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Uno de cada tres escolares es racista

Sólo desde los centros educativos se puede saber cómo ven los alumnos el fenómeno de la multiculturalidad, con qué identifican la inmigración, qué actitudes tienen ellos mismos y sus compañeros frente a los alumnos de distinta nacionalidad y qué opinan del trato que reciben estos alumnos en los centros educativos.
Miércoles, 15 de junio de 2005
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Autor: Marta SERRANO

La señal de alarma está dada. En torno al 35 % de los escolares afirma que sus compañeros son racistas, lo que implica que uno de cada tres alumnos reconocen signos de xenofobia y racismo en su centro educativo aunque ellos mismos no se incluyan en un grupo que socialmente no está bien visto.

El director del estudio, Lorenzo Fernández, explica al respecto que cuando esa cuestión se plantea alejada del medio próximo en el que nos desenvolvemos, no existe miramiento alguno en reconocer las actitudes xenófobas o racistas, deplorables socialmente. Por eso, “pensando en los demás tendemos a incrementar el fenómeno, y, situándolo en nosotros mismos, en nuestro entorno próximo, procuramos minimizarlo o ajustarlo más a la realidad de los hechos”, afirma.

Que los escolares reconozcan que un tercio de sus compañeros son racistas es ciertamente preocupante. Sobre todo porque este dato coincide con el porcentaje de alumnos que admiten que la mayor multiculturalidad en los centros educativos es proporcional a la disminución del rendimiento académico del grupo. En concreto hasta un 29,5% (ver último gráfico de la página 3) está totalmente o bastante de acuerdo con esta afirmación. Según Fernández, “ignorar esta cuestión o mirar para otro lado ante esta señal de alarma puede depararnos más de una sorpresa en los años venideros”.

No obstante, no se puede poner al profesorado ante el disparadero, como si ellos fueren los responsables de este tipo de actitudes. Es una tarea colectiva de la que no se pueden substraer ni la Administración educativa, ni los padres, ni tampoco los centros o los propios medios de comunicación.

Cuestión de mezcla

En cuanto a la existencia de razas y culturas en el centro escolar, un 20,3% cree que hay demasiada mezcla, un 44,3% opina que apenas hay mezcla y hasta un 35,4% percibe su centro como de casi todos españoles. Esto, según los autores del estudio, demuestra como hecho significativo que la distribución de los hijos de inmigrantes es totalmente desigual.

Según las opiniones y datos aportados por los alumnos parece que aun cuando baja el rendimiento por la mezcolanza de culturas, de lenguas y de religiones, se mejora en los índices de convivencia, es decir, que en los centros con más alumnos inmigrantes es donde los compañeros son más tolerantes e integradores que en aquellos centros donde predominan los alumnos españoles.

La distribución irregular de estos alumnos está en función muchas veces de los barrios y ciudades donde residen los inmigrantes, donde los padres tienen menos posibilidades de elección de centro escolar para sus hijos. “Esto se une al hecho de que la elección de un centro privado concertado conlleva una serie de gastos sobreañadidos que las familias menos favorecidas no pueden acometer por lo que se ven obligados también a recurrir exclusivamente a los centros públicos provocando guetización y tensiones sociales”, señalan los autores.

Desprecio y desconfianza

Los datos del Barometro Escolar 2005 también reflejan el hecho de un número menor de alumnos extranjeros en la etapa del Bachillerato, debido a que se trata de una etapa postobligatoria. Quizá por ello, todos los alumnos encuestados, pero mayoritariamente los de ESO, identifican al inmigrante con marroquí fundamentalmente.

Incluso en aquellos centros donde la presencia de latinoamericanos es mayoritaria frente al total de alumnado de procedencia extranjera, el inmigrante se identifica con marroquí –quizá porque al compartir la lengua materna con los latinoamericanos la integración de éstos es la más rápida–. “De manera intuitiva y, en parte, primaria, los escolares asocian el hecho de la inmigración a los diferentes, especialmente a los diferentes más pobres, por el color de la piel, por la lengua, y, por la región de procedencia”, señala Lorenzo Fernández. En ese sentido, el colectivo de magrebíes, muy numeroso en la Comunidad de Madrid, y de los subsaharianos, facilitan esa visibilidad que los hace sobresalir sobre el resto de inmigrantes.

Sobre la opinión del trato que se les dispensa a los alumnos de procedencia extranjera domina el desprecio y la desconfianza, sobre todo entre los alumnos de Bachillerato sobre los de ESO, y en los chicos sobre las chicas. Pero resulta especialmente destacable el hecho de que los propios alumnos extranjeros encuestados no consideren que sus compañeros y les tratan de un modo diferente al resto.

En definitiva, aunque a grandes rasgos los alumnos consideran la multiculturalidad enriquecedora, pensando que en los centros educativos no hay demasiada mezcla de razas y culturas, existe un grupo considerable que la ve como poco o nada enriquecedora y además creen que hay demasiada mezcla, viéndola incluso como negativa. Sólo un 45,6 % de los escolares contempla la interculturalidad como un hecho positivo.

