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El maltrato oculto

Estamos en plena polémica sobre la Ley Integral contra la violencia de género. Día tras día son muchos los casos de mujeres maltratadas que desde los telediarios nos tocan la fibra sensible. Pero, ¿qué pasa con los ancianos? ¿Por qué los medios de comunicación no se hacen eco de lo que hasta ahora parece una realidad oculta?
Miércoles, 30 de junio de 2004
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Autor: Zaida PÉREZ DE ARANDA

La madrugada del pasado sábado la Junta de Andalucía desalojó 26 ancianos de una residencia ubicada en Alcalá de Guadaira (Sevilla). La causa, la situación de abandono en la que se encontraban. Éste es uno de tantos casos de negligencia o abandono de la persona mayor, un tipo de maltrato que, intencionado o no, se produce cuando no se cubren las necesidades básicas del anciano.

Pero, según la investigación realizada por los Doctores Castro y Zarzosa Maltrato y abuso en la vejez, el maltrato al anciano también incluye estas otras variantes: maltrato psicológico o emocional, abuso sexual, maltrato o abuso económico –por ejemplo, la coacción para que firme contratos o asigne cambios en el testamento–, violación de derechos tales como el confinamiento forzado y sin aviso, y cómo no, maltrato físico (golpes, quemaduras –sobre todo, de cigarrillos–, fracturas, administración abusiva de fármacos o tóxicos, etc.).

Entre el 4 y el 6 por ciento de los ancianos declara haber sufrido violencia doméstica, según la Organización Mundial para la Salud (OMS). La violencia doméstica no es, por tanto, sólo cuestión de género, también lo es de edad. Y, concretamente, se produce si hay un “acto y omisión que lleva como resultado un daño o amenza de daño contra la salud y el bienestar de una persona anciana” (definición de maltrato a una persona mayor de la Asociación Americana de Psicología).

En aumento, un 150%

En los países desarrollados, Naciones Unidas baraja unas cifras de entre un 3 y un 10 por ciento de ancianos que sufre malos tratos o abandono. En Estados Unidos se ha registrado entre 1986 y 1996 un aumento del 150 por ciento en los incidentes de maltrato declarados por los servicios estatales de protección de adultos. Peores son los datos –muy escasos, por cierto– en las regiones menos desarrolladas: en la India, 40 de cada 1.000 personas de una muestra tomada en una zona rural resultaron ser víctimas de malos tratos físicos.

Centrándonos en nuestro país, el maltrato “puede afectar hasta a un 5 por ciento de la población anciana de España”, según afirma José Sanmartín, director del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, en declaraciones al Diario Médico. Como muestra, un botón: el Teléfono de Malos Tratos a Mayores de Andalucía atendió en 2002 114 denuncias por agresiones. Con todo, “el maltrato de mayores es más bien una realidad oculta”.

Un problema social

Una realidad oculta de cara a la justicia, pues la única vez que el Código Penal contempla los malos tratos a mayores es como falta y no como delito.

Y una realidad oculta también para la sociedad. En primer lugar, porque no existe una clara concienciación. Prueba de ello es que la opinión pública no se hace eco de este tema como sí lo hace de la violencia de género o del maltrato a la infancia. ¿Por qué?

Los ancianos son cada vez una parte más importante de la sociedad y, sin embargo, su papel social es menos valorado. En la actualidad, el culto a la juventud vigente en nuestra sociedad puede hacer de la vejez una etapa para el olvido.

Según José Sanmartín, nuestra sociedad padece “edadismo”, que consiste en “una supervaloración de la juventud y una minusvaloración de la vejez; y cuando algo se minusvalora, se pone fácilmente en situación de discriminación, que es el primer paso para la violencia”.

Los prejuicios contra la senectud han sido definidos por la Asamblea Mundial de la OMS como un problema de salud pública, llegando a convertirse en pocos años en una verdadera cultura de la violencia.

La Educación, fundamental

Para poder prevenir un caso de maltrato, resulta imprescindible educar a diferentes niveles como la familia, la escuela y los medios de comunicación; de este modo, se evita la fobia que sufre nuestra sociedad hacia la senectud. Se trata, por tanto, de combatir este estigma, abordar los tabúes y ayudar a eliminar los estereotipos negativos latentes.

Queda claro que en la prevención del maltrato de las personas mayores se necesita de la participación de múltiples sectores de la sociedad; aún así, los médicos de atención primaria juegan un papel particularmente importante, ya que se encuentran con casos de maltrato de ancianos de forma cotidiana –si bien, con frecuencia, no los diagnostican como tales–.

Precisamente, los profesionales de la salud son los que están luchando más por disminuir el problema, intentando llegar a lo que se conoce por Envejecimiento activo, que se basa en los principios de las Naciones Unidas de independencia, participación, dignidad, asistencia y realización de los propios deseos.

