fbpx

6 tópicos sobre la violencia doméstica

Las cifras de denuncias por maltrato en el seno familiar se disparan año tras año. Para muchos, tan espinoso tema se ha dejado en manos de políticos y jueces sin haber escuchado con atención a la comunidad científica. Y es que cada vez son más las voces procedentes del mundo de la Psicología y la Sociología que denuncian las simplificaciones que se están haciendo y los tópicos que se están trasladando a la opinión pública.
Miércoles, 12 de enero de 2005
0

Autor: J.M. de MOYA

Mal asunto cuando los científicos cuestionan a los políticos. Mal asunto para los políticos, claro. Y peor cuando lo que se pone en cuestión es el análisis que la política y los medios estamos haciendo de un problema tan delicado como el de la violencia doméstica.

Cada vez son más los psicólogos, psiquiatras y sociólogos que opinan que se está simplificando el problema, cargándolo de tópicos y manejando cifras falsas. Joaquín de Paúl Ochotorena lleva más de 15 años –cuando nadie hablaba de ello– investigando las diversas formas de violencia doméstica, tiene más de 80 publicaciones y es considerado como el principal experto en nuestro país. Su experiencia clínica y el resultado de algunos estudios están llevando a desmentir media docena de tópicos. Por ejemplo, se dice:

1. La violencia llamada “de genero” es puro machismo… Sin embargo, el profesor Ochotorena se niega a hablar de violencia de genero. “Es evidente –explica– que ambos cónyuges participan de las situaciones de violencia. Hay estudios que demuestran que la mujer usa más la violencia, aunque evidentemente sufra más los daños por su mayor vulnerabilidad física [de las 79 personas muertas en 2003 a manos de su pareja, 66 fueron mujeres y 13 hombres]”. Y es que, en su opinión, a este tipo de violencia se la está etiquetando en exceso como machista o patriarcal, “y no todos los maridos que se pegan con sus mujeres son machistas… Frecuentemente se pegan los dos, aunque la mujer salga peor parada”.

2. Y es que España es un país particularmente machista… En contra de lo que se suele pensar, España no es un país particularmente violento contra las mujeres. Un estudio elaborado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia que comparó datos obtenidos en 13 países europeos situaba a España en noveno lugar, con 2,4 asesinatos por cada millón de mujeres mayores de 14 años. “A la luz de este estudio, la idea de que el español es particularmente machista y que el origen de esta violencia radica en la desigualdad entre los sexos, se desdibuja. Entre los países con mayor prevalencia de muertes femeninas por violencia doméstica están algunos nórdicos que siempre han tenido a gala la igualdad entre hombre y mujer, como Finlandia (con una tasa de 8,6 asesinatos por millón de mujeres), Noruega (6,5), Dinamarca (5,4) o Suecia (4,5). El caso extremo es Rumanía (12,6)”, informa Ignacio Aréchaga. Resulta paradójico que sea Finlandia precisamente quien lidere el ránking de rendimiento académico, según el mítico Informe PISA.

3. Una de cada diez mujeres padece malos tratos… Según Ochotorena, “hay un cierto interés en subir las cifras. Basta que uno se sienta maltratado para que se le considere maltratado, basta que a uno le hayan ‘tocado’ en el metro o que haya presenciado exhibicionismo para que se considere que ha habido abuso sexual…”. De hecho, ese 10 por ciento de mujeres maltratadas procede de la encuesta que realizó Sigma 2 a más de 20.000 mujeres. Pero, ¿cómo definió Sigma 2 el “maltrato técnico”? Mediante 13 parámetros tan dispares como “Le insulta o amenaza”, “Cuando se enfada llega a empujar o golpear”… pero también otros como “No valora el trabajo que realiza” o “Delante de sus hijos dice cosas para no dejarle a usted en buen lugar” o “Le dice que adónde va ir sin él/ella”… Para la empresa demoscópica, bastaba con que la encuestada respondiese “A veces” a uno de esos parámetros, para ser considerada mujer maltratada.

