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Juan Ramón Medina Precioso: “Crearemos aulas de acogida también en los concertados”

Entrevista en exclsuiva para MAGISTERIO con el nuevo consejero de Educación de la Región de Murcia, Juan Ramón Medina Precioso.
Miércoles, 15 de octubre de 2003
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Ya desde Marañón –y antes– se estableció el estereotipo del hombre de Ciencias y gran humanista. El nuevo responsable educativo de Murcia podría encuadrarse con facilidad dentro de este talante: biólogo, catedrático de Genética, rector de las universidades de Sevilla y Cartagena, novelista… Su pasado universitario le hace dominar más la política universitaria: “Ahora estoy escribiendo un libro que se llamará: cómo ser consejero de Educación en diez días”, bromea.

—Como experto en política universitaria, ¿considera que los centros no universitarios también deberían ser evaluados como lo están siendo las universidades? ¿debería crearse una Aneca (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad) para colegios e institutos?
—De hecho, aquí, en Murcia, estamos preparando un programa de evaluación de la calidad de nuestro sistema educativo y estamos dialogando con el resto de agentes educativos. En concreto, por ejemplo, estamos evaluando los resultados de la jornada continua, ya que en esta comunidad hay un gran debate abierto sobre los modelos de jornada escolar.

—¿Evaluarán centro a centro como se está haciendo con las universidades?
—La verdad es que no me lo había planteado. En el caso de la universidad se puede hacer porque los resultados están predeterminados por la Ley, pero en el caso de los colegios e institutos no hay unos resultados predeterminados y, por tanto, no podemos decir: el centro que dé unos resultados negativos lo cerramos. En todo caso, yo estoy a favor de la evaluación y especialmente de la evaluación ligada a la adopción de medidas que modifiquen la realidad.

—¿En qué dirección habría que modificar la realidad escolar?
—Evidentemente en la línea de impulsar la calidad, ya que los retos cuantitativos y de acceso a la Educación están básicamente cubiertos.

—Una de las razones que ha justificado la reciente reforma educativa ha sido el descenso del rendimiento de los alumos. ¿Llegan peor preparados a la universidad?
—Eso no se lo puedo contestar porque es una queja constante a lo largo de la historia. Recuerdo unos textos de Sócrates en los que los griegos ya se quejaba amargamente de que los jóvenes estaban peor preparados que los de la generación anterior. Por tanto, parece que hay una continuidad a lo largo de los siglos de manifestar el constante deterioro de los niveles de enseñanza.

—Entonces, ¿qué justifica la Ley de Calidad (LOCE)?
—Lo que sí creo es que en la última década –sobre todo después de la Logse– se ha instalado una corriente ideológica que desvalorizada la importancia del esfuerzo personal. Mi experiencia personal me dice que sin esfuerzo es imposible aprender nada ni hacer nada serio en la vida. La tarea de enseñar necesita de un buen profesorado, un buen sistema educativo, unas buenas instalaciones… pero también el esfuerzo personal del alumno.

—¿Es la LOCE una ley conservadora?
—Al revés, la cultura del esfuerzo tradicionalmente ha sido un distintivo de los partidos que dicen defender a los trabajadores. Yo vengo de una familia modesta y lo alto que he llegado –que desde luego es más de lo que partía– ha sido gracias al esfuerzo personal y porque ha funcionado el principio de igualdad de oportunidades. Los que no necesitan de la cultura del esfuerzo son los niños que nacen en familias de rentas altas. Si a todos nos regalan un título de ingeniero eso va en perjuicio de las rentas más modestas porque se les está privando de la oportunidad de diferenciarse y promocionarse socialmente. Por eso, la crítica a la cultura del esfuerzo no la entiendo desde posiciones que se dicen progresistas. Tal vez como miembro de un gobierno del PP no debería decir esto pero es que no me parece que sea ni siquiera coherente con la propia tradición un partido socialista.

—¿Cómo reducir entonces el fracaso escolar?
—Lo deseable sería no tener que utilizar el término fracaso, pero la realidad es que al final de toda actividad hay un éxito y un fracaso. Para reducir el fracaso se podrán hacer distintas cosas, pero lo que es seguro es que no se debe ni castigar el éxito ni premiar el fracaso. En este sentido la Ley de Calidad pretende recuperar la cultura del esfuerzo y restablecer la correlación premio-éxito y castigo-fracaso. Tal vez, castigo sea una palabra excesivamente dura, pero a la persona que no está obteniendo los resultados esperados, al menos, habrá que notificarle esa circunstancia, digo yo.

