco. Lo importante en esta vida, ante todo, son los hechos, y los hechos están encima de la mesa. Esta es la primera vez que la Comunidad de Madrid destina más de 535.000 millones de pesetas a financiar la Educación pública madrileña, lo que supone el 41 por ciento de los presupuestos totales para el 2002. Nunca en la historia de la Comunidad, antes y después de que se hubiesen transferido las competencias educativas, se había destinado tal cantidad de dinero a la Educación. Creo que las cifras hablan por sí solas.

—¿Cuáles van a ser los sectores en los que va a haber más inversión durante este año?

—Primero hay que seguir con los acuerdos sociales firmados, que reflejan la idea del apoyo a la Educación pública. Por lo tanto, nos vamos a centrar en el fortalecimiento de la Educación pública de calidad, y nuestra primera prioridad es conseguir una enseñanza de calidad en todos los ámbitos educativos.

—Pero además del sector público, por el que hace una apuesta clara, la Educación madrileña está compuesta por centros concertados ¿No teme que se sientan en segundo plano?

—Cuando yo hablo de Educación pública hablo de todo tipo de Educación sostenida con fondos públicos, no soy excluyente en ese sentido. La Educación pública está compuesta por los centros públicos y todos aquellos que reciben fondos de la Administración. En la Consejería de Educación tenemos la firme convicción de que los padres y las madres puedan llevar a sus hijos a una escuela concertada por razones religiosas, o de otro motivo, sin que las cuestiones económicas supongan ninguna traba para ello.

—Sin embargo, los representantes de los colegios concertados se quejan de que con la partida que se les ha asignado en los presupuestos de 2002 no se podrán concertar todas las aulas del segundo ciclo de Educación Infantil que serían necesarias…

—Uno de los objetivos de esta Consejería es llegar lograr la total gratuidad del segundo ciclo de Educación Infantil. Durante el curso 2001-02 la oferta de escolarización gratuita en esta etapa ronda las 4.771 plazas.

—Precisamente una moción presentada por el grupo socialista en la Asamblea de Madrid y aprobada por todos los partidos políticos les anima a crear unas 10.000 plazas de Educación Infantil en dos años. ¿Es un objetivo posible o se quedará en una quimera?

—No, en absoluto es una quimera, este es un proyecto de ley que fue aprobado por todos los grupos políticos de la Asamblea hace unas semanas y estamos trabajando sobre ello. Lo que no sé es si lo vamos a conseguir o no. Pero sí es un proyecto aprobado y que la Consejería ha asumido.

—También ha manifestado que uno de sus objetivos es lograr que el 93 por ciento de la plantilla docente de la Comunidad esté compuesta por funcionarios de carrera. ¿Qué medidas va a tomar para conseguirlo?

—Lo que vamos a hacer es sacar plazas para que este personal que trabaja de forma interina como docente en los centros de la Comunidad pueda acceder a un puesto fijo como funcionario. Ya se han sacado a concurso más de 4.000 plazas, el problema es que la cifra de profesores que se requiere va aumentando con las necesidades de la sociedad, con lo que tendremos que ofertar nuevos puestos. El objetivo es llegar al 2003 con una cifra de interinos que no supere el 7 por ciento.

—En estos casi dos meses ha hecho mucho hincapié en la Educación Compensatoria e Intercultural. ¿Cree que estamos preparados para recibir con calidad a todos los escolares inmigrantes que llegan a nuestra aulas?

—La Educación madrileña está preparada en la medida de lo posible. Hay que tener en cuenta que los escolares inmigrantes crecen en progresión geométrica en nuestras aulas. Estamos en condiciones de dar una respuesta a esa escolarización, ya que en una semana los alumnos extranjeros que llegan a la región están recibiendo clases en un centro. Ahora bien, tenemos el principal problema con el que llegan estos alumnos, que es el desconocimiento de nuestro idioma. Tenemos un profesorado de apoyo que ayuda a estos alumnos en cada nivel educativo. Hay que prestar también un servicio de ayuda con el idioma a los padres de alumnos y recoger un eje transversal de Educación Multicultural en el currículum de la ESO, como ya hay uno de Educación para la Paz. Yo estoy convencido en que la mejor forma de integrar es a través de la Educación.

—Precisamente una de las críticas de la oposición es que en los centros públicos se concentran los alumnos de Compensatoria y en los concertados hay poca presencia de ellos. ¿Va a tomar alguna medida para equilibrar esta situación?

—La enseñanza concertada tiene un número de alumnos de Compensatoria que ronda el 28 por ciento, lo que significa que se encuentra un par de puntos por debajo de las cifras de los centros públicos. Lo primero que hicimos fue reunirnos con los representantes de la concertada para explicarles que íbamos a ser beligerantes en este tema y que queríamos llegar en sus centros por lo menos al 30 por ciento. Para conseguirlo, estamos trabajando en una orden de escolarización que fije cuántos alumnos de Compensatoria puede haber por aula. Tenemos que superar esa obsesión que existe entre lo Público y lo Concertado como dos mundos enfrentados. Hay que hablar de Educación sustentada con fondos públicos. La concertada nos va a encontrar exigentes en este asunto porque reciben fondos públicos y deben responder a esta necesidad con generosidad, como ya lo están haciendo.

