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El MEC negocia Educación para la Ciudadanía

Laicidad y ciudadanía, primera regla de convivencia de Educación para la Ciudadanía según el documento definitivo sobre la asignatura de la Carlos III y la Fundación Cives.
Miércoles, 1 de marzo de 2006
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Autor: Marta SERRANO

Erre que erre. Pese a la oposición de buena parte de la comunidad educativa, el Ministerio está comprometido a implantar una asignatura basada en las recomendaciones de la Unión Europea para enseñar los beneficios de una ciudadanía democrática. Para ello, el MEC se ha reunido el 28 de febrero con distintas organizaciones sin ánimo de lucro como Amnistía Internacional o Intermón. Además, el equipo de María Jesús San Segundo cuenta con las propuestas de los sindicatos CCOO y UGT para definir unos contenidos que, según han confirmado a MAGISTERIO fuentes del MEC, “se limitarán a la enseñanza de valores universalmente reconocidos”.

Lejos de lo que el MEC pretende que sea esta asignatura, el Instituto de Derechos Humanos Bartolome de las Casas –que también estuvo en la reunión como Fundación Cives– ha hecho un arriesgado programa de contenidos por niveles educativos que hace al Estado portador y garante de todos los valores en que se debe instruir a los escolares para ser ciudadanos. Esta propuesta incluye la enseñanza de valores morales desde Infantil con el objetivo de desarrollar en los niños una conducta moral autónoma.

La iniciativa ha sido criticada por todas las asociaciones familiares y de padres con las que ha contactado este periódico, porque supone un relativismo moral absoluto y una clara intromisión en cuestiones personales que rayan lo constitucional: se propone la elaboración de fichas de clase con los datos sobre la familia, el colegio, los amigos. Además, los contenidos de la materia abordan cuestiones como la bioética, la ingeniería genética y las células madre; el tú, el yo, el nosotros, la reproducción asistida, la vida en pareja o el amor en la pareja dentro de la vida afectiva y sexual…

Introducción

Cabe destacar también la fundamentación del documento elaborado por la Fundación Cives y la Universidad Carlos III de Madrid (porque el citado Instituto está adscrito a la Cátedra Laicidad y libertades públicas Fernando de los Ríos de la Universidad regida por Gregorio Peces Barba –que es además el mentor de la actual ministra de Educación–), en la que se habla de conceptos tan amplios como la responsabilidad del Estado ante la enseñanza no confesional de las religiones o la necesidad de educar en una “actitud activa”, que en ningún momento se concreta.

Nada excepto ciertas frases que definen el sentido de todo el documento: “la formación de los alumnos en valores éticos y cívicos específicos ha sido practicada y deseada por la derecha conservadora siempre que ha podido…” o “sería lamentable que sectores progresistas de la comunidad escolar cayesen en una trampa tan burda…” –en referencia a quienes tachan esta propuesta como si fuese una asignatura semejante a la Formación del Espíritu Nacional (FEN) vigente durante la dictadura de Franco–, son algunos ejemplos del texto.

Hecho religioso

Tampoco está exento el documento del Instituto de Derechos Humanos Bartolome de las Casas y Cives de referencias al hecho religioso o a la dimensión confesional de las distintas religiones. En este sentido, se busca la convivencia desde la base de una laicidad “abierta, dinámica y flexible” –que se confunde con laicismo–.

Pero además se introducen binomios como religión-política o religión-ética. El cristianismo queda en el programa presentado por detrás de la respuesta del agnóstico o la respuesta del ateo y en la misma consideración que el judaísmo, el islamismo, el budismo, el chamanismo, otras religiones orientales o los “nuevos movimientos religiosos”.

Críticas de los padres

Ni Lola Abelló, presidenta de Ceapa, que es la Confederación de APAS más representativa en la escuela pública, entiende que el Gobierno pretenda incluir el hecho religioso en la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Según Abelló, “los contenidos referidos al hecho religioso deben ser transversales y no estar contenidos en ninguna asignatura concreta” porque pertenecen a un momento histórico, cultural y religioso que se impregna en el pensamiento político, en la historia del Arte, en la Filosofía, en los movimientos culturales, etc.

Más críticos han sido desde otras asociaciones de padres como Concapa. Su presidente, Luis Carbonel, no cree que “se eduquen mejores personas por estudiar esta asignatura rechazada mayoritariamente en el Consejo Escolar del Estado” y advierte que “es una imposición del Estado” ante lo que apelarán a la “objeción de conciencia y a los novillos que legaliza la LOE”. Asimismo, el presidente de la Confederación de APA Cofapa, Mariano Calabuig, señala por su parte que “sería mejor que dedicaran su tiempo a ponerse al día porque hacen el ridículo intentando minimizar la importancia del cristianismo”. Calabuig añadió que “los más de tres millones de firmas que entregamos al Gobierno a favor de la clase de Religión católica representan a más padres que los votos de muchos partidos políticos”.

El arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, comentó el asunto en un programa de radio de la COPE aunque evitó hacer una crítica abierta al documento. No obstante, desde la Conferencia Episcopal se rechaza la propuesta.
 

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