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El PISA 2003 para Andalucía

Aquí está el “informe inexistente”, aquel que la Consejería de Educación –y Cándida Martínez en persona– se han empeñado en negar que lo tenían. Sin embargo, nada menos que 1.416 alumnos se examinaron de estas pruebas en Andalucía, es decir, una muestra ampliada equivalente a la que contrataron Cataluña o Castilla y León.
Los resultados arrojan una diferencia media con España de más de 10 puntos en la escala PISA, pero que se convierten en más de 30 si los comparamos con los de Castilla y León, que se situaba un poco por encima de la media de la OCDE.
Miércoles, 26 de octubre de 2005
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Autor: José M. LACASA

Por materias, Andalucía no destaca en ninguna, aunque la mayor distancia –14 puntos por debajo de España– la obtiene en Matemáticas. Además, los datos apuntan a que la política educativa no es ajena a estos resultados, sino que es una de las causas de estos resultados. Así, las diferencias serían de 17 puntos en Matemáticas y Ciencias, y 12 en Lectura.

Hombres y mujeres

Por sexos, los resultados son los predecibles –chicos mejor en Matemáticas, chicas mejor en Lectura–, pero las diferencias muestran algo curioso: 16 puntos de diferencia a favor de los chicos en Matemáticas por nueve en España, por un lado; pero, en Lectura, mientras los chicos se mantienen cerca de la media nacional –a siete puntos–, las chicas se encuentran a 14 puntos de sus compañeras españolas. Si a esto le sumamos los resultados en Ciencias, los chicos estarían por encima de las chicas en resultados globales.

Y esto es curioso por una razón: porque el fracaso escolar en Andalucía se ceba especialmente en los varones, que también encabezan por mucho el ránking de abandono a los 17 años, mientras que son los que menos llegan a Bachillerato y, por tanto, a la Universidad.

Sin embargo, esta desigualdad no sólo no está siendo corregida, sino que toda la política educativa diseñada por Cándida Martínez tiende a “reducir” –más bien, las aumenta en sentido contrario– las diferencias de género. Quizás alguien debería preguntarse por qué un grupo con más conocimientos va tan mal en el sistema educativo andaluz.

El pigmalión invertido, de nuevo

Pero, ¿dónde está el origen de los malos resultados? Indudablemente, Andalucía parte en este campo con desventaja: menos renta per cápita, mayores niveles de analfabetismo, menos universitarios por habitante… Además, en algunas zonas, el desarrollo turístico favorece el abandono educativo temprano, sobre todo entre la población masculina.

Pero cabe preguntarse si no se podían haber marcado unos objetivos políticos para la Educación andaluza más acordes con las necesidades de los alumnos de esta región, si las decisiones –dentro de un sistema educativo basado en el constructivismo y que favorece, por tanto, que se reproduzcan las desigualdades sociales.

Por un lado, se podía haber diseñado un sistema más alejado de la Logse, en vez de aplicarla sin criterio y profundizando aún más en sus errores. Pero, además, se podría haber evitado la gran tentación de los responsables políticos de este país, mejorar los resultados estadísticos bajando el nivel.

Pigmalión invertido

Al bajar el nivel de los alumnos, se produce un fenómeno bien conocido en la investigación educativa: el “efecto pigmalión invertido”, es decir, a medida que el docente baja el nivel, el alumno se acomoda rápidamente a las nuevas exigencias y desaparecen los beneficios que se pretendían conseguir. Pero, por supuesto, hipotecando el futuro educativo del alumno.

La tabla de arriba puede dar pistas de los efectos perversos de la bajada de nivel: Andalucía es la región española donde más fácil es pasar de curso –en Cataluña hay itinerarios encubiertos y una promoción automática estricta–, como indica el nivel de los no repetidores. Aún así, el número de repetidores a los 15 años es muy alto (33%, cuando la media del resto de España es del 25%). Tales repetidores tienen un nivel muy bajo (cercano, por ejemplo, al nivel medio de Méjico).

Esto indica dos cosas: primero, que los repetidores no cuentan con apoyos a la hora de incorporarse al nivel educativo de sus compañeros, quedándose descolgados. Y dos, que los alumnos que pasan de curso no tienen un nivel suficiente para enfrentarse a otro sistema fuera del andaluz.

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