En definitiva, y tal y como se afirma desde la Declaración de Toronto para la Prevención Global del Maltrato de las Personas Mayores (del 17 de noviembre de 2002), “el maltrato de las personas mayores sólo se podrá prevenir de forma eficaz si se desarrolla una cultura que favorezca la solidaridad intergeneracional y que rechace la violencia”.

Factores de riesgo e indicadores del maltrato

Todavía no se conocen por completo las razones y causas del maltrato al anciano. Sí se sabe, en cambio, de factores de riesgo cuya presencia puede aumentar la probabilidad de que se produzca el maltrato. Desde el Portal Mayores (http://imsersomayores.csic.es/salud/maltrato/general.html) se indica que estos factores de riesgo pueden estar presentes en:

—La persona que es maltratada: por ejemplo, que sea dependiente, que presente deterioro cognitivo, su edad.

—La persona que maltrata: por ejemplo, el abuso de sustancias, la dependencia económica y el estrés.

—El contexto de la situación: por ejemplo, la existencia de mala relación entre el cuidador y la persona mayor o que éstos vivan juntos.

Es más probable que el maltrato y/o la negligencia sean provocados por distintas combinaciones entre factores. Parece poco probable que la presencia de un único factor de riesgo sea suficiente para que tenga lugar el maltrato.

Algunos indicadores de maltrato físico en la persona mayor son: moratones, fracturas, quemaduras, marcas de ataduras en las muñecas, dolor al ser tocado, heridas, desprendimiento de retina, ausencia de pelo o sangre en el cuero cabelludo.

Entre los indicadores de maltrato psicológico hacia el anciano, destacan: cambios repentinos de conducta, miedo inexplicable, ansiedad, depresión, impotencia o indefensión, indecisión para hablar abiertamente, poca comunicación, falta de contacto visual y agitación.

Eduardo Castro, Doctor especialista en Geriatría: “El maltrato al anciano tiene menos repercusión social”

—¿Por qué todavía no hay una concienciación en la sociedad sobre el maltrato a los ancianos? ¿Es una realidad desconocida?
—Realmente hasta hace poco tiempo no se hablaba de este tema. Yo supongo que ha existido siempre, lo que sucede es que, así como a nivel médico el maltrato en la infancia ha sido un hecho denunciado hasta que se han comenzado a tomar medidas, con el anciano no ha habido la misma respuesta. Con todo, ya grandes áreas de la sociedad y de los que trabajamos con los mayores percibimos que se está iniciando una mayor concienciación entre la opinión pública, aunque sigue siendo un fenómeno un poco oculto.

—¿Con qué cifras contamos de ancianos maltratados?
—Datos que se puedan plasmar en cifras realmente hay muy pocos o no hay porque es un tema del que se está comenzando a tomar conciencia, todavía no hay un estudio serio en el que hayamos podido constatar el volumen de gente. Hay que tener en cuenta que el problema del maltrato no solamente puede aparecer en los domicilios, sino también en las instituciones y a nivel gubernamental, porque maltrato no es sólo el maltrato físico, es también la indiferencia.

—Pero en su estudio Maltrato y abuso en la vejez se habla de una prevalencia de malos tratos en el anciano que oscila entre el 3 y el 10%…
—Estas cifras pueden ser simplemente la punta del iceberg, o sea que posiblemente haya muchos más, lo que sucede es que de momento no tenemos estudios más transversales para ver el problema de la sociedad en sí. Pero no sólo es cosa de las sociedades occidentales, Naciones Unidas ha hecho prospecciones más o menos serias en países subdesarrollados o en vías de desarrollo y la problemática puede ser hasta mayor. Entonces, no es un problema de cambio cultural por nuestra vida moderna, sino que en sociedades donde esa situación desgraciadamente no ha llegado se está percibiendo que ese maltrato también se da, aunque quizás más físico que psicológico.

—¿No viene el problema del culto a la juventud que hay en nuestra sociedad?
—Yo no diría eso, la problemática viene de tiempo atrás y en cada área del mundo aparece un tipo de maltrato atendiendo a determinadas variables.

—Sin embargo, el maltrato al anciano está creciendo. ¿Por qué?
—Ahí sí que posiblemente exista una relación entre el tipo de familia de ahora y la de hace años atrás, porque en la familia de antes el anciano estaba dentro de la propia familia. Hoy en día, debido a las alteraciones provocadas por el trabajo, el anciano queda en manos de terceras personas. Si el cuidador no está lo suficientemente preparado para soportar la carga que supone el cuidado de un anciano, se puede presentar el maltrato.

—¿Qué se puede hacer desde la Educación para paliar el problema del maltrato a la persona mayor?
—La Educación es fundamental para poder generar el respeto y la solidaridad. Lo que se puede hacer es concienciar a los jóvenes de que los mayores suponen experiencia, la vida pasada que se nos transmite. Hay muchos ejemplos en sociedades antiguas donde la persona mayor era un baluarte, un punto de referencia. Es fundamental que nuestros pequeños empiecen a valorar que no sólo es válida una etapa de la vida, sino que los mayores son los que nos han aportado conocimientos y valores y nos enriquecen.
 

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