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“Con tantas reformas, en mi casa se toman muchas aspirinas últimamente”

El hábito lector no es una tarea improvisada y quizá por ello es necesario hacer hincapié durante la infancia y la juventud en que los más pequeños opten por tebeos, cuentos, ensayos, novelas...
FELIPE JUARISTI trata de enganchar a los jóvenes desde la ficción.
Miércoles, 2 de abril de 2003
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Es uno de los nombres más representativos de la Literatura vasca contemporánea. De su obra destacan cuatro libros de poemas para adultos así como numerosas colecciones de relatos para jóvenes y niños. Cuenta además con numerosos premios en su haber como el Premio de Literatura juvenil Leer es Vivir 2002 (Everest), así como el Premio Euskadi 2000 y 1998.

Amante de su familia, del mar, del monte, de las pequeñas ciudades, de los paseos… Y, sobre todo, de la Literatura. De hecho, de ello lleva viviendo este vasco casi 20 años. Un oficio que compagina con sus artículos y reseñas periodísticas, muchas de ellas de crítica literaria. No en vano FELIPE JUARISTI confiesa leer entre 3 y 4 libros semanales.

El pasado 27 de marzo Felipe Juaristi recibía el VI Premio de Literatura Juvenil Leer es vivir, del Grupo Everest por El loro de Haydn, una novela de tipo poético fantástica que, de alguna manera, nos recuerda al hundimiento del ‘Prestige’…

—¿Por qué una obra sobre un navío que encalla cerca de un pequeño pueblo afectando a todos los habitantes de modo desigual?
—La verdad es que es curioso, pero este libro estaba escrito (original en euskera) antes del hundimiento del ‘Prestige’.

—¿Se puede vivir en España de la Literatura?
—Se puede. Yo llevo haciéndolo por lo menos 10 años, aunque no sólo a través de la venta de libros, sino con charlas en las escuelas, conferencias y eso. No obstante, reconozco que he tendo mucha suerte.

—Caben nuevos autores en el mercado de la Literatura Infantil y Juvenil?
—Es un mercado y, como tal, es difícil. No obstante, creo que siempre pueden aparecer nuevos autores.

—¿Tienen los libros edad?
—Depende, porque es verdad que algunos libros catalogados para jóvenes, como La Isla del Tesoro, los lees de mayor y siguen siendo divertidos e interesantes. Es decir, que hay libros que no tienen edad. Pero, de todas maneras, decir que se escribe para todo tipo de público es una pequeña trampa de los escritores porque es obvio que yo sé cuando escribo para niños, cuando para jóvenes y cuando para mayores. Luego ya es más difícil a la hora de catalogar saber si un libro es idóneo cuando se tienen 13 años o cuando se tienen 15.

—¿Qué criterios hay que tener en cuenta a la hora de escribir para unos o para otros?
—Pues cuando escribo para niños me baso en el laboratorio que tengo en casa: dos niñas de 6 y 12 años. Ellas son buenas lectoras y muy críticas y me dicen si les interesa o si debo ir por otro lado. En realidad es la literatura más difícil porque los niños están en su propio mundo, así que hay que conocerlos bien y saber como reaccionan.

—¿Y para jóvenes?
—Luego, los que escribo sobre contenido fantástico , las fábulas como El loro de Haynd por ejemplo, son para jóvenes. En este caso hay muchos prejuicios y creo que no se puede considerar como una literatura para tontos. Es, sobre todo, un cajón desastre. Pero siempre hay que intentar que tanto el tema como el lenguaje les interesen. Además, cuando se trata de obras escritas en euskera, gallego o catalán hay que tener en cuenta que el nivel de comprensión de los jóvenes es mucho menor. Y cuando escribes tienes que lograr que te comprendan.

—¿Está de acuerdo con la visión bohemia que

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