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Una capa más de pintura para la LOE

El trámite de las enmiendas, aún bajo los efectos de la manifestación del 12 de noviembre, nos ha brindado uno de los ejemplos de diálogo más acelerados del Congreso. En unos días se han despachado todos los temas, y los que han podido se han puesto su medalla. Como no podía ser menos, el resultado es otra manita de pintura.
Miércoles, 30 de noviembre de 2005
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Otra mano de pintura para la LOE. Desde que salió el primer borrador de esta Ley, la estructura permanece, pero ya ha sufrido varias manos de pintura. Señal de que lo que esconde la pintura no es muy sólido. Porque capas lleva ya unas cuantas: la del proyecto, las de ERC, la del Consejo Escolar del Estado, la del verano (que se mantuvo oculta para el público general), la del consejo de Estado (esa por la cual tuvieron que poner que también había que estudiar)… Hasta llegar al pacto político horas antes de votarse las enmiendas, en el que todos menos el PP han querido retratarse.

Innumerables notas de prensa han llegado a esta redacción: todos los grupos parlamentarios y asociaciones relacionadas con la Educación querían apuntarse el tanto de haber “arreglado” la LOE, una ley que –triste es decirlo cuando aún no ha sido aprobada– goza de una amplia mala prensa entre los ciudadanos.

El problema es que sólo han dado a la Ley una manita de pintura, pero, de hecho, sigue igual que estaba, incluso en las modificaciones estrella. Cambia –poco– la forma, el fondo –el que comparte con la Logse– se mantiene inalterado.

Contenidos mínimos. Aunque parecen garantizados con la nueva redacción del articulado sobre enseñanzas comunes, la LOE sólo pretende garantizar unos horarios escolares comunes. En concreto, el articulado decía que “los contenidos de las enseñanzas mínimas no requerirán más del 55% de los horarios escolares para las comunidades autónomas que tengan lengua cooficial” y el 65% para el resto. La nueva redacción precisa que “requerirán” un mínimo del 55% (o 65%), Sobre este punto, el PP ya ha criticado que se hable de horarios y no de contenidos, de modo que un alumno puede dar una Historia de España distinta en cada comunidad. Y nadie se ha planteado si los contenidos son, de por sí, insuficientes.

Educación Infantil. El nuevo articulado sobre la gratuidad del segundo ciclo de Educación Infantil (15.2) sigue dejando a expensas de la programación de las comunidades autónomas la concertación de este nivel educativo, por lo que la gratuidad no queda garantizada.

Elección de centro. Se introduce en el articulado de la LOE expresamente “la libertad de elección de centro” de las familias, pero, eso sí, supeditada a “la atención a una adecuada y equilibrada distribución de los inmigrantes”.
Dirección. Una de las grandes modificaciones del verano, y de la que pocos medios se hicieron eco, fue la vuelta al sistema Logse de la dirección. En esta nueva vuelta le conceden la gracia de reforzarle las competencias: podrá sancionar en primera instancia al alumno díscolo. Eso sí, ya revisará la “condena” el consejo escolar.

Religión. Tras dar muchas vueltas con el tema (mareados nos tenían), se modifica la disposición adicional segunda de la LOE. La Religión será de oferta obligatoria en todos los centros y de carácter voluntaria para los alumnos, es decir, quedará regulada exactamente como en la Logse.

Educación para la ciudadanía y los derechos humanos. El nuevo texto la define así: “Su finalidad consiste en ofrecer a todos los estudiantes una especie (sic) de reflexión, análisis y estudio acerca de las características fundamentales y el funcionamiento de un régimen democrático, de los principios y deberes establecidos en la Constitución y en los tratados y declaraciones universales de los derechos humanos, así como de los valores que constituyen el sustrato de la ciudadanía democrática en un contexto global”. No sabemos si es peor el kilométrico nombre o la especiosa definición.

Servicio público. Se mantiene la definición de la enseñanza como “servicio público· pero se matiza que también “puede ser prestado por los poderes públicos y por la iniciativa social”, es decir, que no es un servicio privativo del Estado.

Evaluación. La gran modificación es que ahora el alumno tendrá que repetir si suspende más de dos asignaturas, salvo casos excepcionales. Pero, por supuesto, no se ha modificado el sistema de promoción automática de la Logse (se pueden repetir dos veces como máximo) y se han aplicado los refuerzos de la Logse (sí, esos que nunca funcionaron). Vamos, que el alumno repetirá lo mismo, pero antes.

Como vemos, el mismo barco con otra mano de pintura. Lo que nos está claro es que no sea el mismo barco que aprobaron en 1990. 

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