Pintamos de solidaridad gorras y camisetas

Merche Laorga, profesora de Infantil del Colegio "Ciudad de los Muchachos" de Madrid y voluntaria de la ONG Setem, nos cuenta la Semana de la solidaridad que se celebra cada curso en su centro y engloba actividades dirigidas a trabajar valores como la solidaridad, el respeto y la tolerancia a las diferencias.
Miércoles, 25 de abril de 2007
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Cada año, durante la primera quincena de diciembre, el Colegio “Ciudad de los Muchachos” organiza la Semana de la solidaridad, y desde hace tres años apoya los proyectos de desarrollo que lleva a cabo el Comité Perú Hatary de Setem. Con los niños y niñas se trabajan en el aula valores como la tolerancia, respeto a las diferencias, solidaridad, compartir… a lo largo de todo el año, y cuando llega el momento se les presenta el proyecto y la actividad que van a realizar con motivo de la Semana de la solidaridad.

El primer año se realizaron unas camisetas que los niños decoraron con pintura de tela estampando sus manos en colores. La cantidad recaudada se destinó a la compra de medicamentos para la malaria, anemia y leche maternizada para paliar la desnutrición infantil. Estos medicamentos fueron destinados para abastecer los botiquines comunales de la ribera del río Cainarachi en el departamento de San Martín en la Amazonía peruana.

Al año siguiente se siguieron haciendo camisetas, pero esta vez en azul, y lo que estamparon los niños con sus manos fue una paloma de la paz. El dinero recaudado se destinó a la construcción de un nuevo botiquín comunal, pequeño hospital de selva en el que un promotor de salud atiende los problemas higiénico- sanitarios de su comunidad.

Este curso el centro decidió decorar gorras en las que los niños de tres años pintaron una carita, los de cuatro años, un gusano, y los de cinco, un muñeco. Esta gorra la usan siempre que van de excursión, salen al parque, etc.

El dinero recaudado va a ser destinado a la compra de los materiales para la construcción de un albergue escolar en Paropata, comunidad situada a 4.600 metros de altura en el departamento de Cuzco (Perú), de manera que pueda acoger, durante la semana, a niños de Primaria para que no tengan que caminar cada día entre una y tres horas de ida a la escuelita y otras tantas de vuelta. Se trata así de mejorar su rendimiento escolar.

Para las familias cada año se elaboran carteles y circulares informativas en los que se detalla el proyecto al que va a ir destinado su donativo.

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