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Los hijos, los más indefensos frente a la violencia doméstica

Expresiones como morir por amor o quien bien te quiere te hará llorar se convierten por desgracia muchas veces en una trágica realidad. Los maltratos también afectan a los hijos que habitan en la casa.
Miércoles, 26 de mayo de 2004
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Autor: Marta SERRANO

En lo que va de año han muerto hasta 26 mujeres víctimas de la violencia doméstica y decenas de ellas junto a sus hijos también se han visto afectadas por esta lacra social. El maltratador no podrá visitar a sus hijos si viola la orden de alejamiento. La suspensión del régimen de custodia o visita de los hijos y la puesta a disposición judicial de los agresores que violen las órdenes de alejamiento son algunas de las medidas contra la violencia doméstica aprobadas por el Consejo de Ministros hace 15 días, pero no es suficiente. La secretaria general de Política de Igualdad, Soledad Murillo, ha asegurado que “se está ofreciendo todo el apoyo a medios policiales, y se quiere tener vigilancia y seguimiento del agresor”. No obstante, ni estas medidas han servido para frenar la oleada de agresiones, ni tampoco aseguran la suficiente protección de los menores que cohabitan en la vivienda, que resultan los más indefensos.

Juan Marín, coordinador de programas de Unicef-España, considera que “en lo referente al maltrato infantil el problema es gravísimo ya que, pese al esfuerzo de muchas organizaciones, se considera al niño como propiedad de los mayores y no como un sujeto con derechos y deberes”. Esto implica que se justifiquen cachetes o castigos como una forma para educar mejor cuando, según Marín, “en ningún caso los mecanismos violentos educan”.

Los expertos señalan además que los niños que ven violencia en su hogar son más propensos a convertirse en maltratadores porque se familiarizan con la violencia y la sufren en la mayor parte de los casos. En España, estudios realizados en diferentes CCAA estiman que afecta a una prevalencia de entre el 0,5 y el 1,5% de la población infantil. Sin embargo, los datos oficiales de la Consejería de Asuntos Sociales son inferiores (0,4 casos por 1.000 habitantes) debido a la infranotificación que presenta este problema.

El maestro debe observar

El niño maltratado vive la experiencia de la indefensión aprendida, piensa que no hay alternativas y es un niño sin respuestas, lo que implica que se merma la autoestima y la capacidad de desarrollo de ese menor, al margen de otras secuelas psíquicas o físicas.

En cuanto a la escuela, Marín cree que los maestros son claves en la prevención y detección del maltrato infantil a través de la observación. Aparte de los signos visibles del maltrato, los niños reaccionan ante la violencia mediante comportamientos comunes que pasan desde retraerse hasta llorar sin causa aparente. En cualquier caso, Juan Marín recomienda a los docentes que observen a los alumnos, que pongan sus dudas en conocimiento de las autoridades competentes, y que traten de reforzar la autoestima del niño sin tratar de mediar nunca en conflictos familiares.

Protección para los más pequeños

Azucena Díez es miembro del equipo de la Unidad de Psiquiatría Infantil del Departamento de Psiquiatría de la Clínica Universitaria de Navarra. Como experta asegura que “es muy difícil detectar en el colegio síntomas de maltrato infantil. Por una parte, los signos físicos, como por ejemplo hematomas, suelen ser muy frecuentes en niños. En lo referente a la conducta, se suelen encontrar dos tipos de alteraciones, los niños se pueden mostrar excesivamente tímidos y miedosos o, por el contrario, muy desinhibidos, con excesiva confianza ante desconocidos. La presencia de maltrato en la madre o en otros miembros de la familia, familias desorganizadas o con antecedentes penales o abuso de alcohol y drogas puede predisponer a la sospecha de maltrato infantil”.

En cualquier caso, lo que debe hacer un profesor o vecino que sospeche un caso de maltrato infantil es ponerse en contacto con los Servicios Sociales de Protección al Menor lo antes posible.

En cuanto al efecto sobre el rendimiento escolar de la presencia de violencia doméstica en el hogar, dependerá de factores como la edad, el estado de ánimo o el nivel de ansiedad del niño.

Para Díez Suárez, “es complicado aconsejar a los niños en este aspecto, y depende de la edad del niño. En general es importante recoger toda la información referente a la intensidad de las agresiones, valorar la necesidad de separar a la víctima del agresor, preguntarle a la víctima acerca de sus sentimientos hacia el mismo”. Es importante fomentar la comunicación y la confianza, para que el niño se sienta capaz de comunicar si sufre agresiones. “También debe sentirse protegido, saber que en caso de que haya agresiones tiene derecho a alejarse del agresor”, asegura.

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