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Juegos de rol, un aliado nada peligroso contra la ignorancia

Los juegos de rol hacen posible que los alumnos mejoren su socialización y amplíen sus conocimientos académicos. Todo ello de una manera innovadora y amena.
Miércoles, 23 de octubre de 2002
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Sin duda, los juegos de rol son un raro fenómeno en estos días que corren. Cuando se habla de diversión entre la juventud se piensa, por lo general, en series de televisión, vídeojuegos o sofisticados juguetes. Por ello, nos llaman la atención esos jóvenes que se sientan alrededor de una mesa durante horas y lo único que hacen es dialogar, a veces discutir, leer, tomar decisiones, apuntar datos… Y sin que nadie les obligue, con la única y sana pretensión de pasarlo bien. Porque les apetece.

Pero quizá no son conscientes de que, al tiempo que se divierten, están desarrollando sus capacidades intelectuales.

Un relato interactivo

Una partida de rol es la vivencia de una historia, la participación directa en el desarrollo de un argumento. Un relato con su planteamiento, su nudo y su desenlace.

El director de juego empieza a narrar una historia mientras el resto de jugadores le atiende. Cuando la historia ya está planteada, los jugadores deciden cómo va a actuar el grupo para poder seguir adelante, siempre interpretando a los personajes que encarnan. Llegan por fin al desenlace de la trama. La partida culmina con la satisfacción del éxito colectivo. Los jugadores comentan cómo fue todo, los errores que cometieron y los actos brillantes. Pero los juegos de rol tienen más vertientes que la puramente recreativa. Según Pablo Giménez, maestro de Primaria y jugador de rol, “al estar basados principalmente en el diálogo, el trabajo de la comprensión y expresión oral es constante”. En todas sus facetas. Se desarrolla la escucha activa al atender al director de juego, además de mejorarse el criterio de selección de información cuando se discierne que será importante a lo largo de la partida y qué no. Al anotar los datos importantes aprendemos a tomar apuntes y confeccionar esquemas.

Trabajo en equipo

Cuando llega la hora de tomar decisiones, es necesario que los jugadores establezcan un diálogo. Escucharán los puntos de vista de los demás y ofrecerán el suyo propio. Deberán ser convincentes cuando planteen sus argumentos si quieren convencer a los demás. Giménez ve claro el paralelismo entre los juegos de rol y los trabajos en grupo: el jugador “busca información, toma notas, las discute con sus compañeros de juego, elabora esquemas de actuación y los lleva a la práctica, el mismo proceso necesario para un trabajo en grupo”.

Rol en el aula

Pero las aportaciones de los juegos de rol a la Educación no quedan aquí. Pueden ayudar al alumno “a meterse en la piel de alguien completamente distinto mediante la vivencia distante de situaciones comprometidas”, afirma Giménez. El rol es un juego en el que prima la cooperación y no la competición. También pueden ayudar al alumno “a reflexionar sobre las ventajas del contacto con personas ajenas a su cultura, raza o creencias”.

Pablo Giménez recomienda que los juegos de rol de carácter educativo se desarrollen un par de veces al mes, en forma de taller o de actividad extraescolar. Cualquier persona recuerda con más facilidad algo si lo experimenta en su propia piel, y no si se limita a leer sobre ello en un libro de texto.

Por otra parte, es indudable que el rol fomenta la afición a la lectura. Para jugar es necesario leer un reglamento (con facilidad llegan a las 300 páginas, y no es raro que las sobrepasen), pero el alumno también deseará documentarse sobre la época en que se desarrolla la partida para que su intervención en ella sea mejor.

Los psicólogos avalan la utilidad de estos juegos. Estos profesionales los utilizan para ayudar a la adquisición de habilidades cognitivas y sociales. El Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid afirma en un estudio al respecto que “tienen un efecto socializador en jóvenes con timidez” y son “una valiosa herramienta para la promoción de conductas tolerantes”. Muy al contrario de lo que se piensa, los juegos de rol no son peligrosos, sino recomendables en la educación de los jóvenes.

Pero, ¿qué son los juegos de rol?

La esencia de los juegos de rol es la narración colectiva de una historia. Uno de los jugadores, al que se suele llamar “director de juego”, inventa un relato con su argumento, sus personajes, los escenarios, etc. Tras esta preparación reúne al resto de jugadores y, como si se tratase de un cuentacuentos, empieza la historia. Y son los jugadores quienes deben interpretar a los protagonistas del cuento para llegar a su final. No están ceñidos a un guión, sino que deben conducir a su personaje como mejor les parezca, pero siempre metiéndose en ese papel, interpretando.

De ahí el nombre de estos juego que nacieron en Estados Unidos, donde se les llama role-playing games (juegos de interpretación de un papel). El nombre castellanizado que resulta es el juegos de rol.

La interpretación del personaje se realiza de un modo exclusivamente verbal, con el jugador describiendo sus acciones o actitudes. No debe moverse como lo hace su personaje en la aventura. Además, los personajes siempre tienen su plasmación física en el mundo real lo que le da al juego más veracidad. Se trata de una hoja en la que figuran unas cifras que representan sus capacidades físicas, mentales, su aspecto y toda clase de datos que determinan cómo es ese personaje en el mundo de juego.

Para comprobar si la acción de un personaje tiene éxito, se realizan tiradas de dados que, cotejadas con los datos que aparecen en las hojas, determinan el éxito o fracaso de la tentativa. Esta regla, así como el resto de normas que rigen el funcionamiento de las partidas, se encuentra en los distintos reglamentos que pueden encontrarse en el mercado. Son muy variados y suelen diferir bastante entre sí, tanto en la forma de resolver las acciones y la creación de personajes como en la ambientación que ofrecen. Pero la diversidad es buena y ayuda a que el juego sea siempre diferente. La imaginación y buen hacer de los jugadores hace el resto.

Tres asignaturas

Los juegos de rol pueden aplicarse a la enseñanza de muchas asignaturas, aunque son tres las materias en las que la extrapolación parece más clara: Historia, Conocimiento del Medio y Lengua Extranjera.

Aplicando a la Historia los contenidos de los juegos de rol, el alumno vivirá desde dentro una época del pasado y se hará una idea veraz de la tecnología, la cultura y los sistemas políticos o las leyes del momento.

Del mismo modo, a un estudiante puede resultarle muy útil conocer las especies animales y vegetales o los minerales presentes en la región donde se ambienta la partida. Es el caso de la asignatura de Conocimiento del Medio.
Y si la acción transcurre en un país extranjero, el alumno procurará comunicarse en el idioma que allí se habla y se esforzará por aprender palabras nuevas que pueden ser de gran importancia para el desarrollo de la partida y que le servirán luego para su vida cotidiana.

Para jugar al rol nos hace falta un grupo de amigos (lo ideal es entre cuatro y seis), una historia, una mesa, sillas para todos, papel, lápiz, dados y un reglamento. Y, sobre todo, ganas de charlar y pasar un buen rato con tus compañeros de aventuras. 

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