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El fracaso escolar vuelve a dispararse

De tapadillo, cuando se ha cerrado el curso, y sin que ningún político presente los datos, los justifique o –cuanto menos– se digne dar la cara, el Ministerio de Educación ha dado a conocer (es un decir) los datos de la Educación española. Y, como viene siendo habitual en las últimas fechas, no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la Logse.
Miércoles, 11 de julio de 2007
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Evolución del fracaso escolar en España (2000-2005). Todos.
              Diferencia Diferencia
  2000 2001 2002 2003 2004 2005 2004-2005 2000-2005
Asturias 17 15,9 16,7 14 19,8 14,9 -4,9 -2,1
País Vasco 18 17,8 17,4 18,5 13,6 16,5 2,9 -1,5
Navarra 19,6 18,4 20,9 20,3 17,1 18,5 1,4 -1,1
Castilla y León 23,1 22,6 22,4 23,9 20,2 20,9 0,7 -2,2
Cantabria 23,8 19,1 23,3 21,1 22,8 22,9 0,1 -0,9
Galicia 26,9 24,1 24,7 23,7 23,5 24 0,5 -2,9
Aragón 24,6 24,6 24,8 24,5 27,4 25,7 -1,7 1,1
Madrid 25,7 24,1 25,4 25,7 25,9 26,4 0,5 0,7
Cataluña 24,5 24,6 24,5 25,4 25 27,8 2,8 3,3
Rioja 26,5 25,7 32,9 30,2 28,2 28,4 0,2 1,9
ESPAÑA 26,6 26,6 28,9 28,7 28,5 29,6 1,1 3
Castilla-La Mancha 34,7 33,4 35,2 33 32,3 30,2 -2,1 -4,5
Extremadura 34,6 34 36,2 32,8 32,4 32,9 0,5 -1,7
Murcia 35,6 34,9 34,7 33,8 34 33,4 -0,6 -2,2
Andalucía 26,7 27,1 33,8 33,5 33,6 34,7 1,1 8
Canarias 32,3 32,5 35,3 33,5 33,4 35,2 1,8 2,9
C. Valenciana 25,3 30,8 32,8 32,2 32,7 35,9 3,2 10,6
Baleares 35,1 35,5 33,5 36,8 37,2 38,2 1 3,1
Melilla 47,7 45,1 43,4 49,4 47,2 42,4 -4,8 -5,3
Ceuta 47,5 47 47,3 53,4 42,6 49,9 7,3 2,4
FUENTE: MEC. Series por CCAA.

Porque a lo largo de los miles de datos es difícil encontrar alguno positivo, aparte de que el sistema sigue funcionando. El dato más importante de nuestro sistema educativo es el fracaso escolar. Esto es debido a que las estadísticas de Primaria y ESO (promoción, idoneidad, etc.) parecen confluir en este dato, y además, la no graduación en ESO, por la peculiar estructura del sistema educativo Logse –que no deja seguir estudiando sin título– determina de forma radical el porcentaje de jóvenes que siguen estudiando para sacar un título en Secundaria posobligatoria o en la Universidad.
Pues el fracaso escolar, que llevaba prácticamente estancado tres años (28,9% en 2002; 28,7% en 2003 y 28,5% en 2004), se ha vuelto a disparar, situandose en el 29,6%. Es un 1,1 puntos superior a la del año pasado, tres puntos superior a la cifra de 2000 y el mayor desde la aplicación de la Logse.

130.000 alumnos

Esto quiere decir que en 2005 130.000 alumnos salieron de la enseñanza obligatoria sin título alguno, y sin que el sistema les permita reengancharse de una forma efectiva. Por lo cual, como es bien sabido, no obtendrán un título de Secundaria superior, pasando a ingresar en lo que en la UE se conoce como abandono educativo temprano.
La cifra del fracaso escolar es la que marca los dos indicadores educativos fundamentales de cara a los objetivos de Lisboa: el mencionado abandono temprano y el nivel de logro educativo de los jóvenes. Aunque, como ya anunció MAGISTERIO, es matemáticamente imposible cumplir los objetivos de 2010, algunas voces en el MEC y en el PSOE hablaban de conseguir reducir la cifra de abandono temprano en cinco puntos –un objetivo ciertamente modesto, por cierto.
Pues bien, con este nuevo dato ya se puede decir que España no reducirá esos cinco puntos de cara a 2010, por mucho que se modifique el sistema de promoción del Bachillerato. Sencillamente, porque el problema no está sólo en el Bachillerato, sino que empieza cuando un porcentaje muy amplio de los alumnos  –vamos camino de la tercera parte– no seguirán estudiando.

