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"Proponemos un modelo nuevo de gestión en el aula"

El Programa de Escuelas Avanzadas fue creado por Henry M. Levin, de la Universidad de Stanford, en el año 1986, por lo tanto es algo ya con veinte años de experiencia docente. Pilar Soler es cofundadora de este modelo americano.
Miércoles, 13 de diciembre de 2006
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Autor: Jordi FRANCO

¿En qué consiste a grandes rasgos el Programa de escuelas avanzadas?
Se inició en dos escuelas de Palo Alto, San Francisco, y dio en poco tiempo grandes resultados. El programa que nosotros proponemos no es algo matemático y definido. Más bien se trata de proponer un modelo nuevo de gestión en el aula para producir una transformación que implica a todos los agentes educativos: profesores, padres, alumnos… Podríamos decir que la Educación acelerada es la que se le da a los niños superdotados o muy brillantes: se trata de Educación enriquecida; además de las materias comunes, hay otras como el pensamiento crítico, analítico, artes o música. Más que la cantidad de materia, nos interesa la profundización en esa materia. Este método lo aplicamos a todos los alumnos sin distinción alguna. La comunidad educativa está unida gracias a los valores y principios que se aportan, fruto del esfuerzo.

¿Sólo está implantado en Estados Unidos?

No, aunque ese fue su origen, en España hay también escuelas que  han recogido algunos aspectos del modelo. Por ejemplo, en Aragón están las denominadas Comunidades de Aprendizaje, que son una visión parcial del modelo de Escuelas Avanzadas. También hay algunos colegios en País Vasco o en Cataluña que han implantado algo parecido, pero cabe decir que esos modelos están parcialmente adaptados al modelo americano, y supeditados de una manera muy clara a intereses ideológicos y sociales.

¿Cuáles serían los nuevos procesos de gestión, una vez implantado el modelo?

Esto se debería considerar dentro de la perspectiva de la radical transformación del colegio y del aula de forma coordinada. En cuanto a lo primero, estaríamos hablando de  su funcionamiento, su gobierno, la solución de problemas, etc. En cuanto a la segunda gran transformación, la del aula, se insiste en dos aspectos muy diferenciados; en primer lugar lo propiamente cognitivo, con el aliciente de lo superior, la excelencia; y en segundo lugar los afectivos, obteniendo resultados sorprendentes a medio plazo.

El modelo es atractivo y parece diseñado para que funcione a la perfección en un ambiente ideal, pero algunos profesores podrían pensar que se habla de algo idílico, cuando la situación en las aulas suele ser complicada…

Comprendo perfectamente esa situación. Este modelo existe para una comunidad educativa con graves deficiencias. La queja inútil no sirve para nada. Hay que arremangarse, desde luego, e implicarse. Si un profesor, la dirección de un centro y los padres no están dispuestos a afrontar los problemas con seriedad y a darles solución, no hay nada que hacer. El modelo que proponemos está para afrontar esas graves dificultades.

¿Por qué puede ser educativamente “rentable”, aplicar este modelo en nuestro país?

Porque la situación educativa en general es en estos momentos en España muy similar a la de hace unos años en los Estados Unidos por la inmigración: niños de diferentes países, de diferentes culturas, con distintos valores, con diferente modo de ser en una misma aula. Y no nos referimos a tres o cuatro niños: en algunos lugares, pueden superar la mitad de la clase o la totalidad. El modelo que proponemos es perfecto para estos colectivos porque la experiencia estadounidense, en las mismas condiciones que España, nos ha demostrado que funciona. Uno de nuestros valores es la equidad. ¿Por qué un niño marroquí o chino es un niño-problema en el aula hoy en día? No tienen que suponer ningún problema estos niños. Si acaso, el problema está más atrás: en su situación familiar. Nuestro modelo aboga por aprovechar los valores y capacidades que traen esos niños e impulsarlos. De este modo, de un problema se pasa a una virtud. Y otra cosa: muchos de estos niños saben mucho más de la vida, en muchos casos porque así les ha llevado las circunstancias, que los autóctonos: veámoslo como una ventaja y que desarrollen esas habilidades.

¿Cree que desde la administración se debería favorecer más la libre autonomía de las escuelas?
Creo que está más o menos aceptado que existe un currículo que debe ser común a todos los alumnos, pero se trata de un currículo de mínimos. Creo que las escuelas deberían tener la suficiente libertad, en la medida de lo posible, de hacer cosas grandes y enseñar materias transversales y comunes que están por encima de lo legalmente exigido al acabar unos estudios. En ese sentido, el fomentar la libre iniciativa de cada centro, tanto escolar como universitario, me parece algo necesario y bueno, siempre que se respeten los mínimos curriculares marcados.

¿Cuando en su programa se habla de la formación en la excelencia y en valores, a qué se refiere?
En mi opinión la situación de las familias hoy en día deja mucho que desear y esto se ha traducido en que muchos aspectos que consideramos positivos de por sí, en las propias familias no se enseñan. Hablo por ejemplo del respeto a las personas mayores, el respeto al medio ambiente… Creo que las sociedades han cambiado; la poca dedicación de muchos padres a las familias hace que los valores se transmitan a través de la TV, de los videojuegos, de internet… Y esos valores, muchas veces, dejan mucho que desear. Considero que es la familia el primer núcleo de formación de las personas, y el más importante. La escuela, por decirlo de algún modo, es la subsidiaria de esa formación y debe estar ligada a los padres, en equipo con los profesores. Veo también una falta de empatía en los chicos. En general, saber ponerse en la piel del otro. Quizá sea también por la falta de reflexión en las cosas, y esto es algo que se debe enseñar también en los colegios.

Y esta situación, tiene también su consecuencia en las aulas, por la situación de  violencia que a veces viven alumnos y profesores…

Hay que tener cuidado porque podríamos pensar que la violencia escolar es un tema muy generalizado y la verdad es que no es así. Si de 700 alumnos, 4 ó 5 sí son indisciplinados, la cuestión creo que está en identificar los comportamientos y las personas y tomar medidas ejemplares y rápidas.

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