—¿Y dónde queda el papel compensatorio de la Educación y la integración?
—Por supuesto, habrá que intentar integrar a los alumnos y no segregarlos precozmente. Todo eso es muy loable, pero no sería correcto que por cuidar esa parte necesaria de la Educación se produjera un deterioro general.

—¿Necesitará financiación adicional desde Madrid la implantación de la LOCE?
—Como sabe, la ministra dice que este tema debe ser estudiado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera. En todo caso, nos encontramos con la dificultad real de que la financiación de las comunidades autónomas no es finalista, de forma que el dinero adicional iría a la caja única del gobierno autonómico que, después, se lo gastaría en aplicar la LOCE o en lo que le diese la gana. Además, si no fuera así, habría protestas desde la comunidades por considerarlo una intromisión en sus capacidades para autoadministrarse ellas mismas.

—¿Considera que las Comunidades que más financiación exigen son las que menos han gastado en Educación en el pasado?
—Yo no tengo datos como para afirmar eso. Lo que sí es seguro es que hay comunidades que están destinando proporcionalmente más recursos a Educación que otras como resultado de una voluntad política concreta, y eso no se le puede achacar al Ministerio. Aquí, por ejemplo, se ha hecho un esfuerzo importante ya que se ha incrementado el gasto por alumno en un 39,8 por ciento. Se han construidos 26 institutos, tres colegios, dos escuelas de idiomas y un conservatorio; se ha extendido a todos los alumnos la gratuidad de la Educación Infantil y estamos pretendiendo establecer la gratuidad de los libros de texto.

—¿Consideraría justo que el Ministerio financiase la LOCE sin tener en cuenta las inversiones hechas hasta ahora? Por ejemplo, aquí tienen ya concertada la Infantil, mientras que en la vecina Andalucía no.
—En efecto, no sé lo que pasa en Andalucía, donde la Educación siempre es una prioridad para el Gobierno regional pero luego los recursos nunca llegan. Y no hablo de recursos absolutos sino en función de la renta per cápita. Ya sé que Andalucía es una comunidad pobre, pero ésta tampoco es rica. Al final, la realidad es que en algunas regiones no se hace un esfuerzo suficiente.

—Veamos algunos aspectos concretos de la LOCE. La Educación Preescolar, ¿asistencial o educativa?
—En esta región partiremos de un modelo básicamente asistencial con componentes educativos. Por eso, ese tramo se desarrollará en colaboración con la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales.

—¿Concertarán el Bachillerato a medio plazo?
—Yo en principio soy partidario. Lo que pasa es que es un tema muy delicado porque los sindicatos no ven con buenos ojos la ampliación de los conciertos.

—¿La concertada acoge alumnos inmigrantes?
—El curso pasado establecimos por decreto un cupo mínimo de inmigrantes (3 ó 4 por unidad) que deben escolarizar todos los centros. Pero ahora quieren ir más allá: desde la concertada me han pedido que se establezcan aulas de acogida también en sus centros (ya existen este tipo de aulas en los centros públicos). Eso implica aumentar la concertación pero es una idea que voy a defender y proponer en consejo escolar regional y a los sindicatos.

La asignatura de Religión

—¿Qué opina de las críticas al nuevo enfoque de la Religión en la escuela?
—Puedo entender el debate sobre la asignatura de Religión católica, pero no entiendo la polémica sobre la asignatura de hecho religioso. Cuando era rector de la Universidad de Sevilla yo escribí una novela sobre el conflicto entre ciencia y religión… y yo soy catedrático de Genética, de modo que el tema de la religión me toca de lejos. En definitiva, lo que quiero decir es que el hecho religioso forma parte de la cultura general y del mismo modo que no entiendo que una persona pueda ir por el mundo sin saber un poco de Geografía, de Física o de Matemáticas, tampoco entiendo que se pueda ir sin conocer algo sobre el cristianismo, el judaísmo o el islamismo.

—Pero, ¿éste es un estado aconfesional?
—Creo que no tiene nada que ver con que la escuela tenga que ser laica o aconfesional. Digo yo que aunque te enseñen Historia de la Filosofía o el existencialismo, no tienes por qué hacerte existencialista. Sería absurdo decir: yo como soy marxista que no me hablen de santo Tomás, o al revés. También se suele decir que conocer las religiones es esencial para entender el arte, la literatura… pero yo voy más allá: saber lo que dice el corán, el talmud o la biblia es interesante en sí mismo.

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