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Y MAGISTERIO responde

“Lo de que el sistema sigue mejorando con la Ley del 90 se aproxima poco a la realidad después de analizar el ‘efecto Logse´”
Miércoles, 24 de noviembre de 2004
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Autor: José M. LACASA

Entre los excelentes profesores de Matemáticas de los cuales he podido disfrutar en mi infancia y adolescencia –Marisol y María Julia en la primera EGB, Pilar en el segundo ciclo de esta etapa, Miguelón en el primer Bachillerato– recuerdo con especial cariño y admiración a Diego, que fue además mi tutor en el último curso de BUP y en COU.

Este profesor, que se jubiló el pasado año, nos enseñó los principios de lógica matemática (y universal) de manera que algunos de sus alumnos no hemos olvidado en absoluto. Especialmente memorable fue la clase donde explicó la curiosa “reducción al absurdo”. Tenía la costumbre, tras acabar cada demostración, de poner las siglas “c.q.d.” –traducción de la sentencia latina “quod erat demostrandum”: como queríamos demostrar– en la esquina inferior en la pizarra, y decía muy serio: “Como quiere Diego”.

Esa pequeña lección de relatividad –que ahora llamaríamos transversal–, incluso para cuestiones tan claras como las matemáticas, no la he olvidado, e intento aplicarla incluso cuando trabajo con datos.

En la respuesta de Alejandro Tiana –la cual agradezco– a mis artículos publicada en este periódico la semana pasada, el secretario general de Educación me reprocha tres cuestiones: el de contraponer LOCE y Logse; el de que los errores de los datos del documento del Ministerio Una educación de calidad para todos y entre todos no son tales, sino mala interpretación/ “expresiones no excesivamente precisas” de los mismos; y por último, de que la acusación de que el Ministerio intenta poner a la Logse mejor de lo que es no es cierta.

Respecto a la primera, no recuerdo haber citado a la Ley de Calidad en uno solo de estos artículos, pues tratándose de datos es un poco difícil. Ya se encargó el actual Gobierno de que no hubiera.

El segundo tema es más espinoso. Los datos que ofrecen las administraciones educativas en España, desde el Ministerio a la última comunidad, tienen una calidad pésima por un diseño de las estadísticas malo, por una recogida y organización de los mismos de la era predigital y por el ocultismo permanente con que parecen ofrecerse. Pero este es tema para otro artículo.

Lo que sí es cierto es que aún se discute cual es el fracaso escolar real en 4º de ESO en nuestro país, con oscilaciones entre un 9% (cálculo de CCOO) y más de un 30% estimado por este periódico sobre los datos ofrecidos por el MEC. El mismo Ministerio habló de un 25% en 1998, un 27% en 2003 y de nuevo un 25% en 2004. Discernir el real necesita de más análisis y, probablemente, de datos de mejor calidad. Y lo que es seguro es que en ningún caso se gradúan tres cuartas partes de los alumnos en la edad teórica en que deberían hacerlo, pues sólo llegan a 4º de ESO sin acumular retrasos el 62% de los alumnos (en otro capítulo se habla de edad teórica aproximada: si esa edad aproximada son los 18, aceptamos pulpo como animal de compañía).

Sobre el tema de la escolarización a los 16 años, coincido con usted en que el texto debería ser más preciso. Sin embargo, aún lo de que el cien por cien se escolariza hasta que cumplen los 16 años no deja de ser un espejismo producido por el pensamiento desiderativo con que suelen juzgar ustedes las leyes educativas: está así regulado, está por ver en qué grado cumplido. Oficialmente, se bordea el cien por cien, aunque algunas comunidades como Andalucía o Ceuta no llegan. Por supuesto, son las cifras oficiales, que no hablan de cómo se cuentan como escolarizados alumnos que no pisan el centro: es más habitual de lo que piensa en Cataluña o Andalucía.

Con respecto a la “tasa de equidad” del sistema educativo tan espléndida que ofrece el informe PISA, dos consideraciones. Primero, que la equidad medida por tal informe es en realidad un índice de comprehennsividad del sistema (Pérez Díaz y Juan C. Rodríguez, La Educación general en España, Fundación Santillana, 2003, pág. 450), y que entre los diez países comprensivos, vamos en el furgón de cola en resultados totales. Segundo, y relacionado con lo anterior, con una tasa de sobresalientes en el sistema que no llega al 2%, lo que algunos llaman “equidad” podría ser confundido fácilmente con “mediocridad”. Pero aceptaremos barco como animal acuático.

Había otro tema al que no hace referencia, el de la superioridad del nivel de la Logse sobre el de la LGE de 1970: para desengañarse, puede leer, en el libro de Víctor Pérez Díaz citado anteriormente, las páginas 432 y ss.

Nos queda, por tanto, un último tema, el del “logsismo” de la argumentación general del Ministerio. Ese “logsismo” es un término un tanto difuso, por lo que me va a permitir que lo califique de algún color alejado de resonancias ideológicas. Vamos a probar con el azul. Creo que le viene bien a la Logse. La pregunta sería entonces: ¿azulea o no azulea la argumentación del Ministerio? Veamos.

Desde luego, muchos de los que ocupan cargos en el Ministerios han azuleado en el pasado, y de momento a ninguno he visto que haya reconocido muchos de los errores de la Ley de 1990 que ya son claros. Y así es muy difícil juzgarlos “neutramente” en este tema, sobre todo porque se han esforzado bastante poco en dejar de parecer azules. Tan sólo alguna declaración del estilo “no queremos volver a la Logse”. Con tanta inconcrección es cuando menos difícil creerlos. Pero tengamos fe y pasemos a los hechos.

Por ejemplo, es cuando menos sorprendente que la introducción repita punto por punto lo que he venido a denominar “defensa Marchesi de la Logse”, y que es el compendio de los argumentos empleados por don Álvaro en estos años para defender a su criatura. Que muchos de tales argumentos estaban equivocados creo que ya se ha demostrado en artículos anteriores. Y aquello de que el sistema educativo español sigue mejorando está claro que se aproxima poco a la realidad, después de analizar el “efecto Logse” en las últimas estadísticas europeas y españolas (ver Magisterio de 3 de noviembre).

Pero no es este tema el que estamos discutiendo, sino saber si el Ministerio azulea o no azulea en su documento. Si observamos las cifras de la última sección del documento de debate, comprobamos que hay gráficos con series completas cuando perjudican al PP (dineros), pero no cuando, además de perjudicar al PP, perjudican a la Logse (resultados). Curioso.

Para muestra de lo que digo, basta con observar los gráficos para las tasas de idoneidad o para la población con Educación Secundaria superior ofrecidos por el Ministerio y compararlos con la serie completa que ofrece MAGISTERIO. O bien el MEC quiere proteger al PP, o azulea más de lo que les gustaría reconocer. Por reducción al absurdo: como quiere Diego.

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