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Jugar sin que nadie te moleste

El estudio “¿Dónde te gusta jugar?”, realizado por la empresa Ikea en colaboración con el Museo Pedagógico de Arte Infantil (Mupai), y basado en 3.000 dibujos realizados por alumnos de 5º de Primaria de las provincias de Madrid, Barcelona y Sevilla, muestra que los niños de 10 años prefieren jugar solos, y que para ello no cuentan para nada con la familia.
Miércoles, 16 de junio de 2004
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Autor: José M. LACASA

Ni una exposición de las soledades de Giorgio De Chirico, ni de los volúmenes puros de Piet Mondrian, han visto jamás la gran mayoría de niños que han dibujado su lugar preferido para jugar. Sin embargo, la angustia de la soledad y del vacío parecen estar detrás de muchas de estas obras infantiles.

El análisis de estos dibujos, pertenecientes al concurso infantil de dibujo que con el lema “¿Dónde te gusta jugar?”, convocado por Ikea y Mupai en las provincias de Barcelona, Madrid y Sevilla, no deja de ser preocupantes: por ejemplo, no aparece prácticamente para nada la familia o los hermanos –etapa característica de la adolescencia, no de los diez años–, y sin embargo aparecen a menudo aparatos como la televisión, la videoconsola o el ordenador.

Sin ser molestado

Algunas de las frases con que acompañan los niños sus obras gráficas son sobrecogedoras: “Yo he dibujado una pelota porque creo que ese es un lugar en que nadie me va a molestar” o “Juego en la buhardilla porque estoy solo y puedo jugar a mis anchas sin que nadie me moleste” son los ejemplos más significativos. Cuando, incluso para un adulto, el cruce de conceptos “jugar” y “que nadie me moleste” es difícil de congeniar.

Esa “ausencia de familia” es también difícil de comprender cuando en España, aunque seguimos los pasos de Europa, aún estamos lejos de las cifras de desestructuración familiar o de “hijos únicos” que son habituales en el continente.

Sin embargo, la sensación es de que a muchos de estos chavales la idea de fraternidad es sólo un concepto teórico, no una consecuencia práctica, y por tanto muy difícil de acoger.

Jugar en la naturaleza

La gran mayoría de los niños de esta edad prefieren jugar en el exterior, la mayor parte de las veces en un entorno natural como el campo o la playa (49%), aunque una cuarta parte pintó un lugar imaginario (uno se dibujó jugando en la superficie de la Luna, por ejemplo), mientras que un 7% lo hicieron en un centro deportivo. los niños que tienden a dibujar espacios imaginarios, según los expertos, son alumnos que no se encuentran cómodos en el ambiente en que viven.

Sin embargo, cuando dibujan un interior, los alumnos pintan mayoritariamente su habitación, y cuando pintan otras partes de la casa es porque en ellas se encuentra la televisión o el ordenador. Cuando pintan su dormitorio, explican que allí es donde tienen sus cosas o es donde nadie les molesta (la dichosa palabra se repite muy a menudo). Muchas veces pintan “anexos” a su cuarto: un jacuzzi, una piscina o una bañera pueden aparecer, al igual que un cine, o una pista de tenis.

Llaman también la atención las diferencias territoriales: en Madrid los niños prefieren jugar solos en un 66%, un 64% en Barcelona y tan sólo un 44% en Sevilla, lo que habla de la agresividad con que los niños perciben las grandes urbes donde habitan.

Otro de los aspectos que pone de manifiesto el informe es la cada vez mayor abundancia de marcas comerciales o de equipos deportivos –futbol principalmente– que aparecen como elemento constitutivos del dibujo: marcas comerciales (30%), medios de comunicación (22%) o el futbol (12%) aparecen en la mayoría de los dibujos. Sólo el 23% aparece sin influencias.
La soledad como principio común.

Existe una técnica muy conocida entre los psicólogos para diagnosticar problemas de personalidad o incluso más graves en niños: utilizar el dibujo. Viendo algunas de estas obras infantiles, prácticamente no hace falta ser experto para apreciar los desequilibrios afectivos y sociales de muchos de estos pequeños. La soledad es lo que más llama la atención: con más o menos recursos expresivos y plásticos, lo que dejan estos dibujos es un poso de amargura. Quizás sean los padres los que debieran verlos.

¿Cómo transmitir el concepto de fraternidad?

Dentro de poco, a juzgar por la disminución paulatina del número de personas por hogar –y, consiguientemente, del número de hermanos por familia– uno de los valores fundantes de Europa, la fraternidad, tendrán los profesores que transmitirlo “en teoría”, ante la falta de práctica entre los niños de tal valor.

En España aún existe una mayoría de alumnos con hermanos (mayoritariamente uno), aunque los hogares con un solo hijo estarán por encima de los de la clásica “parejita” en menos de un lustro, mientras que desaparecen paulatinamente las familias numerosas. 

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