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Libros y leones

Pese a la incomodidad de vivir constantemente de un lado para otro y de renunciar a buena parte de su vida personal los maestros de circo se muestran orgullosos de sus logros con unos alumnos muy diferentes entre sí y a los que ofrecen una atención totalmente individualizada. Estos maestros se reunieron en Madrid (en la imagen) para intercambiar experiencias.
Miércoles, 9 de enero de 2002
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Autor: Marta SERRANO

Sólo son 17 y, sin embargo, llegan allí donde no llega nadie. Viajan sin descanso y son a la vez docentes, compañeros, psicólogos e incluso amigos de sus alumnos,, con quien conviven en en el entorno circense. La integración es tal que uno de ellos incluso se ha convertido en un “profe artista” y tiene un número propio con el que sale cada día y en cada función a la pista como uno más. Es el cacereño Jesús Pico y, como buen especialista de Educación Física, compagina su tarea como maestro en el Euro Circo con una actuación de `Jumping´ en la que también participan los más pequeños.

Pero el trabajo diario es duro y a menudo Jesús y el resto de sus compañeros al frente de las aulas itinerantes en los circos se encuentran con verdaderos problemas tanto de falta de disciplina como otros de tipo académico.
Estos profesores atienden a todos los menores entre tres y 16 años que viajan en las caravanas e incluso ayudan a aquellos adultos que quieren mejorar su formación y a los artistas extranjeros que se incorporan al circo sin saber español. Son desde bedeles a directores de su propio centro educativo, lo que implica encargarse de comprar todo lo que haga falta o llevar a los alumnos de excursión cuando la ocasión lo permite.

Programa especial

Según el coordinador del programa de aulas itinerantes del circo, Gabriel Castro, “los dueños de cada circo firman anualmente un convenio de colaboración según el cual el MECD ofrece un maestro y una dotación económica para cada aula escuela y el circo ofrece a cambio una caravana vivienda para el maestro, y una caravana escuela para impartir las clases. Para los docentes, su retribución como personal docente se complementa con las dietas de desplazamiento ya que, “lógicamente, al estar de un lado para otro, tienen que cobrar una compensación”, afirma Gabriel Castro. Además este personal es, junto con el profesorado de Religión y el de Ceuta y Melilla, los únicos colectivos que dependen directamente del MECD.

Actualmente el Programa de aulas itinerantes llega a 11 circos de los aproximadamente 20 que existen en España.

En cuanto a la composición de este grupo se podría decir que no existen reglas fijas. Está formado por interinos y funcionarios fijos que se apuntan a la convocatoria en una especie de “comisión de servicios”.
Los interesados deben enviar su currículum a la subdirección general de Acción educativa, ya que no existe una convocatoria específica de plazas como tal. Y a partir de que un maestro se incorpora al programa, el MECD pone a su disposición una serie de materiales, herramientas y recursos para llevar a cabo su labor educativa.

Grupo heterogéneo

Además, al menos una vez al año se reúnen en Madrid para intercambiar experiencias entre ellos o cubrir las necesidades que pueden tener a través de un curso de formación. Así, estos maestros se reunieron en el Instituto Superior de Formación del Profesorado la última semana de noviembre. Bajo el título Diversidad y Educación, un único proceso, los maestros de los circos Australia (Quirós), Universal, Eurocirco, Coliseo, circo Americano, Deros (italiano), Giulio (Roma), Holiday, Olimpia I, Wonderland y Tonely trataron sobre todo el tema de la Educación Compensatoria en sus aulas.

Según la directora del curso, Josefina Díaz Sanroma, “en la formación de estos profesores tiene que haber mucho de creatividad, improvisación, flexibilidad… Hay que mimar a este colectivo y reconocer sus duras condiciones laborales porque no es nada fácil trabajar hoy aquí y mañana en París, y además trabajar solos.

En cuanto a la dotación económica, el MECD otorga una dotación aproximada de 10.800 euros (1.800.000 pesetas) por aula y circo. Y según el coordinador del programa de profesorado de circos, Gabriel Castro, “son ellos mismos quienes se encargan de comprar lo que hace falta, desde un ordenador a tizas o lápices”.

Pero los profesores en cierto modo no están sólos ya que todos los circos tienen su propio consejo escolar formado por un padre o un representante de los padres, un alumno, si son mayores, y el maestro. Es este consejo escolar el que fiscaliza los gastos, aunque luego presentan una memoria al Ministerio en el que además de todo lo que han hecho incluyen también toda la justificación de los gastos. “Es exactamente igual a un director de cualquier colegio”, comenta Josefina.

Principales problemas

En la parte positiva de la balanza Jesús, Elena, Agustín, Rosa, Gerardo, Ruth, Mercedes, Nuria… destacan lo inolvidable de su experiencia y el contacto directo con los alumnos. Sin embargo, todos coinciden en lo duro que es el trabajo diario así como lidiar con alumnos que hacen los deberes mientras los padres discuten o los hermanos ven la tele y que a menudo están bastante desmotivados para estudiar, a veces, en parte, por un desinterés absoluto de sus familias.

Aún así, estos profesionales encaran el día a día con entusiasmo. Para el veterano del grupo, Gerardo, que participa en este programa desde que se creó en 1990, “a veces se vive en condiciones de marginación, pero es un trabajo muy próximo, que te permite vivir infinidad de experiencias distintas”. 

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