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“Es importante que los libros transmitan valores”

Emilio Aragón, Miliki, se ha acercado al público infantil a través del circo, la música, la televisión y el cine. Ahora prueba con Mar y Pino, un libro a través del cual podremos recordar aquellas tardes de diversión que siempre venían precedidas del famoso “¿Cómo están ustedes?”.
Miércoles, 12 de junio de 2002
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Mar y Pino son primos hermanos, nacieron el mismo día, tienen once años, viven en el mismo edificio y se llevan como el perro y el gato… pero en el fondo se quieren un montón. Siempre les acompaña un perro al que encontraron en un basurero, se llama Confucio, y aunque es de raza indefinida, tiene un gran olfato detectivesco. Los tres juntos vivirán divertidas y apasionantes aventuras y resolverán complicados misterios.

Con esta obra, Miliki se adentra en el mundo de la literatura para ofrecer a sus niños, y a sus no tan niños, la posibilidad de pasar ratos entretenidos y de recordar aquellas fantásticas historias que nos contaba escondido tras su disfraz de payaso. Embajador Internacional de UNICEF para los niños desde el año 2000, Miliki ha señalado que escribir es una gran experiencia.

—Usted ya se ha dirigido al público infantil a través del circo, del cine, de la televisión y de la música. ¿Por qué ahora desde la literatura?
—Porque ahora puedo escribir lo que me apetece. Escribir para niños pequeños y para mis niños de treinta es una gran satisfacción. Antes lo hacía por obligación: guiones para la televisión, etc.

—Dicen que es mucho más difícil escribir para niños que para adultos. ¿Cómo ha sido la experiencia?
—También es más difícil hacer reír a los niños que a los adultos. Contamos con muy pocas armas para buscar la carcajada de un niño. Escribir siempre es una gran experiencia; publicar, una gran satisfacción.

—El libro está estructurado en cinco capítulos que, aún guardando muchos nexos en común, posibilitan una lectura independiente de los mismos. ¿Contempla la posibilidad de seguir sumando aventuras a las que forman parte de esta entrega?
—Creando distintas historias podemos hacer que los niños las valoren por separado, información que nos será útil en el futuro. Puedo seguir escribiendo nuevas historias de Mar y Pino, pero todo dependerá del éxito de esta entrega.

—El libro contiene escenas muy visuales que resultan familiares a quienes le vieron en la televisión. ¿Hasta qué punto ha influido su experiencia en el mundo del circo a la hora de describir estas situaciones?
—La experiencia del espectáculo en mis narraciones es definitiva. El escribir situaciones visuales fue una obligación toda mi vida. El cine, la televisión, el escenario, la pista… todos requieren esas situaciones que yo aplico ahora a la literatura.

—¿Le ha resultado muy difícil construir los diálogos teniendo en cuenta expresiones que puedan realmente salir de la boca de los niños de hoy en día?
—Mis cuatro hijos y mis diez nietos me mantienen al día. Y no solamente en cuanto a las expresiones, sino también a las costumbres.

—A lo largo de las páginas de esta novela se descubren consejos en los que se ve una clara intencionalidad educativa. ¿Cree que es posible fomentar estos valores a través de la literatura?
—Entiendo que los valores se pueden fomentar utilizando cualquier medio. Eso sí, debemos hacerlos llegar al niño sin que él presienta una imposición. La fuerza de la literatura y fomentar estos valores a través de la misma es importantísimo para la formación del niño.

—Mar y Pino combinan en sus aventuras los juguetes tradicionales con las herramientas de última tecnología. ¿Cree que los más jóvenes saben realmente emplear estos nuevos juegos correctamente?
—Puede que Mar y Pino no sean en todo momento un ejemplo a seguir. Pero de lo que no me cabe la menor duda es de que los niños, hoy en día, son más capaces de utilizar perfectamente las últimas tecnologías en cámaras, telefonía, agendas electrónicas, etc. Mis nietos no solamente usan el ordenador, sino que hasta le cambian las piezas y me dan lecciones para su uso. ¡Así son los niños! 

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