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La particular “fuga de cerebros” docentes a Canadá y EEUU

Recién titulados compiten con veteranos docentes e incluso con profesores universitarios por las plazas que el MEC oferta al otro lado del Atlántico. No obstante, los motivos varían mucho de unos a otros. Requisito: inglés fluido.
Miércoles, 23 de junio de 2004
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Autor: Marta SERRANO

Tanto maestros como licenciados en posesión del Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) pueden ejercer en Canadá y USA su labor docente durante tres años gracias a los convenios de colaboración del Ministerio de Educación desde 1986 con las diferentes autoridades educativas de los Estados canadienses y norteamericanos.

El éxito del programa es tal, que además para el próximo curso, el 2004-05, también habrá profesores españoles en Alemania gracias a una experiencia piloto para ampliar el proyecto a los países europeos.

En la última convocatoria más de 2.300 aspirantes optaron a las 500 plazas ofertadas, aunque los requisitos para cada lugar los determina el propio Estado, por lo que todos tienen opciones. Hay estados que priorizan a los candidatos con gran experiencia docente, mientras otros buscan exactamente lo contrario porque los trienios y otros derechos adquiridos aquí también se pagan. Pero que nadie piense en hacerse rico.

Aunque el profesorado español que “cruza el charco” forma parte del claustro al que pertenezca en el país de destino con los mismos derechos y en las mismas condiciones que los profesores de allí, el salario según los que han vuelto y repite, “da para vivir pero en condiciones normalitas, sin nada de lujos”.
Para Antonio Serrano, de 29 años, será su segunda estancia en Texas (en la demarcación Sur). Es diplomado en Magisterio por Inglés y ya estuvo un año entero gracias a este programa en Carolina del Sur. Pero ahora su motivación es diferente. Ha convencido de su novia, Raquel Bozau, de 25 años y licenciada en Derecho, para pasar juntos allí una temporada, perfeccionar el inglés y conocer nuevos parajes.

Pero esta pareja de Zaragoza es afortunada, no sólo porque haber ido ya supone, en el caso de él, conocer a los miembros del jurado y profesores que vienen a España a seleccionar a los candidatos, sino porque su prueba sólo consiste en una entrevista donde tienes que hablar (por supuesto en inglés) de cada uno sobre su personalidad y aficiones, de su experiencia docente y metodología que emplean, y sobre los motivos que te llevan a escoger ese Estado sobre otro de Estados Unidos o Canadá.

No obstante, y aunque los docentes son requeridos para dar clases en español, prácticamente todos buscan además de viajar y de una vivir una experiencia nueva, perfeccionar el inglés. Incluso algunos candidatos están dispuestos a llevarse al marido o la mujer e incluso a los hijos durante su estancia en el extranjero. Cada historia es distinta y, desde luego, todo no son rosas. Los afortunados reciben un breve curso donde aprenden cómo funcionan las cosas en el país de destino, cómo hacer los trámites de seguros e incluso tendrán ayuda para buscar piso. Sin embargo, en algunos estados como Louisiana no respetan la antigüedad de los docentes, a todos se les aconseja llevar dinero suficiente para los dos primeros meses “porque las casas están sin muebles y allí tener un coche es imprescindible”, afirma Lourdes, quien asegura que “más o menos tienes que llevar ahorrado unos 6.000 euros, aunque la gente suele compartir tanto la casa como el coche porque hay muchas cosas de segunda mano además. USA es un país de inmigrantes”, afirma.

El caso de Juan Carlos García es muy distinto. Lleva 25 años dando clase en España. Varios de ellos ha sido profesor adjunto en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, en el campus de Somosaguas y confiesa estar aburrido de dar clase y necesitar tanto un año sabático como un cambio de aires.

Pero aparte de maestros, haciendo las pruebas de selección hay también profesores de FP, y de escuelas oficiales de idiomas, además de docentes de Secundaria. Todos ellos son conscientes de que trabajarán duro. “Nos exponemos a currar en serio y a dar clase a los grupos que ellos no quieren. Eso está claro, porque si te escogen es porque les interesas, porque vas a rendir muchísimo”, coinciden en señalar.

Por eso, cuando se les comenta la gran oportunidad que van a tener ellos dudan de quien es el más beneficiado del programa ¿los candidatos a una plaza en EEUU o Canadá, o los alumnos de esos sistemas educativo? Sea como fuere, sólo uno de cada cuatro, aproximadamente un 25% de los candidatos presentados a examente, podrán montar en el avión hacia su particular sueño americano.

Cada Estado tiene su sistema educativo

Casi un 90% de los alumnos estadounidenses de enseñanza obligatoria cursan sus estudios en la escuela pública. El resto lo hace en la escuela privada. Hay escuelas públicas con regímenes especiales llamadas charter schools o escuelas capitulares. También existe en algunos distritos un sistema de “cheque escolar” (vouchers) para pagar la Educación privada, que a menudo es religiosa, con fondos públicos. La Educación obligatoria y gratuita se suele ofrecer en Estados Unidos desde los cinco a los 17 ó 19 años. Se divide en tres etapas:

1. Enseñanza Primaria (Elementary School), que generalmente agrupa a todos los grados desde K (kindergarten o Educación Infantil) a 6º (K-6), pero que puede agrupar a menos grados dentro de esos límites, por ejemplo K-5º ó 1º-4º. K es el nivel de los alumnos de cinco años, 1º el de los de seis años, etc.

2. Enseñanza Intermedia (Middle School) (6º-8º), o Junior High School (7º-8º u 8º-9º)

3. Enseñanza Secundaria (High School) (9º-12º ó 10º-12º)

Cada escuela está dirigida por un director (principal) que es nombrado por el consejo escolar del distrito (School District Board of Education). El director es la máxima autoridad de toda la comunidad educativa y tiene en general más responsabilidades que un director de un centro escolar en España. Entre sus atribuciones está la de intervenir en la labor docente del profesorado con el objeto de evaluar su trabajo y asegurarse de que se cumple la programación.
Para eso pide periódicamente la programación de aula y puede entrar a observar las clases sin previo aviso.

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