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SOS educativo en África: todo por un sueño

Aunque el acceso a la Educación Primaria se da por descontado en los países ricos, aún existen zonas del mundo donde recibir una enseñanza básica con un mínimo de calidad continúa siendo un auténtico privilegio para amplias capas de la población. El Foro Mundial sobre la Educación, celebrado en Dakar (Senagal) en el año 2000, estableció el compromiso de alcanzar la universalización de la Primaria antes del 2015.
Miércoles, 10 de mayo de 2006
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Autor: Rodrigo SANTODOMINGO

Pocos lo dudan. Si algún remedio existe para atajar los muchos males que acechan al África sub-sahariana, este pasa por la progresiva mejora de sus frágiles y destartalados sistemas educativos. Una especie de panacea a largo plazo. La única senda que podría arrojar algo de luz al final del túnel en la región más pobre del planeta.

En un reciente informe, la Unesco ha ponderado las opciones de éxito para uno de esos compromisos (casi siempre incumplidos) que la comunidad internacional se propone a sí misma cada cierto tiempo. Nada menos que universalizar la Educación Primaria antes de que termine el 2015. Cole y maestro para todos los niños del mundo de aquí a menos de diez años.

Un derecho cuyo disfrute pasa desapercibido en el rico y egoísta Occidente, pero que aún figura en la lista de lujos inaccesibles para uno de cada tres niños del África negra. Ya en otra liga juegan el mundo árabe y el sur y oeste de Asia, sus perseguidores en esta deshonrosa clasificación con entre uno y dos chicos y chicas de cada diez sin escolarizar.

¿Pócimas mágicas para alcanzar tan ambicioso fin? Pocas, reconoce la Unesco. Más bien procede analizar de forma aislada el contexto propio de cada país. Observar la incidencia del SIDA, de los conflictos bélicos… Tomar en consideración la voluntad de los gobiernos locales. También la de los países pudientes, cuya ayuda (muy por encima de los índices actuales) se antoja indispensable. Evaluar con mirada realista cómo puede aumentarse el contingente de profesores. En el caso africano, calcula el organismo dependiente de Naciones Unidas, el número de nuevas plazas docentes (jubilaciones aparte) necesarias para garantizar una Primaria 100% accesible supera el millón y medio.

Calidad

Pero, como su propio nombre indica, Teachers and Educational Quality: Monitoring Global Needs for 2015 no sólo habla de cifras en abstracto, de necesidades cuantitativas.

También aboga por evitar la tentación de extender masivamente la Primaria en detrimento de unos estándares mínimos de calidad, si quiera en una zona con parámetros sencillamente no comparables a los que estamos acostumbrados a manejar en Europa o Norteamérica.

Fijémonos por ejemplo en el nivel de formación mínima exigida a los maestros africanos. Oficialmente, cuatro son los países en los que uno puede enseñar tras aprobar simplemente la Secundaria básica (ESO). Es el caso de Congo, Mozambique, Burkina Fasso y Tanzania.

Bastaría con un grado medio de Formación Profesional para ejercer la docencia en una larga nómina de naciones entre las que se encuentran Nigeria, Guinea Ecuatorial, Uganda y Etiopía. El grado superior es exigible en otros diez estados sub-saharianos, mientras que sólo en tres se pide una diplomatura universitaria: Zimbawe, Sudáfrica y Namibia.

Más allá de formalidades, la realidad de los cuerpos docentes en África responde a un modelo de selección bien distinto al que reflejan las legislaciones nacionales. Y es que (necesidad obliga) el porcentaje de profesores de Primaria que ni siquiera cumplen los requisitos mínimos establecidos por sus respectivos estados (conocidos por la Unesco como para-profesores) es abrumador. En ocasiones, estos son incluso mayoría.

En Guinea Bissau, las probabilidades de que un alumno tenga como profesor a un titulado de FP grado medio (tal y como establece la ley) no superan el 35%. En Guinea se exige un grado superior, pero sólo lo posee un 25% del total de maestros.

Paradojas

La tendencia generalizada a contratar personal sub-cualificado en el continente africano da lugar a tristes paradojas. En una prueba de nivel llevada a cabo en Uganda y Tanzania, se pudo constatar que el grupo de alumnos con mejores resultados superaba, en competencias de lectura, al profesor medio de Primaria en esos países.

Idealista y pragmática a un tiempo, la Unesco oscila entre legitimar una enseñanza que para muchos niños africanos es la única posible, mientras alerta sobre los riesgos de crear estructuras en exceso laxas que luego sea difícil desmantelar.

“Nadie duda de que los para-profesores pueden dotar a los países de flexibilidad para responder a necesidades urgentes. Pero institucionalizarlos como opciones a largo plazo podría poner en peligro el propio estatus de la profesión docente”, asegura en la pág. 88 del estudio.

En esencia, la organización propone que aquellas naciones con grave déficit de profesores (casi todas) recurran a, por así decirlo, todo aquel que tenga algo que enseñar. Y que simultáneamente vayan formado a sus para-profesores hasta que atesoren unos conocimientos similares a los de sus colegas oficiales.