—Ha hablado de generosidad. ¿en qué sentido?

—En el sentido de que cuando tú tomas una iniciativa de la Administración con la sociedad, para que esta medida no sólo se cumpla, sino que se interiorice y se tome como propia, tienes que hacer al centro concertado concertado corresponsable del asunto.

—Gustavo Villapalos, antes de marcharse, estaba a punto de cerrar un acuerdo con la Federación Madrileña de Municipios para ultimar la Red de Centros. ¿En qué punto están las negociaciones?

—Las negociaciones continúan. Este asunto de la Red se encontraba ya dentro del Acuerdo por la Mejora de la Calidad y estamos negociando con la FMM su finalización. Pero el hecho de que esta Red no esté cerrada, no significa que no haya una planificación de las necesidades que tiene la región para los próximos años.

—Otra de las medidas anunciadas por Villapalos fue la apertura extraordinaria de los centros escolares. ¿Qué dinero se va a destinar a este fin?

—Se va a destinar el dinero que sea necesario, ya sean 1.500 o 3.000 millones. Pero lo primero que quiero decir es que cuando Villapalos anunció el proyecto, no había un informe jurídico que dijese que la apertura de los centros más allá del horario escolar fuese posible. Ya tenemos el informe, y se nos ha dado el placet para desarrollar la medida. Ahora, más importante que el dinero es el proyecto pedagógico que se va a realizar en los centros. Cada ayuntamiento que quiera participar en la apertura extraordinaria deberá entregar un proyecto a la Consejería detallando las actividades que se van a realizar. Nosotros tenemos que dar el visto bueno, porque este no es un proyecto destinado simplemente a ocupar el tiempo de los alumnos.

—Algunas voces se han alzado en contra porque opinan que los colegios pueden convertirse en lugares donde aparcar a los niños…

—Precisamente por esto, nos interesa más el proyecto educativo que los seis millones que la Comunidad y el Ayuntamiento van a dar a cada centro.

—La Formación Profesional ha tenido este año un déficit de 3.000 plazas. ¿Se van a aumentar los puestos el año que viene?

—Eso es lo que ha dicho algún medio de comunicación, pero la realidad es que se han aumentado las plazas de Formación Profesional con respecto al año pasado. Sí que es cierto que en los ciclos formativos más demandados por los alumnos, como Informática e Imagen y Sonido, ha habido solicitudes que no se han podido atender. Pero lo que no podemos es aumentar las plazas sin límite porque en la FP debe haber una adecuación del mercado de trabajo con los estudios.

—Pasando a la Universidad, ¿qué opinión tiene de la Ley Orgánica de Universidades?

—Es una ley muy buena, y el trabajo que hecho la ministra Del Castillo es magnífico, aunque hay partes que son mejorables, como en todo. Todo el mundo está prácticamente de acuerdo con los problemas que tiene la Universidad. La LRU fue una buena ley que potenció la autonomía universitaria, y eso es innegable. Pero después de 17 años hay un nuevo contexto y nuevos problemas en la universidad. ¿Cuáles son esos problemas? Primero la endogamia. Luego hay que mejorar el entramado de investigación, hay que elevar la calidad del docente y los órganos de la universidad tienen que integrarse más en la sociedad. Y sería bueno que existiese más competencia entre las universidades y que, por tanto, existiese una evaluación externa. La LOU responde a todos estos problemas.

—Otra de las polémicas de la Universidad es el asunto de las incompatibilidades…

—Mire usted, yo me siento en el sillón de esta Consejería un lunes y el miércoles aparece la noticia en un periódico. El jueves encargamos a la Rey Juan Carlos un informe sobre la situación y un informe jurídico, que hasta ese momento no tenía esta Consejería, para determinar esas incompatibilidades. Este informe nos dice que un profesor con dedicación exclusiva no puede dar clase ni en una universidad privada ni en un centro adscrito y que uno con dedicación plena, o parcial, no puede dar clase en una universidad privada, pero sí en un centro adscrito, si tiene la compatibilidad. Por primera vez, la Consejería sabe cuál es la aplicación de la norma sobre incompatibilidades.

—Entonces ¿el asunto no estaba regulado?

—Sí estaba regulado, pero no existía posicionamiento.

—Otra de las leyes que se espera que cause una gran polémica es la Ley de Calidad ¿Qué opina de las medidas, que como los itinerarios, plantea esta ley?

—No quiero hacer declaraciones acerca de esta ley porque no quiero crear polémica antes de tiempo. Lo que le puedo decir es que es una ley muy buena y muy bien pensada.
 

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