Inmigrantes

Una de las causas del aumento podría deberse al aumento de los inmigrantes –de hecho, el aumento de extranjeros de 16 años aumentó entre 2004 y 2005 un punto y medio–, pero tal afirmación no está del todo clara: algunas comunidades con mayor aumento de inmigrantes, como Madrid o La Rioja apenas empeoraron unas décimas, o incluso lo disminuyeron (Murcia), mientras que en toda la cornisa cantábrica, con mucha menos presión inmigratoria, los aumentos de la tasa de fracaso fueron similares o incluso mayores.
Además, los aumentos de la inmigración no pueden hacernos olvidar que España rondaba el 29% de fracaso escolar cuando apenas había inmigrantes escolarizados en la ESO.

Por comunidades

La fuerte descentralización de nuestro sistema educativo hace que los resultados de cada comunidad autónoma sean cada vez más dispares. Hay más de 23 puntos de diferencia entre la mejor y la peor comunidad autónoma. hay 14 puntos de diferencia entre los chicos y las chicas, a favor de estas últimas (este dato sigue siendo obviado por todas las políticas públicas, cuando es una clara muestra de la desigualdad del sistema).
Por ejemplo, la probabilidad de una alumna asturiana de fracasar en la escuela es del 10,6%, mientras que la de un varón nacido en Baleares es del 44,1%: nada menos que 33,5 puntos de diferencia en un sistema educativo que se supone no sólo el mismo, sino que además presume de equitativo.
Como pueden ver en la tabla y en el mapa de portada, existe un condicionante geográfico en el fracaso escolar: mientras que el noroeste peninsular sale bien librado, entre el 15 y el 25% de fracaso, la mitad sur y el levante español, además de los archipiélagos, se encuentran en cifras entre el 30 y el 40 %.
En otro nivel se encuentran Ceuta y Melilla, gestionadas directamente por el Ministerio de Educación, y que tienen un fracaso superior al 40%.
En cuanto a la evolución en el último año, las cosas están más repartidas: este año tan sólo mejoran, con respecto al anterior, cinco comunidades: Asturias, melilla, Castilla-La Mancha,   Aragón y Murcia. Las caídas mayores se dan en Ceuta, Comunidad Valenciana, País Vasco y Cataluña, además de entre las mujeres andaluzas.

Desde 2000

Pero si tenemos en cuanta la evolución desde el año 2000, los comportamientos entre las comunidades han sido muy variados en estos seis años. Como puede verse en el mapa superior, mientras que Castilla-La Mancha ha mejorado claramente sus cifras –además de conseguir bajarlas año tras año, paulatinamente– hasta descender un 4,5% desde que asumió las competencias, en el lado contrario tenemos evoluciones en extremo preocupantes: Andalucía aumenta su fracaso escolar en ocho puntos desde 2000, mientras que la Comunidad Valenciana consigue superarla y llega hasta los 10,6 puntos de crecimiento del fracaso escolar.
Pero no sólo va mal el fracaso escolar: esta cifra es tan sólo un indicador –ya hemos dicho que el fundamental por su significación– del sistema, pero que se ve acompañado de otros empeoramientos: tasas de escolarización, de idoneidad, de graduación en posobligatoria, en la universidad…


Un nuevo cálculo del fracaso escolar

Como ya publicó MAGISTERIO hace unos meses –en concreto, en el número del 13 de abril–, la oficina estadística del MEC ha adaptado la fórmula del cálculo del fracaso escolar a la Unión Europea. La nueva fórmula de cálculo reduce ligeramente los porcentajes que publicamos en el número de septiembre de 2006, pero lo sustancial sigue en pie.
El caso es que tanto con el cálculo antiguo como con el nuevo, las cifras oficiales del fracaso escolar han vuelto a dispararse tras tres años de contención, dejando sin título de Educación Secundaria Obligatoria a unos 130.000 alumnos de 16 años.
Aunque dicho aumento coincide con el primer curso completo del  Ministerio actual (entonces comandado por Mª Jesús Sansegundo), lo cierto es que sólo tiene responsabilidad directa de lo ocurrido en Ceuta y Melilla. Y, curiosamente, los resultados de una y otra ciudad autónoma están en las antípodas: mientras que Melilla mejora el fracaso en casi cinco puntos, Ceuta lo empeora en más de siete.


La evolución del fracaso escolar aumenta aún más las diferencias entre comunidades

FUENTE: Elaboración propia sobre datos del Ministerio de Educación.

