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Ritalín, ¿el “soma” infantil?

A pesar de que el fabricante desaconseja su utilización a menores de seis años, al menos 200.000 niños entre dos y cuatro años son tratados habitualmente con Ritalín.
Miércoles, 21 de enero de 2004
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Autor: José M. LACASA

El mundo feliz de Huxley, donde los problemas sociales y personales se solucionaban a base de pastillas de “soma”, no está tan lejos de ciertos comportamientos de la sociedad contemporánea. Y en la sociedad norteamericana triunfan popularmente: pastillas para adelgazar, pastillas para olvidar, pastillas para dormir, para despertar…

Marinoff, con su Más Platón y menos prozac, puso el dedo en la llaga: la falta de recursos intelectuales, creadores, educativos, llevan a utilizar recetas que compensen las deficiencias personales.

Hiperactividad

Esta “moda” tenía que llegar tarde o temprano a las escuelas. Y lo ha hecho en forma de una pastilla, el Ritalín (de la multinacional farmacéutica Novartis), que en principio sirve para tratar el “trastorno de falta de atención por hiperactividad” (AHDH son sus siglas en inglés).

El éxito de la pastilla fue tal en las escuelas que, en unos años, se cifraban en dos millones los niños que la tomaban diariamente sólo en EEUU. El problema está en que, aunque no todos los expertos están de acuerdo, el AHDH se considera que tiene una base neurológica y no conductual. O, en román paladino, que el problema está en una disfunción del cerebro del niño –y por tanto, se arregla médicamente–, y no un problema de carácter –que se arregla con atención y Educación. Pero muchos autores consideran que tratar este trastorno como “patológico” es el primer error: aunque admitan una predisposición neuronal, también es cierto que existe una base social que impide atender al niño correctamente.

Otro de los problemas es que, a pesar de que el fabricante desaconseja su utilización a menores de seis años, al menos 200.000 niños entre dos y cuatro años son tratados habitualmente con Ritalín. Por ello, algunos expertos como el doctor Breggin –uno de los críticos más importantes– han dado la voz de alarma sobre el riesgo de adicción entre los pequeños.

Otros expertos más moderados consideran que el Ritalín es un medicamento útil; el problema está en la sobrediagnosticación del AHDH. No todos los niños inquietos o difíciles de controlar en clase tienen AHDH, o no sólo. Y aunque el diagnóstico correcto es posible con las pruebas adecuadas, éste debe ser responsabilidad de un especialista y no de un médico general.

Hasta aquí la experiencia en EEUU y Canadá. Pero como todo lo de esos lares, ya está llegando a España. Y aunque es difícil que aquí se de un pacto entre la farmacéutica y los psiquiatras para extender su uso, como denuncian algunos críticos en EEUU, no por ello estamos exentos de otros riesgos. Y, aunque sea muy cómodo, esta pastilla debe ser recetada por especialistas médicos, y no aconsejada por otros profesionales.
 

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