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El fracaso escolar se ceba en el sur y en las zonas de sol y playa

Entre los dos primeros cursos de esta década –última secuencia de la que se tienen datos por comunidades–, sólo el País Vasco y Castilla y León aumentaron su tasa de graduados en ESO.
Miércoles, 5 de octubre de 2005
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Autor: Rodrigo SANTODOMINGO

Aunque el fracaso escolar mantiene índices preocupantes en la mayoría de regiones españolas, un desglose por sexo y comunidades ayuda a identificar su principal cantera. Y esta no es otra que la población masculina de determinadas áreas geográficas, concretamente el sur, el levante y las islas: zonas a la cola estatal en desarrollo económico o bien destino predilecto del turismo de sol y playa.

A la vista de los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC), la franja cantábrica es, por contra, la más eficaz en cuanto a resultados escolares en España. Asturias y País Vasco son las dos únicas comunidades que bajan del 20% en su tasa bruta de no graduados en ESO, y Galicia, Navarra y Cantabria permanecen por debajo de la media nacional, cifrada en 29,9% en 2001-02.

Turismo

Figura también en el grupo de cabeza Castilla y León (22,8%), y falta La Rioja, comunidad pequeña y enmarcada en el centro de un núcleo de éxito relativo que, no obstante, registra cifras de fracaso similares a las de Andalucía (34,3%) por razones difícilmente explicables.

Los datos arrojan una verdad insoslayable: los hombres fracasan mucho más que las mujeres, y lo hacen con mayor estrépito en la España económicamente menos desarrollada y/o donde el turismo masivo genera un volumen destacable de empleo precario pero bien remunerado para las aspiraciones de un candidato de 16 o 17 años.

Las mujeres también se gradúan menos en estas regiones, pero en una proporción aún muy superior a la de sus compañeros. Y es que en siete comunidades, al menos cuatro de cada 10 varones abandona el sistema sin el título de Secundaria obligatoria: son Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha y Extremadura.

Cursos

Por su parte, Madrid y Cataluña conforman la línea divisoria entre las dos Españas en términos de fracaso escolar. Ambas presentan índices similares (un poco por debajo de la media nacional) y una distribución por sexo pareja (unos 12 puntos de diferencia a favor de las chicas).

En cuanto a la evolución entre los dos últimos cursos de que se disponen datos por comunidades, el MEC arroja un panorama poco esperanzador. Entre 2000-01 y 2001-02, sólo el País Vasco y Castilla y León consiguieron reducir sus cifras de fracaso, eso sí, en unos nimios 0,3% y 0,1 respectivamente.

En La Rioja y Andalucía, el tránsito de un curso a otro supuso un espectacular descenso en las proporciones de graduados: alrededor de un 7% menos en ambos casos. Para Cantabria, la caída fue del 4,4%; en Navarra, del 3,3%; mientras que la Comunidad Valenciana, Extremadura y Castilla-La Mancha redujeron sus tasas de éxito escolar en más de un 2%. El resto oscila entre el 0 y el 2% de cambio a peor.

Riqueza mal aprovechada

Hace un par de semanas, MAGISTERIO publicaba un análisis del informe de la OCDE Education at a glance, dedicando especial atención a la relación entre el dinero invertido en enseñanza por cada país y sus resultados escolares. Allí se ponía de manifiesto que el nivel de riqueza de un estado y sus partidas dedicadas a la Educación eran importantes pero (a partir de unos mínimos comunes) no determinantes para conseguir una formación de calidad entre sus alumnos. Así, países más pobres que España (Hungría, República Checa) obtenían mejores puntuaciones en el PISA de matemáticas, mientras que Estados Unidos se situaba ligeramente por detrás de nosotros.

Esta constatación viene a rebatir el argumento de que los índices de fracaso escolar en España son consecuencia directa de nuestro nivel de desarrollo económico. De hecho, entre el año 2001 y el 2002, el Producto Interior Bruto (PIB) per capita español creció un 3,2%. Al mismo tiempo, el índice de graduados en ESO caía un 2,6% entre los cursos 2000-01 y 2001-02. Durante el mismo período, el porcentaje de inmigrantes en las aulas españolas se vio aumentado en un 0,9%. Saquen sus propias conclusiones…

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