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“España va lenta; falta formación en el uso de recursos electrónicos”

Entrevista con Mariano del Castillo Rodríguez, director del ITE-CECE.
Miércoles, 16 de octubre de 2002
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Una amplia trayectoria en el mundo educativo avala al director del Instituto de Técnicas Educativas de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (ITE-CECE). Mariano del Castillo ha demostrado que sabe adaptarse a los nuevos tiempos. Se entusiasma al hablar de las nuevas tecnologías en los centros y es, además, vicepresidente del Consejo General de la Formación Profesional.

—En sus centros la ratio alumnos por ordenador está en una media de once, ¿qué haría falta para disminuir esa ratio?
—Estamos hablando de una ratio de 11 alumnos por ordenador en el centro, es decir, computando también los ordenadores utilizados para Administración y Servicios del centro y, por lo tanto, hay que trabajar en detalle en dos direcciones distintas: el número de ordenadores dedicados a la docencia por un lado, y la cantidad de estos ordenadores que están conectados en línea, es decir, que se utilizan para Internet. Comparando esta cifra con la de los países europeos de nuestro entorno se puede afirmar que España ha ido lenta. Y yo ahora veo que Info XXI apunta novedades, porque aunque aún no se hayan reflejado en los primeros datos que tenemos, será evidente a partir del primer trimestre del 2003. En concreto, se dotará a los centros públicos con más ordenadores debido a la financiación por parte de la UE y que está gestionando el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (MECD).

—La escasa utilización de la informática por parte de los docentes, ¿es un problema de falta de medios o de formación?
—El problema de fondo es el conocimiento, porque el docente no tiene una actitud negativa frente a las TIC, sino que sólo hace lo que sabe hacer bien y máxime cuando tiene delante unos sujetos que manejan los ordenadores mucho mejor que él porque tienen mucha más práctica. Pero aunque se está avanzando mucho en cuanto a equipamiento y formación en Internet, a mi juicio no se está profundizando en dos líneas claves: por un lado, el uso de recursos electrónicos en la clase y, por el otro, la formación para el uso de esos recursos. La falta de profundidad en estas zonas implica falta de profundidad en los proyectos sobre preparación, programación, dinámica de grupos para trabajar en clase, etc.

—No basta entonces con tener buenos equipos…
—Es que un centro escolar no se compone sólo de ordenadores, pizarras, textos, alumnos o profesores, sino que implica muchas más cosas como planes de estudios, programaciones, etc. Yo no he visto todavía ningún plan sobre informatización que vaya más allá de la mera dotación de medios de las aulas. Se trabaja aún sobre un modelo de escuela conectada a Internet pero no sobre el de una escuela informatizada, donde se apliquen los ordenadores como un instrumento más al servicio de la enseñanza, para cualquier materia y no sólo en determinadas horas o en varias asignaturas.

—¿Cómo serán las clases en el futuro en esas aulas ya informatizadas?
—Pues habrá que hacer algo diferente, una mezcla de actividades simultáneas, usando o no ordenadores, usando textos, compaginándolos con la explicación, distribuyendo el trabajo y evaluando de una manera diferente el uso de todos esos medios y el modo de reflejar el resultado de los exámenes, etc. Eso es dar clase.

—También se están retrasando las editoriales, ¿no?
—Las editoriales han estado mucho tiempo sin lanzarse porque no han visto claro el mercado, pero no ha ocurrido sólo en España. En general el mundo de la informatización está siendo lento en todas partes.

—¿Qué países son los más punteros en el uso de las TIC dentro del ámbito educativo?
—Las experiencias más avanzadas están en Canadá, Nueva Zelanda, Estados Unidos, los países nórdicos, etc. En la CECE tenemos unos 25 centros punteros que este año empezarán a trabajar sobre esta dinámica de grupos, las nuevas herramientas y una concepción de ‘clase informatizada’. Por ejemplo, hay centros en los que se han preparado carritos para transportar los ordenadores allí donde el profesor los necesite. Pero para eso hay que concebir la clase programándola a través de nuevas tecnologías y teniendo en cuenta que la evaluación será distinta también. Va a ser muy divertido.

—Pero esto también supone un alto coste porque el centro tendrá que estar cableado por todas partes…
—Más que dinero se necesita voluntad y decisión. Según mis cálculos, informatizar un centro puede costar 12 o 13 millones de pesetas en tres o cuatro años, y ese dinero no supone nada en comparación con la revolución que va a suponer.

—¿Qué posición ocupan las familias?
—Las familias todavía conciben la escuela tal y como la vivieron ellos. Ahora mismo todavía no distinguen bien entre centros que utilizan y sacan el máximo partido a las TIC y otras alternativas posibles. Pero en cuanto se avance un poquito más ya será posible utilizar la aplicación de gestión con la familia para citas, boletines, entrevistas, reuniones, comedor, pagos, avisos,… Y eso tiene que ser puesto en marcha por los profesores y los centros. Faltan muchas cosas pero en cuanto los centros lo descubran se van a beneficiar en todos los sentidos.
—¿Cómo se puede impulsar la utilización de las TIC en los centros?
—Hay muchos modos. Nosotros llevamos un par de años trabajando en los certificados de capacidades digitales de alumnos y profesores. Y ya tenemos un consorcio con una fundación irlandesa que es la que ya está certificando en muchos sectores una serie de competencias en programas básicos como procesadores de textos, hojas de cálculos, etc. Tenemos muchas ideas.  

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