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¿De dónde viene el fracaso escolar? (II)

Jueves, 6 de septiembre de 2007
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La preocupante ‘invisibilidad’ de los alumnos con fracaso escolar

Uno de los datos indirectos que facilita la encuesta, y que debería preocupar a las autoridades, es la invisibilidad en las encuestas de los alumnos con fracaso escolar. El INE reconoce que mientras que la falta de respuesta –ya sea por ser ilocalizables, ya por negarse a contestar– entre los individuos que han acabado Bachiller es del 14%, mientras que entre los que no han obtenido el título de ESO es del 40%.
Hasta ahora se habían detectado desajustes entre los datos obtenidos del sistema educativo y los obtenidos a partir de encuestas, como la EPA (Encuesta de Población Activa). Por ejemplo, los datos de la EPA no detectan todo el fracaso escolar, y lo reducen bastante. [Un inciso: el MEC se agarra al dato de la EPA de nuevo para dar la impresión de que el fracaso no es tan preocupante; curiosamente, el único organismo competente para expedir el título de ESO es el MEC; pero el MEC no facilita datos sobre el número de títulos de ESO emitidos…].

Falta de respuesta

Como se puede ver en las tablas de nivel de estudios de los padres (en la página anterior), la falta de respuesta es mucho mayor entre los colectivos menos formados que entre los más formados. Es un fenómeno conocido por los especialistas en encuestas.
El problema es que datos fundamentales como el abandono educativo temprano, o el nivel de logro educativo de la población joven (son dos de los indicadores educativos fundamentales de la UE) se basan en datos de la EPA, y los datos de Etefil indican que es posible que exista un sesgo en estos resultados que dejen de incluir un porcentaje “invisible” de personas que harían aún más preocupantes los indicadores, y que hasta ahora no habrían sido detectadas.


¡Hay más hijos sin título que padres sin título!

Fracaso escolar por redes y sexos. Curso 2000-01
  Todos Hombres Mujeres
Pública 33 41,7 23,6
Concertada 13,9 18,2 9,7
Privada 3,6 5,6 sd
Todos 26,5 33,8 18,9
FUENTE: Elaboración propia sobre datos de Etefil 2005


Una de las evidencias más preocupantes que se entresacan del análisis de los datos de Etefil es que hay más alumnos sin título que padres sin título. Por supuesto, no es el mismo título, y además los alumnos aún tienen oportunidades para obtenerlo –aunque, como veremos en el siguiente epígrafe, no está nada claro que lo hagan.
El caso es que el 14% de los alumnos tienen un padre sin titulación académica alguna, y un 15 % una madre en la misma circunstancia. Sin embargo, como se puede ver en la tabla superior, casi el 34% de los alumnos y el 19% de las mujeres abandona el sistema escolar sin título alguno. Es decir, que mientras que en el caso de las mujeres la situación no se ha agravado, en el caso de los hombres la situación es catastrófica. Aunque los alumnos que consiguen el título mínimo  lo hacen hoy tras más años de escolarización, los que no lo consiguen se encuentran en una situación sin precedentes en España en las últimas décadas.


Pero, ¿de verdad siguen estudiando?

Una de las conclusiones que sacó el Ministerio de Educación de los primeros datos de Etefil fue que buena parte de los alumnos que abandonaban la ESO sin título seguían estudiando de otra manera, fuera de la enseñanza reglada o en la Educación para Adultos, y que por tanto la cifra de fracaso escolar debía ser relativizada: los alumnos aún no habrían acabado su formación, la Logse no cierra tantas puertas, sería la idea principal.
Pues bien, un análisis de las titulaciones obtenidas por los alumnos transcurridos cuatro años de su abandono en la ESO no permite muchas alegrías. Según los datos de Etefil, sólo el 9% habrían obtenido con posterioridad el título de Enseñanza Secundaria Obligatoria. Incluso el 0,8% habría obtenido además el título de Bachillerato o de FP de Grado Superior. Sin estudios seguiría el 74%. Pero, ¿y el resto?
El MEC no tuvo en cuenta que algunas de las vías que aún existían en 2001 para obtener otras titulaciones pertenecían a la anterior ley de Educación (la LGE de 1970), y que la implantación definitiva de la Logse las hace imposibles hoy en día: eran las pruebas libres para la obtención del Graduado Escolar, y el acceso a la FP I. Como es conocido, los Programas de Garantía Social no llevan a título alguno.
Por tanto, la Logse acabó con buena parte de las posibilidades de huir del fracaso escolar que tenían los alumnos. Es más que dudoso que, a la luz de estos datos, el Ministerio de Educación pueda relativizar con tanta alegría los datos de fracaso escolar.

Titulación de los que abandonan sin título, cuatro años después
  %
Sin estudios o titulación básica 73,7
Graduado Escolar (Pruebas Libres EGB) 5
Programas de Garantía Social 3,6
ESO 9
Formación Profesional de Grado Medio 7,9
Bachillerato 0,5
Formación Profesional de Grado Superior 0,3
FUENTE: Elaboración propia sobre datos de Etefil 2005


Y una falacia menos: la concertada no es responsable del fracaso de la pública

Una de las razones aducidas con más insistencia entre el profesorado y algunos sindicatos para el fracaso de la pública –y de algunos responsables políticos, aunque estos con la boca pequeña– es que la elevada proporción de alumnos en la concertada perjudica a la red estatal. Hasta ahora los datos parciales de los que se disponía no permitían afirmarlo –más bien indicaban lo contrario–, pero los datos de Etefil lo niegan.
Si uno analiza la relación entre el porcentaje de alumnos en la concertada por comunidades autónomas, y el fracaso escolar de la pública en dichas regiones, se ve que la relación es inexistente. Hay incluso más regiones con alto fracaso escolar y escaso peso de la concertada que comunidades con fracaso escolar elevado y con mucho peso de la concertada.
Durante años han sido muchos en la pública los que han considerado a la concertada como el enemigo, el causante de los males de sus centros. No en vano, desde la implantación de la Logse se ha podido observar una huida paulatina de los alumnos de mayor estatus socioeconómico de la pública a la concertada.
Sin embargo, los nuevos datos lo niegan, además de aconsejar “buscar al enemigo en casa”. Como hemos visto en anteriores artículos, fue el cambio de legislación de 1990, y su terrible impacto en la escuela pública, el que propició la huida de la clase media a la concertada y acabó con el sistema meritocrático y compensador de la Transición. Después de derribar al resto de los enemigos, sólo uno permanece: y se sigue llamando Logse.


Correlación entre el porcentaje de alumnos en la concertada y el fracaso escolar en la pública.

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