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“Niego que con más exámenes se aprenda más”

Entrevista en exclusiva para MAGISTERIO con Salvador Ordoñez, secretario de Estado de Universidades.
Miércoles, 2 de junio de 2004
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Autor: Javier ORTEGA
Marta SERRANO

Geólogo tanto él como su mujer, Salvador Ordoñez vive para la ciencia y la universidad que, junto a su familia, son sus grandes pasiones. Tras doce años ejerciendo como profesor y rector en la Universidad de Alicante, donde le encanta pasear junto a la orilla del mar, volvió a Madrid en abril para hacerse cargo de la Secretaría de Estado de Universidad e Investigación.

—Está volcado en la convergencia con la UE…
—Tenemos que converger en un espacio donde va a haber libre circulación de profesionales. Eso lleva consigo que nuestras titulaciones sean comparables, que no significa necesariamente homogéneas, con las del resto de países. Lo que es el ciclo de grado, de acuerdo con la declaración de Bolonia, conduce a dar una profesión, mientras que el máster lo que hace es una especialización profesional. La filosofía es fomentar la Educación a lo largo de la vida. Hay que entender que la formación universitaria no es terminal, sino que abre otras posibilidades. Hay que romper con la filosofía clásica y adaptarse a nuevos momentos y nuevas demandas. Apostamos por una formación mucho más flexible en contenidos y duración.

—¿Está tomada la decisión sobre la duración de las diplomaturas, por ejemplo, en el caso de Magisterio?
—La verdad es que los decanos de facultades y directores de escuelas de Educación han hecho estudios y parecen inclinarse por un determinado modelo en el que hablan de cuatro años. Yo creo que este tema no es ahora el momento de tratarlo. El problema más importante es pensar en el tipo de profesores que queremos sacar. Quizá, ésto de tres años de grado más dos de posgrado o cuatro más uno son realmente cuestiones de otra índole. No tienen que ser todas iguales.

—También ha hablado de reformar aspectos puntuales de la LOU . ¿Cree que el nuevo sistema no corrige los fallos en el acceso del profesorado?
—La LOU fue una oportunidad perdida. Estuvimos perdiendo prácticamente tres años de la vida de este país con la discusión, o casi sin discusión, o discutiendo poco, y luego otros dos intentando implantarla.

—¿Qué hay que corregir?
—Muchas cosas. En el caso concreto del acceso del profesorado los hechos han demostrado que el sistema tiene problemas técnicos, dejando aparte problemas más profundos que también pueden existir. En este momento, con el sistema que se está planteando tenemos un número de personas en pos de la habilitación que desatienden sus tareas docentes, más un tribunal muy grande, de siete miembros, que también están ocupados durante un largo periodo de tiempo. Los procesos de habilitación duran demasiado, cuestan bastante dinero y realmente lo que sucede es que, como quiera que sólo seleccionan un número de personas muy limitado, van creando “atascos” de gente que se vuelve a presentar. Técnicamente hablando, es un sistema ineficiente sin más. Hay que contar con un aspecto fundamental, la autonomía de las universidades. Lo bueno sería discutir intentando ir corrigiendo los fallos sin abrir un nuevo debate sobre temas relacionados con la legislación, porque sería catastrófico para las universidades volver a empezar un proceso constituyente, de estatutos… Hace falta menos normativa y más eficiencia.

—¿Hay endogamia?
—Durante la creación de la LOU se dijeron bastantes inexactitudes de las universidades españolas, que son las mejores que ha tenido este país en todos los tiempos. Profesorado mejor preparado, más medios, nuestros estudiantes tienen un nivel de formación más que aceptable… Estamos cumpliendo. ¿Qué es la endogamia? Yo he estado como miembro de muchas comisiones y siempre se intenta valorar lo que hay detrás de la vida del profesor. ¿Hay defectos? ¿Dónde no los hay? Hablar por eso de endogamia no creo que sea justo. En este momento la mayoría de nuestros profesores han pasado pruebas y han acreditado externamente estar capacitados. Se ha tratado mal a las universidades y no nos merecíamos eso.

—¿Cómo prevé las pruebas de acceso a la universidad?
—Este tema está por definir. Nos hemos dado una moratoria para hacerlo. Hay que buscar un sistema eficiente que sirva para el fin para el que está hecho. Hay una cuestión que niego siempre y es la de que con más exámenes se sabe más. Lo que hace falta es formar muy bien al estudiante. Por mi ideología creo que no es una cuestión de exámenes sino de estilo y de método docente. Tenemos que hacer una docencia que atraiga mucho a los estudiantes, en la que se sientan cómodos, donde tengan currículos flexibles, puedan escoger, puedan formarse. No todas las personas se desarrollan a la vez. Cada uno tiene su momento. Hay que intentar no frustrar el desarrollo de la persona. Tenemos que hacer el esfuerzo de hacer que nuestro sistema sea muy atractivo, que enganchemos a los estudiantes. Para eso hace falta también que los estudiantes tengan muchas ayudas al estudio. Desde luego, el método de cuatro meses de clase y tres semanas de exámenes no me parece bueno. Quizá habría que buscar otros más participativos, más proactivos en el sentido de que el estudiante, de la mano del profesor y según lo que le interesa en cada momento vaya convirtiendo la información en formación. ¿Son buenas 10 reválidas, cinco, dos…? Lo bueno es un sistema atractivo para el estudiante, donde se pueda formar y descubra sus propias limitaciones y sus gustos.

—¿Es favorable a “pruebas externas”?
—De cara a medir la calidad de un centro o una titulación me parece fundamental. Se hace en toda Europa y es muy útil. Si hablamos de personas, ese examen al que todos estamos acostumbrados a coger los apuntes y que te examinen con ellos para ver si te los sabes es de la época de Moyano. Podíamos buscar sistemas más imaginativos para saber si una persona está o no capacitada para ejercer luego una profesión.

—Habla de currículos flexibles y adaptados a los alumnos, ¿le parece oportuno eliminar unos itinerarios que, según una encuesta de CCOO, han sido avalados por la mayoría del profesorado?
—La verdad es que conozco mal las enseñanzas medias. Creo que focalizar muy tempranamente la formación de un estudiante no es conveniente, porque le impide tener una visión amplia. Incluso en el ámbito universitario sería partidario de abrir mucho más las cosas. Realmente, no sería nada raro que un ingeniero, por ejemplo, tuviera una formación importante en temas filosóficos o de pensamiento científico, porque creo que no está reñido. Creo que la Secundaria es una etapa muy temprana de la formación del individuo. Y especializarlo mucho no me parece muy oportuno. Ahora, supongo que las personas que son especialistas en el tema tendrán otra visión. Yo creo realmente que la formación integral de las personas es importante, sobre todo porque no todo el mundo tiene claro en el mundo actual donde va a dirigirse en su vida. La formación del individuo, cuanto mas amplia, mejor.

—¿Cuándo estará concluido el proceso de reforma de la LOU?
—Para la reforma de los aspectos puntuales de la LOU y los reales decretos que permiten la convergencia con Europa no me gustaría ir mucho más allá de lo que la ministra ha dicho para la LOCE. Creo que sería bueno aunque es un poco prematuro.

—¿Cómo mejorarán la política de becas?
—Tal como está recogido en el programa electoral se mejorarán todas las becas. Además, hay una partida importante para la mitad del tiempo de la enseñanza de grado. Habrá que incrementar y mejorar aspectos, porque actualmente hay disfuncionalidades en la adjudicación.

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