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Padres y profesores buscan cómo poner el cascabel al gato

Confusos e impotentes, los padres y docentes de niños entre 0 y cinco años se acusan mutuamente de los déficits en la Educación de los más pequeños. Mientras los primeros creen que los maestros incumplen su función social, los educadores piensan que los padres eluden sus responsabilidades.
Miércoles, 21 de septiembre de 2005
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Autor: Marta SERRANO

Que los padres son los más interesados en que sus hijos tengan una buena Educación nadie lo duda ni lo niega. Sin embago, los profesores sienten que los padres descuidan su labor, dejando toda la responsabilidad a la escuela y ya hace tiempo que sacaron un cartel con luz de alarma incluida en el que dicen que no pueden educar solos. Así lo afirmó el director técnico de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, Eusebio Megías, durante la presentación de La brecha generacional en la Educación de los hijos, una investigación realizada por la FAD y la Obra Social Caja Madrid.

Según el estudio (de tipo cualitativo, no estadístico), los padres españoles de niños menores de seis años no tienen claro cuál es el modelo en el que tienen que educar a sus hijos y no saben cómo hacerlo en la sociedad actual y en el momento en que vivimos. “Consideran que sus esfuerzos educativos son anulados por valores contrarios promovidos por la sociedad”, afirma Megías. De hecho, el director del estudio destacó las contradicciones y conflictos internos expresados por los nuevos padres y explicó que “muchos de ellos tienen la sensación de que sus hijos vienen con problemas de serie y hagan ellos lo que hagan para educarles bien, saldrán caprichosos, egoístas y consumistas por una fuerza exterior y poderosa”. Es decir, creen, desesperados, que los niños “maleados por otros”, resultan difícilmente educables.

Esta creencia generalizada contrasta con la idea de que los niños entre cero y dos años son auténticas esponjas que aprenden todo lo que se les enseña, sobre todo, a través del ejemplo de los progenitores.

Contradicciones internas

Ésta, además, no es la única contradicción interna que manifiestaron los padres en su discurso durante la investigación. Según los autores del estudio, como si se tratara de una lucha entre un ángel y un demonio, los padres tienen para sus hijos, además, objetivos contradictorios: por una parte consideran que la familia es la verdadera almendra de la Educación –y en esto coinciden con los maestros– y, por eso, deben dedicar más tiempo para esar con sus hijos pequeños, dialogar, jugar con ellos, etc. Al mismo tiempo, sin embargo, los padres reclaman más tiempo para ellos mismos, para cumplir sus retos y necesidades. Lo mismo les ocurre respecto a lo material. Así, mientras pretenden que sus hijos no sean caprichosos no están dispuestos a que tengan menos cosas que el resto de niños de su edad y les dan todo lo que ellos desearon o que no pudieron tener.

Valores

En este contexto, los padres parecen añorar un modelo educativo ideal y pretérito, “que ni siquiera coincide con el suyo propio” –explica Megías–, “ y que marque límites claros a los que atenerse”. En este sentido, los padres aspiran a lograr unos hijos responsables y autónomos al tiempo que pretenden recuperar valores tradicionales como la autoridad y la disciplina, sin perder otros más propios en la actualidad como el respeto por el niño y el diálogo. 

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