Desde las ratios alumnos/profesor –que en algunos casos, como Etiopía o Chad, superan el 65/1–, hasta el número de horas trabajadas al año por cada docente, la Unesco despliega un buen número de ideas encaminadas a un horizonte que siempre juzga realizable. La mayoría se centran en consejos de gestión eficiente. Otras, como mucho, son meros ejercicios de fe.

Secundaria, esencial

Consciente de que la Educación reproduce, como pocos ámbitos sociopolíticos, las dinámicas perversas y los círculos viciosos, la Unesco siempre aborda la universalización de la Primaria teniendo en cuenta otras etapas esenciales para alcanzar dicho objetivo. Sobre todo en lo que se refiere a la formación del profesorado.

Ante todo, el informe insiste en varias ocasiones a lo largo de sus más de 200 páginas en la necesidad de consolidar una Secundaria fuerte y paulatinamente accesible a la juventud africana con el fin de garantizar canteras de potenciales profesores.

La Unesco asegura que, históricamente, no ha habido ningún país que haya conseguido extender la Primaria a toda la población con tasas de escolarización en Secundaria inferiores al 35%. Rebajando un poco esta cifra, el organismo sitúa en algo menos del 30% dicho requisito para países como Mali, Ruanda y Niger. Poco después reconoce que ninguno de los tres alcanza el 10% de titulados en Secundaria básica.

Una campaña en activo desde 1999

Creada en 1999 por ONG y sindicatos educativos, la Campaña Mundial por la Educación (CME) lucha en todos los rincones del globo por conseguir que la enseñanza Primaria gratuita deje de ser un ideal vacío de contenido en los países subdesarrollados. En nuestro país, forman parte del movimiento FE-CCOO, FETE-UGT y las ONG Entreculturas e Intermón Oxfam, entre otras.

“La Primaria universal equivale a cuatro días de gasto militar”

Experta en cooperación para proyectos educativos en el Tercer Mundo, Lucía Rodríguez, responsable de Estudios en la ONG Entreculturas, destila una surte de esperanza realista sobre el futuro de la enseñanza en los países subdesarrollados.

¿Resulta utópico pretender que todos los niños del mundo tengan acceso a la Educación Primaria en diez años?
Se puede conseguir. Fundamentalmente, es una cuestión de voluntad política.

Parece evidente que la ayuda de Occidente resulta clave para alcanzar un objetivo tan ambicioso.
Se calcula que para garantizar la Primaria universal se necesitan unos 9.000 millones de dólares, de los que 5.600 millones deberían corresponder a los estados donantes [ricos]. Es una cantidad que equivale al gasto militar de cuatro días a nivel global: no es inalcanzable.

Reto no imposible, pero sí extremadamente difícil…
Qué duda cabe… Sobre todo si seguimos sin aumentar la ayuda al desarrollo. Veamos el caso de Zambia. Un país que ha incrementado su presupuesto educativo del 18 al 24% de PIB en seis años, elevando del 68 al 84% el índice de niños matriculados en Primaria en un periodo de cuatro años. También ha formado a 9.000 maestros. Ahora, el Fondo Monetario Internacional recomienda a Zambia que reduzca el presupesto. Como suele ocurrir en los países pobres, los recortes para aplicar las recetas del FMI afectan a los servicios sociales. Al final, estos 9.000 maestros ya formados no podrán ejercer.
La Unesco habla precisamente de las dificultades que tienen algunos países para reclutar nuevos maestros. Con una Secundaria muy poco extendida, es complicado conseguir altos contingentes de docentes.
El continuo educativo es esencial. Hay que conseguir que los niños realmente terminen la Primaria y pasen a la siguiente etapa. En muchos países, el número de individuos que ejercen la docencia sin estar formados para ello es muy alto.

¿Y qué es preferible? ¿Recurrir a docentes con poca cualificación o ir poco a poco, pero asegurándose de que la enseñanza cumple unos mínimos de calidad?
¿Qué es peor? ¿Una mala Educación o no tener Educación? Algunos especialistas sostienen que es mejor no recibir ningún tipo de enseñanza a una impartida por un maestro con problemas de lectoescritura, como desgraciadamente ocurre. Mi opinión es que lo peor es no tener acceso a ningún tipo de Educación. Mientras tanto, el camino es ir formando a los llamados para-profesores para que vayan adquiendo una buena cualificación al tiempo que ejercen la docencia.

También existe el dilema de invertir en Educación cuando hay grandes capas de la población que no tienen cubiertas las necesidades vitales.
La Educación permite el acceso a otros derechos. Con Educación, uno cuida mejor de sí mismo, entiende sus derechos civiles y políticos… En las mujeres, está demostrado que aquellas con formación regulan mejor su salud reproductiva y cuidan mejor de sus hijos.

Pero imaginemos un país donde la gente se muere de hambre. ¿Es legítimo aumentar el presupuesto educativo cuando existen necesidades más urgentes? Quizá la solución pase por meter la tijera a otro tipo de gastos…
Efectivamente. No se puede mermar el derecho a la alimentación. De hecho, sin una alimentación correcta, con niños desnutridos, es muy difícil aprovecharse de los beneficios de la Educación. Donde hay que recortar es en otro tipo de gastos. Y sí se puede hacer.
 

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