Al pensar en los inmigrantes que viven en España, los alumnos consideran que sus compañeros y los jóvenes españoles en general, acostumbran a tratarles con desconfianza, desprecio e indiferencia.

En la perspectiva del rendimiento escolar, prácticamente un 30 % de los escolares están totalmente o bastante de acuerdo con que el rendimiento escolar es menor si en la clase existen muchos alumnos extranjeros y también señalan que, en términos generales, los jóvenes españoles son racistas. Hasta un 35,6 % de los estudiantes que reconocen la existencia del racismo en el propio centro escolar.

Por último, se podría destacar que el Barómetro Escolar 2005 corrobora los estereotipos sociales sobre la inmigración en los centros escolares, lo que significa que a medio plazo, el medio escolar, como fuente de convivencia y aprendizaje, podría favorecer que muchos de esos estereotipos y prejuicios fuesen desapareciendo en nuestra sociedad. Para ello, tendría que contemplarse la multiculturalidad más como un hecho enriquecedor que como algo negativo o simplemente dándole la espalda e ignorándolo.

Alumno y de Privada

En torno al 35 % de los escolares afirma que sus compañeros son racistas.
El perfil del escolar menos tolerante e integrador coincide fundamentalmente con el alumno de la escuela privada, es decir, precisamente con el alumno que por regla general no comparte vivencia ni actividades escolares con alumnado de origen inmigrante o extranjero.

En concreto, los alumnos de los centros privados presentan una frecuencia de respuesta significativamente mayor que los alumnos de los centros públicos para la opción “nada enriquecedor” (7,2% frente a 4%).

En función del sexo, las chicas presentan una frecuencia de respuesta significativamente mayor que los chicos para la opción muy enriquecedor (31,1% frente a 24,4%) y significativamente menor para la opción nada enriquecedor (2,9% frente a 7,8%)

“La inmigración enriquece pero es fuente de conflictos”

Catedrático de la Escuela de Estadística de la Universidad Complutense de Madrid, Lorenzo Fernández tiene gran experiencia en la elaboración de estudios sobre la juventud. Su trabajo más reciente es el Barómetro Escolar 2005.

¿Cree que los escolares entre 13 y 18 años son sinceros a la hora de contestar cuestionarios sobre valores y actitudes?
Estoy totalmente convencido de que una gran mayoría lo son.

En comparación con los adultos, ¿se muestran más indecisos o tienen las cosas claras?
Es un comportamiento muy similar. Lo importante es adecuar el lenguaje del cuestionario al colectivo al que va dirigido. El que haya más o menos indecisos depende de las cuestiones abordadas; en unos casos tendrán una opinión forjada y, en otros, como los adultos, pondrán de manifiesto sus dudas.

¿Cómo valora el hecho de que hasta un 18%, casi 1 de cada 5 escolares consideren la interculturalidad como algo “nada enriquecedor”?
Aunque el porcentaje en términos absolutos es bajo, es preocupante por cuanto refleja un estado de opinión, del que después se pueden derivar una serie de conductas nada deseables en el medio escolar o en el entorno social en el que se mueven. De cualquier forma, realizando una lectura más positiva, hay que subrayar que el 60 % de los escolares afirma que esa confluencia de culturas es “muy” o “bastante” enriquecedor.

Los alumnos de centros privados tienen una perspectiva peor de la multiculturalidad aún cuando la mezcla en estos centros es relativamente menor que en los públicos. ¿Ayuda la mezcla a la tolerancia?
La mezcla en sí misma y, en principio, es enriquecedora. Ahora bien, es precisamente en los centros donde existe mayor mezcla donde también, contradictoriamente, se pueden incrementar los conflictos y desavenencias. Es una de las paradojas de nuestra sociedad. El mestizaje en su más amplio sentido de la palabra es enormemente enriquecedor, pero, a la vez, puede se una fuente inagotable de conflictos. Por esa razón, este hecho nuevo en los centros escolares puede ser un buen referente para el ejercicio y la práctica de convivencia y ciudadanía y una fuente preciosa de aprendizaje. Por otra parte, a mí me llama la atención que en los centros privados concertados, donde el número de inmigrantes matriculados es menor, se ponga de manifiesto una actitud menos favorable a la multiculturalidad. En definitiva, ahí afloran algunos de los prejuicios extendidos en nuestra sociedad que contemplan, al otro, al de otra raza, creencia o nacionalidad, como una amenaza, con una mirada de desconfianza.

Cómo valora el hecho de que los chicos parezcan menos tolerantes que las chicas…
Tal vez sea resultado de la cultura machista aún muy arraigada en la sociedad. Por otro lado, la necesidad de afirmación de los chicos adolescentes, hace que, en algunos momentos, les lleve a posicionamientos mucho más intolerantes e inflexibles que los de las chicas.

¿Se corroboran los estereotipos sobre la inmigración?
De momento se corroboran los estereotipos sociales sobre estas cuestiones. A medio plazo, el medio escolar, como fuente de convivencia y aprendizaje, podría favorecer esos estereotipos y prejuicios fuesen desapareciendo en la sociedad.
 

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