La pobreza infantil también es un problema de los ricos

La pobreza infantil ha aumentado en 17 de los 24 países más ricos del mundo. Así se desprende del Informe Innocenti que Unicef dio a conocer la pasada semana. Según Francisco González-Bueno, presidente de Unicef Comité Español, el problema está en que “no se han hecho suficientes esfuerzos para aprovechar los momentos de bonanza y redistribuir la riqueza”.
Miércoles, 9 de marzo de 2005
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Autor: Zaida PÉREZ DE ARANDA

Según el nuevo informe de Unicef sobre pobreza infantil en países ricos, la proporción de niños que viven en la pobreza ha aumentado en 17 de los 24 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) desde principios de los años 90, con Estados Unidos y México ocupando las peores posiciones.

En el otro extremo se sitúan Finlandia y Dinamarca, que tienen las tasas más bajas de pobreza infantil, por debajo del 3%. Por su parte, España se ubica en posiciones intermedias con un 13,3% de niños que viven en hogares sin los mínimos medios económicos.

Estas cifras sobre la pobreza relativa –cuando se perciben ingresos inferiores al 50% de la media nacional– ponen de manifiesto que “entre 40 y 50 millones de niños están creciendo con carencias en los países ricos del mundo”, según afirmó el presidente de Unicef Comité Español, Francisco González-Bueno, durante la presentación del informe en Madrid.

En este sentido, el informe afirma que, pese a la creencia general de que la pobreza infantil disminuye, en realidad “desde principios de los años noventa sólo se ha producido un descenso destacado en cuatro países”. Éstos son Australia, Noruega, Reino Unido y Estados Unidos, con respecto a inicios de la década pasada. Con todo, este último país mantiene niveles considerados como muy altos. Noruega, en cambio, es el único país cuyos índices se describen como “muy bajos y en continuo descenso”.

Por otro lado, el informe considera que países como “Grecia, Irlanda, Portugal o España no sólo destinan un bajo porcentaje de su presupuesto público a gastos sociales, sino que, además, esas partidas no son tan eficaces para proteger a las familias con rentas más bajas”. Y es que, según Unicef, cuanto mayor es el gasto público en prestaciones sociales y familiares, menor es el índice de pobreza infantil.

De hecho, el Informe Innocenti pone de manifiesto que las políticas de intervención social pueden hacer que los índices de pobreza infantil desciendan un 40% (en promedio) más que si se dejaran a merced de las fuerzas del mercado. Un buen ejemplo son las iniciativas de los gobiernos en los países con las tasas de pobreza infantil más bajas del mundo, Dinamarca, Noruega y Finlandia, que han logrado reducir la “pobreza del mercado” en un 80%.

De acuerdo con el informe, las tendencias sociales, las condiciones del mercado laboral y las políticas del gobierno son los factores determinantes de las tasas de pobreza infantil. En particular, el compromiso político de luchar contra la pobreza infantil y las políticas que se ponen en práctica son las herramientas que pueden crear una diferencia significativa. 

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