Los últimos seis años del fracaso escolar en España, que corresponden a los de la plena implantación de la ESO –fruto de la aplicación de la Logse– muestran no sólo que nuestro sistema educativo empeora paulatinamente, incapaz de abordar con garantías los nuevos retos de la sociedad española, sino que además está aumentando las diferencias entre las comunidades que mejor van y las que más renquean.
Por ejemplo, todo el noroeste peninsular, salvo La Rioja, mejoraron sus resultados con respecto al año 2000, mientras que todas las comunidades mediterráneas empeoran marcadamente, salvo Murcia.
En concreto, en 2000, las diferencias entre la mejor (Asturias) y la peor (Murcia) era de 18,6 puntos: en 2005 esa distancia entre la primera –otra vez Asturias– y la última –esta vez Baleares– es de 23,3 puntos.
Situada en la zona mala por resultados en el año 2000 se encontraba Castilla-La Mancha, que desde entonces ha tenido una evolución lenta pero segura alejándose de los puestos de cola, consiguiendo situarse casi en la media española. Su evolución en los últimos seis años, de 4,5 puntos, es con mucho la mejor de España, además de carecer de altibajos. En esta zona más degradada, pero con una evolución positiva, se encuentran también Extremadura (que ha mejorado 1,7 puntos) y Murcia (que reduce su fracaso escolar en 2,2 puntos).
Caminos muy distintos a los de Cataluña o Baleares, que empeoran algo más de la media española, y por supuesto que los de Andalucía y Comunidad Valenciana: ambas comunidades partían en 2000 de posiciones cercanas a la media española, y hoy se sitúan por méritos propios en los puestos de cola. Andalucía ha empeorado ocho puntos, y la Comunidad Valenciana  más de diez.


…Y el gasto público en Educación en relación al PIB no crece en 2005


FUENTE: Elaboración propia sobre datos del Ministerio de Educación.
NOTA: El dato de 2005 es provisional.

Los datos publicados por el Ministerio de Educación guardan más sorpresas. No sólo crece a partir de 2005 aún más el fracaso escolar, mientras descienden las tasas de Bachillerato y se estancan las de Formación Profesional, mientras las tasas de idoneidad a partir de los 14 años caen de nuevo… Tampoco es que vayamos especialmente boyantes con respecto al gasto público en Educación en relación al PIB.
Aunque los datos son provisionales, en 2005 los datos del Ministerio de Educación muestran una caída de una décima del indicador (hay que tener en cuenta que una décima del PIB son 900 millones de euros o 150.000 millones de las antiguas pesetas). Examinados los datos con atención, la mayor parte del descenso del PIB no es achacable al gasto en Educación no universitaria, sino que la caída del gasto se concentra en su mayor parte en Cataluña, en concreto en la Educación universitaria.
Pero, prescindiendo de la Educación universitaria, la Educación no universitaria permanece paralizada desde hace un lustro –eso sí, en un contexto de crecimiento del PIB nacional–, y las promesas políticas no parecen haber cambiado esta tendencia al estancamiento.

Gasto estancado

En el año 2000 el gasto público en instituciones de Educación no universitaria era de 3,00 puntos del PIB: en 2005 la cifra ascendía al 3,01 (2,95 en 2001; 3,02 en 2002; 3,00 en 2003 y 2004). Si nos concentramos en el gasto del Ministerio de Educación y de las Administraciones educativas de las Comunidades Autónomas, tampoco es que podamos hablar de grandes variaciones: si en 2000 era de 2,84 puntos, en 2005 la cifra era de 2,80 (2,79 en 2001; 2,84 en 2002; 2,80 en 2003 y 2,79 en 2004). Como pueden ver, a pesar de los anuncios de incremento de gasto destinado a Educación, este no aparece por ninguna parte.
Hay que tener en cuenta que aún no se había aprobado la memoria económica de la LOE (cuyos incrementos de gasto más importantes comienzan en 2006), pero aún así muchos lectores recordarán que el Ministerio de Educación anunció a bombo y platillo unos incrementos porcentuales enormes en cuanto al gasto. También recordarán que en MAGISTERIO concluimos que el incremento de gasto era mínimo, y que era un mal comienzo para cumplir la promesa de elevar en un punto del PIB el gasto en Educación. Pues bien, el Ministerio de Educación gastó en 2003 seis centésimas del PIB; en 2004 volvió a gastar seis centésimas del PIB; y en 2005, a pesar de los aumentos espectaculares, volvió a gastar seis centésimas del PIB. Parece ser que la única manera de que en España se pueda subir este gasto será… hundiendo el PIB.


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