4. Hay más violencia doméstica en los matrimonios que en las parejas de hecho… De hecho, es lo que cabría esperar, informa Juan Domínguez, “dada la mayor capacidad de las parejas de hecho para negociar sus espacios de autonomía y la mayor capacidad de romper su unión si resulta insatisfactoria”. Sin embargo, los datos vuelven a pulverizar el tópico. En 2003, el 54,3 por ciento de los casos la víctima era cónyuge, mientras que el 32,8 era pareja de hecho (el resto eran hijos o padres). Si tenemos en cuenta que del total de parejas el 94 por ciento están casadas y el seis por ciento no, resulta que las situaciones de violencia son notablemente más frecuentes entre las parejas de hecho. En ese seis por ciento de parejas no casadas se produciría el 32,8 por ciento de los casos. Ojo a este tópico, porque está detrás de la nueva ley de divorcio rápido que pretende el Gobierno.

5. Hay que endurecer las penas contra los maltratadores… De ahí, por ejemplo, la pretensión de la responsable de Familia en el Gobierno, Amparo Valcarce, de tipificar como delito el cachete. Sin embargo, una vez más el profesor Ochotorena duda de la eficacia de judicializar estos procesos. “¿Piensa usted que le importan algo los años de cárcel a quien se entrega voluntariamente o se suicida después de asesinar a su mujer? Estos casos terminan siempre con el suicidio –físico o psíquico– del cónyuge”.

6. Ahora hay más casos de maltrato que antes por la liberalización de la mujer… Hay estudios que apuntan a que más que un incremento en el número de casos lo que ha crecido es el umbral de sensibilidad. Cuentan que hace años cuando se preguntaba a una mujer si su marido le levantaba la mano, solía responder: “mi marido me pega lo normal”. Es un chiste pero da una idea de la percepción que se tenía del problema.

Los científicos consultados destacan la importancia de acertar en el diagnóstico porque es donde nos jugamos acertar en el tratamiento. Tal vez haya llegado el momento de que políticos y periodistas callemos y dejemos hablar a los expertos.

Los maltratos olvidados

Resulta curioso lo poco que se habla de las otras formas de violencia doméstica –la que se ejerce contra los ancianos y los niños– por contraste con la violencia contra la pareja. Máxime cuando, según explica el profesor Ochotorena, la vulnerabilidad de niños y ancianos es aún mayor que la de la mujer. Y, por tanto, mayor aún la crueldad de la agresión y del agresor.

El maltrato infantil se presenta en la mayoría de los casos (60%) en forma de negligencia física (deficiente alimentación, falta de higiene…). ¿Las causas? “Los padres ven a sus hijos como una amenaza a su pretendida tranquilidad. Esa percepción suele ser el desencadenante de la mayor parte de las agresiones a los hijos”.

El caso del maltrato a los ancianos se suele asociar a los problemas que sufre la llamada “generación sandwich”, es decir, la que tiene hijos adolescentes y padres ancianos a su cargo, con la consiguiente sobrecarga de estrés que ello conlleva. En muchos casos se suele recurrir a la “evitación empática”, es decir, evitar ver al padre anciano desatendido para así evitar emocionarme y, finalmente, evitar tener que hacer lo que debo…

El creciente éxito de las residencias de ancianos tienen mucho qué ver con todo esto.

Joaquín de Paúl Ochoterena: “Algunos crían a sus hijos peor que a sus plantas”

Será porque es un profesor más amenazado por ETA que, actualmente, se encuentra alejado de la Universidad del País Vasco, el caso es que este psicólogo clínico está acostumbrado a nadar contracorriente. También a la hora de defender posiciones políticamente incorrectas sobre algo tan delicado como la violencia doméstica. Le preguntamos, en concreto, sobre el castigo físico a los hijos.

Sé que tiene reparos sobre la propuesta del Gobierno de tipificar como delito el cachete a los hijos. Me sorprende…
En primer lugar hay que esperar a ver si la medida es eficaz o no. Pero dicho esto, me parece que es la típica medida fácil y populista, que sólo pretende decir a la opinión pública lo majos que somos porque estamos en contra del castigo físico. Me parece pura cosmética.

Pero ¿sí o no al castigo físico?
¿Quién puede estar a favor estas cosas? Es como el no a la guerra… Con carácter general, todos estamos en contra, pero si atacan a mi familia, yo mato. De igual modo, en general el castigo físico es malo, pero también hay que decir que en algunas circunstancias puede ser comprensible e, incluso –y sé que es costoso decirlo–, muy eficaz.

¿Cómo y en qué casos?
Me estoy refiriendo, claro, a un cachetito en una parte blanda del cuerpo y aplicado de forma controlada. Por cierto que el castigo físico tiene un problema añadido y es que el niño puede aprender que las cosas se consiguen pegando. Es difícil decirle que no se pega, si luego él ve que tú le pegas para conseguir algo. Tiene que ser muy puntual y desde el control. Es el castigo físico descontrolado el que hay que perseguir.

