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Julia García, Secretaria Regional de FERE-Madrid: “El modelo español puede ser una referencia válida en hispanoamérica”

Julia García es secretaria regional de FERE-Madrid, y como tal acudió al Congreso de Brasilia, formando parte de una nutrida representación española.
Miércoles, 8 de mayo de 2002
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Tras hacernos una espléndida radiografía de lo que se habló en esos días, nos explicó sus impresiones y las conclusiones del grupo de trabajo de habla hispana.

—¿Con qué objeto acudió la delegación al congreso?
—Fuimos, sobre todo, a conocer otras realidades. Cuando estás allí te das cuenta que la mentalidad occidental es demasiado racional y rectilínea, mientras que en Brasil, y en general en Iberoamérica, la mentalidad es muy distinta a la europea. Por ejemplo, te dabas cuenta de que allí había muchos “sueños”, sobre todo en lo que se hablaba y se pensaba.

—¿Con qué espíritu llegaron a Brasilia?
—Íbamos sobre todo abiertos a conocer las propuestas de las otras escuelas del mundo, a conocer lo que allí ocurre. Y también, a plantear el modelo español como referencia a los demás, sobre todo en hispanoamérica.

—¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de lo dicho en estas intensas jornadas?
—Sobre todo, aparte de situaciones particulares de países de África, el espíritu de las escuelas situadas en los países árabes. Y, naturalmente, el análisis que el representante europeo hizo de la situación de la Educación en Europa, y de los peligros que la rodean: la cualificación frente a la Educación, la mercantilización de la escuela…

—¿Qué le ha resultado más cercano?
—Conocer realidades que están empezando a producirse en España, o que pueden llegar en cualquier momento, como la multiculturalidad y las dificultades para mantener una identidad propia.

—¿A qué conclusiones han llegado?
—Bueno, aparte de las conclusiones generales, el grupo de habla hispana quiere apostar por que la persona en toda su dignidad sea el auténtico objeto de la Educación; por una escuela “incluyente”, abierta, acogedora, que priorice el servicio a los más pobres; por asumir la diversidad, pero manteniendo la identidad mediante un proyecto educativo-pastoral; por dotar a los jóvenes de una conciencia crítica.

—¿Y qué tal la vuelta a la realidad diaria?
— Se vuelve con esperanza. Con la esperanza de crear en el día a día, conscientes de que la escuela no puede hacerlo todo, pero puede construir un mundo diferente, un mundo mucho mejor que el que tenemos.

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