Porque supongo que el Gobierno está pensando en ese tipo de castigo descontrolado…
Seguramente. Lo que pasa es que ese castigo físico que supera una determinada intensidad ya está penalizado, por tanto no sé qué necesidad hay de regularlo más. Además, la mayoría de los que ejercen un castigo físico descontrolado son personas sin los recursos psicológicos suficientes para soportar el estrés cotidiano y lo pagan con los más débiles. Eso es malo, pero que no creo que la solución sea meter a esas personas tres meses en la cárcel. Es sabido que las medidas punitivas en determinados ámbitos son totalmente ineficaces. Además, hoy día se pega muchísimo menos que hace 20 años y no me parece que esté tan generalizado como para tomar ahora una medida de ese tipo.

¿Se puede considerar trastornado a un padre que da una paliza a su hijo?
Hay muchos casos. Pero en general son personas que ya están suficientemente culpabilizadas por lo que hacen porque están agobiadas y no dan más de si.

¿Cuál es el perfil?
El modelo típico –contrario a lo que piensa la mayoría de la gente– no es ese padre autoritario y machista que pega de forma indiscriminada. Suelen ser mujeres –porque son las que más tiempo pasan con los hijos–, desbordadas –porque están pluriempleadas fuera de casa–, con varios hijos, con una tensión nerviosa a partir de las 5 de la tarde y con falta de recursos psicológicos para controlarse en esos momentos.

¿Pega más la mujer?
Estadísticamente así es. En España y en cualquier país de nuestro entorno. Pero también es lógico porque pasan muchas más horas con los hijos. Aunque en esto, como en todo, hay una excepción: es el caso del padre no biológico donde se multiplica hasta por 25 el riesgo de agresión a los hijos a su cargo. Se trata de ese perfil de hombre que se une –y mantiene económicamente– a una mujer con hijos y que vive en situación precaria. Es un factor de riesgo que hay que vigilar siempre.

¿Qué le diría a un padre incapaz de manejar a su hijo? Porque hay quien se queja que los jóvenes están asilvestrados.
Lo primero que diría es que los niños no nacen asilvestrados. Hay que proponerse, desde el principio, ser sistemático, consistente y ejercer una autoridad basada en principios que no se modifican con el tiempo. Y no estoy hablando de absurdo autoritarismo. Hablo de cosas que no se pueden tolerar desde que el niño tiene un año. No se insulta, porque primero es ‘tonto’, luego ‘idiota’, y después ‘vete a la mierda…’. Desde el primer día no se puede decir ‘tonto’ en esta casa, desde el primer día no se pega, etc. etc. Claro, esto es mucho más costoso que el laissez-faire, pero así se consigue que el niño no se asilvestre.

¿Los niños son ahora más difíciles que antes?
Pienso que no. Lo que sí hay son razones estructurales que dificultan la Educación y que tienen que ver con la vida laboral de los padres y con lo arquitectónico. Se dice que hay más niños hiperactivos sin haberlos. Lo que ocurre es que, por un lado, ahora estamos más agobiados y toleramos menos la actividad de los niños y, por otro, nuestros hijos no tienen espacio en las ciudades. Y añadiría un tercer factor: el puro egoísmo. El otro día, en un museo, oí a una madre que increpaba a su hijo: ‘¡Ya está bien: si no quieres comer, no comas. Haz lo que quieras, pero ya no me vas a quitar más vida!’ Para unos padres, lo hijos no pueden quitar vida sino que son su vida.

Bueno, pero pueden ser cosas que se dicen en momentos de tensión.
De acuerdo, pero cuando se dicen es que hay algo detrás.

Por cierto que muchos profesores se quejan de que los padres han tirado la toalla…
Lo que parece claro es que algunos padres crían a sus hijos con menos cuidado que a algunas plantas. Tienen un hijo y se limitan a dejarle crecer. A una planta no sólo la riegas sino que la podas, la abonas…

¿Hay hipocresía en esto de escandalizarse por el cachete?
Es una hipocresía total porque todos lo padres tienden pegar alguna vez… En todo caso me parece bien que haya una actitud generalizada sobre la ineficacia del castigo físico. Repito, es ineficaz en términos generales y puede ser eficaz utilizándolo es situaciones concretas y en dosis controladas.
 

0